Cuando el matrimónio acaba en crueldad emocional

Cuando el matrimónio acaba en crueldad emocional
Autor Berenice de Lara - [email protected]
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Terminar una relación afectiva sin vínculos de familia ya puede ser algo muy doloroso. Cuando la separación se produce entre parejas casadas hace muchos años, a veces décadas, con hijos, toda una historia de vida construida encima de sueños, luchas, conquistas, en fin, todo el material que constituye una vida bien vivida, el proceso puede convertirse en una verdadera pesadilla emocional. Y las personas últimamente vienen presentando detalles de refinada crueldad en tales situaciones, como he venido observando en mi práctica clínica. No basta el dolor de la pérdida, el rechazado tiene que pasar por humillaciones morales, comparaciones crueles, privaciones, chantajes con los hijos o a través de ellos, mentiras, y así sucesivamente. Todo en la vida debería ser regido por la ética, incluso cuando el amor se acaba. Nadie manda en el corazón. Está claro que puede ocurrir que el matrimonio vaya perdiendo la gracia, que la relación se vaya enfriando, y en esos casos, ambos acaban teniendo responsabilidad por la situación. Aun así, aquel que desea salir del matrimonio, no tiene el derecho de ser cruel con el compañero de esa jornada. No hay justificativa para ello, a no ser desvíos de carácter que desgraciadamente pueden hacerse evidentes en esos momentos. Oigo cosas que, con toda la exención que debo mantener como psicoterapeuta, me incomodan por la insensibilidad para con los sentimientos del otro. La pareja vuelve de la fiesta de casamiento de la hija y el marido está “extraño”. La mujer pregunta qué ha pasado y él dice que ya no la ama, que ella lo irrita, que su perfume habitual lo molesta, que quiere la separación. Pero hay más: quiere que ella abra mano de la pensión o él tendría dificultades para sostener a otra familia con el nivel a que está acostumbrado. Además, quiere quedarse con los negocios de la familia, con el plan de pensiones construido a lo largo del matrimonio, sin compartirlo con la esposa, porque ella, viniendo de una familia “más pobre”, no notaría de la misma manera el batacazo financiero. Y otros detalles que no vale la pena mencionar. Este es un caso verdadero, y cuando la mujer acudió a mi consulta, ya habían pasado dos años desde esa separación, tras 25 años de matrimonio. Ella aún estaba traumatizada emocionalmente, padeciendo fobia social y otros problemas. Otra situación: una pareja más joven. Ella era madre soltera de una criatura de dos años cuando lo conoció. Él se casó con ella, registró a la niña como suya. Él era un abogado recién licenciado, ella tenía la enseñanza secundaria. Él la animó a ir a la facultad, pagó el curso, el máster, la liposucción y retoques en el rostro. Cuando él tenía 37 años y ella 34, cuando planeaban un viaje de fin de año al exterior, ella pidió el divorcio, para irse a vivir con un chaval de 17 años, compañero de clase de su hija. Alegó, entre otras cosas, que no era posible comparar “la piel” de un joven con la del marido – si él no se daba cuenta de eso. No, él podía incluso ver la diferencia, pero emocionalmente no entendía qué significaba todo aquello. Hombres y mujeres que fueron abandonados, hablan de historias en que “fueron pillados de sorpresa” con la petición de separación. Si reflexionan un poco, verán que no ha sido exactamente así. Analizando de forma exenta, reconocerán que había signos de insatisfacción en el aire… No obstante, nadie debería aceptar la humillación, el abuso moral, la crueldad en el término de una relación que, de alguna forma, hubo un período en que fue constructiva. Las personas tienen que reaccionar, en nombre de su dignidad y para que esa conducta, que viene haciéndose frecuente, sea atajada de alguna forma. Como terapeuta, si la persona acude a mí durante ese proceso mórbido, le recomiendo un buen abogado, que se sensibilice realmente por lo que está sucediendo y defienda con uñas y dientes a su cliente (o clienta), de la conducta predatoria de su ex pareja. Y, juntamente con el seguimiento psicológico, ayudo con esencias vibracionales, para que la persona pueda superar más rápidamente el trauma de aquella situación. La esencia de Serpentinita ayuda a la persona a separar sus energías de las del otro, porque dentro de una relación afectiva también los campos energéticos se entremezclan. De todas formas, se termine de manera consensuada o no, no vale la pena arrastrar más por la vida la energía del otro, que ha quedado en su campo áurico. Las esencias de Selenita y Shiva Lingham liberan los registros de traumas emocionales de todo orden, abusos sexuales o morales, que pueden ensombrecer los días y noches de quien ha pasado por esto, dificultando su libre andadura por otros rumbos. Y me gusta mucho dar siempre Cuarzo Rosa, porque es una esencia cuyas vibraciones dan acogida, elevan la autoestima, prestan soporte emocional para la sanación de las heridas del alma. Además de esto, la fórmula del Poder Personal ayuda en la recuperación del eje del poder auto-centrado, tan necesario en esas horas. De todas formas, trato de hacer que la persona logre juntar los añicos de su vida, descarte lo que ya no sirve y en fin, pueda reconstruirla de la manera más saludable en todos los sentidos, sin arrastrar fardos inútiles, tal como favorece la Piedra Crisantemo. Para que esto suceda más rápidamente y traiga mayor consciencia de las posibilidades nuevas que surgirán, las esencias de cristales son de una ayuda inestimable y doy gracias por este instrumento de mi trabajo. Traduzido por [email protected]

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Conteúdo desenvolvido por: Berenice de Lara   
Terapeuta floral com pós graduação pelo IBEHE/UERJ e sintonizadora do sistema de essências de cristais e flores Florais de Lara-Dharma. Autora dos livros Elixires de Cristais Novo Horizonte da Cura Interior, A cura dos chakras com cristais, entre outros. Atendimento online pelo Skype e preparo de sua fórmula pessoa"
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