Ando reflexionando mucho sobre un error que he cometido y observo a otras personas repetir ese patrón. Cambiar patrones tan enraizados no es fácil, no obstante, es perfectamente posible a partir del momento en que tomamos conciencia de cuánto nos perjudica esa creencia. Ese proceso de cuestionamientos hace brotar muchas preguntas:
¿Cuántas veces tratamos de encontrar nuestras bases fuera?
¿Cuántas veces nos quejamos del otro, de su falta de sensibilidad, de esto o de aquello, sin percibir el desequilibrio en nuestra propia frecuencia?
¿Cuántas veces buscamos seguridad en relaciones o situaciones que no tienen sintonía con nuestra esencia?
¿Hasta qué punto sufres la influencia del “modelo” impuesto como aceptable y cierras la puerta a las señales de tu propio cuerpo?
Sí, tu cuerpo emite señales. Tu cuerpo es inteligente, capta la desarmonía y la discordancia y hace sonar la alarma. Es preciso escuchar con atención esas llamadas al cambio. Pon tu atención en ti. Percibe tu respiración, escucha tus dolores, conéctate con tu vibración y haz el diagnóstico claro con la voz del corazón. Descubre tu fuente y encuentra el lugar sagrado para beber el agua saludable de tu sabiduría.
Aunque te encuentres en un enmarañado de enredos, como en una encrucijada que indica muchas direcciones, ten la seguridad de que serás capaz de elegir tu ruta y seguir tu camino. El apoyo principal está en ti mismo. Haz el ejercicio de escuchar tu silencio, de sumergirte profundamente en tu luz y sombra y verás que muchos conflictos que juzgas estar en el otro están en llamas en ti. Con el dolor he aprendido que muchas disfunciones físicas tenían raíces en lo emocional y hoy estoy aprendiendo a ver con más nitidez que hay diferentes e integrados planes en comunión: físico, mental, emocional y espiritual.
Hoy valoro mucho más el silencio, la oración, la meditación y la paz que siento por estar ensanchando mi conciencia sobre la importancia de la energía de la cual formo parte. Ya reconozco la actuación de mis chakras y veo cómo cada ser humano es un gran ejemplar de esa conexión de la naturaleza que tiene ejemplares de ondas energéticas de distintas formas. Nuestro ADN es una espiral de conexiones, es una red interconectada. Nuestro cuerpo tiene memoria celular y advierto que hay tantas conexiones y tantas frecuencias.
La sencillez y la complejidad se entremezclan. Todo es una unidad y comprender que nuestra unidad es una bendición nos hace tener conciencia de la inmensa responsabilidad que tenemos en esta jornada. No desperdicies la luz de tu fuente. No tengas miedo de encontrarte a ti mismo. Pon tu atención en ti y descubre un portal de informaciones valiosas para que cultives un diálogo contigo mismo y compartas su lectura con quien amas. Permite que la gratitud inunde tu ser, agradece por la dádiva de la vida, respira y conmueve tus sentidos con el amor.
por WebMaster
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Publicado dia 5/24/2012 12:49:53 PM em STUM WORLD
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