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El sutil desequilibrio del estrés

El sutil desequilibrio del estrés
Publicado dia 4/8/2020 11:34:56 AM em STUM WORLD

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Traducción de Teresa - [email protected]

En mi nuevo libro El Sutil Desequilibrio del Estrés (Ed. Gaia) juntamente con el psiquiatra Dr. Sergio Klepacz y mi hijo Lama Michel Rinpoche dialogamos sobre cómo la acumulación sutil de pequeñas incoherencias de nuestro día a día accionan el eje del estrés, causando sutiles desequilibrios en nuestra química cerebral. ¡Cuanto mayor sea el conflicto entre nuestros deseos internos y las realidades externas, mayor será el daño que nos estamos causando a nosotros mismos!

Cuán sabia fue mi hija a la edad de ocho años al decirme: Sólo uno mismo, que está consigo las 24 horas del día, sabe las que se pasan. A fin de cuentas, aprendemos desde tierna edad a representar un papel doble, que atiende simultáneamente a los comandos del yo privado y del yo público.
Según el neurobiólogo Dr. Daniel Siegel, en torno a nuestro segundo año de vida ya aprendemos el truco de exhibir expresiones faciales afectivas diferentes de nuestro estado emocional interno. (La mente en desarrollo Instituto Piaget, Lisboa). ¡Desde muy pronto aprendemos a proceder conforme a lo que el mundo espera de nosotros!

Sin duda, cuando nos portamos socialmente de modo apropiado, garantizamos nuestra supervivencia. Pero el punto es que pasamos demasiado tiempo adecuándonos socialmente sin darnos cuenta de lo que realmente está ocurriendo en nuestro interior. De esa forma, sin la conciencia de nuestros sentimientos genuinos, no percibimos cuando dejan de ser validados y expresados de modo coherente.

La experiencia de expresar nuestro estado mental y de que los demás perciban y respondan a esas señales es de vital importancia para nuestra salud física y emocional. Tal coherencia genera armonía y bienestar.

Con todo, son muchas las veces en que sonreímos cuando estamos tristes o nos callamos cuando queremos gritar. Representamos nuestro papel social tan bien que nos sorprendemos con la habilidad de engañar al mundo a nuestro alrededor. El caso es que al cultivar el hábito de representar ese doble papel de modo incoherente, cada vez más creamos gradualmente vínculos artificiales.

Cuánto más artificiales nos volvemos, más vulnerables son nuestros vínculos afectivos. Naturalmente siempre desconfiamos de lo que intuitivamente no sentimos como verdadero. La artificialidad genera inseguridad y desazón. Inseguros, perdemos la capacidad de generar vínculos auténticos, y, por tanto, satisfactorios. Esto ocurre en la medida en que perdemos la naturalidad para expresar nuestros sentimientos tanto como la capacidad de leer las señales genuinas de las expresiones afectivas ajenas.

¡La cuestión es que el punto de partida de este aprendizaje se produjo cuando todavía éramos bebés! Según el Dr. Daniel Siegel, el niño se sirve del estado de espíritu de un progenitor para ayudar a organizar sus propios procesos mentales. O sea, por medio de las expresiones faciales, del tono de su voz y de sus gestos, los padres enseñan a sus hijos a sentir y expresar sus emociones primarias.
Así como los colores primarios son la base para la formación de otros colores, las emociones primarias general la calidad inicial de un estado emocional como agradable o desagradable. En otras palabras, si el humor de nuestros padres tuvo influencia sobre nuestro modo de pensar y sentir, necesitamos ahora, como adultos, sintonizarnos con nuestra propia naturaleza emocional.

El humor es lo que da un punto de vista al raciocinio. Si tenemos padres pesimistas y malhumorados es probable que tengamos el hábito de desconfiar de la posibilidad de que las cosas salgan bien. Por tanto, ahora tendremos que familiarizarnos con un estado de humor que sea más favorable para nosotros. En la medida en que aprendemos a reconocer la influencia del estado de humor que cultivamos interiormente, podemos ajustarlo de modo más positivo.

El Dr. Daniel Siegel resalta: Aquel que no percibe sus sentimientos corre el riesgo de creer no tenerlos. Con todo, esto no es verdad, los sentimientos están allí, si bien será necesaria la conciencia para accionarlos. Sentir nos orienta, nos ayuda a planificar el futuro, a transformar nuestros comportamientos destructivos y a cultivar relaciones significativas.

por Bel Cesar

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Sobre o autor
bel
Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia.
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