La Numerología tuvo su origen hace milenios. Es una ciencia tan antigua cuanto el origen del Universo. Fue enseñada y practicada con éxito desde los más remotos tiempos.
El ejercicio de los números nos ha sido transmitido por los griegos y los romanos, que han traído los números a occidente. El filósofo Pitágoras, en el siglo VI a.C., considerado el “Padre de la Numerología”, estableció una verdadera correspondencia metafísica entre los números y los arquetipos, símbolos esenciales de la vida.
Hasta los días de hoy el hombre continúa sirviéndose de los números como medio de acceso al conocimiento que está más allá de su mente racional.
La Numerología se ha vuelto, pues, el estudio esotérico de los números, correlacionándolos con las letras del alfabeto. Cada número representa un área de experiencia humana y cada letra corresponde a un número, recibiendo por tanto su vibración y atrayendo su experiencia.
Así podemos llevar a cabo el levantamiento numerológico de una persona o de una empresa, siendo necesario el nombre completo o razón social y la fecha del nacimiento o de la fundación.
El nombre de una persona revela los rasgos más marcados de su personalidad, además de identificar su grado de evolución, revelando quiénes realmente somos y qué tenemos que aprender y desarrollar; cuenta, pues, nuestra historia, y es nuestro Registro Akáshico (La “Mochila”).
La fecha de nacimiento, que es el momento en que arribamos al plano físico, muestra el tipo de camino de vida que hemos venido a recorrer; representa el Proyecto de Vida, diseñado por el Plano Cósmico según las necesidades individuales de aprendizaje, cuyo objetivo es la ascensión espiritual (La “Cábala de Vida”).
Cada vida humana es el resultado de una serie única de causas y efectos, es una condensación de acciones pasadas, algunas de las cuales proceden de muchas vidas atrás.
¡Somos, en la vida presente, el resultado de las impresiones más significativas de nuestras vidas pasadas!
A través del Mapa Numerológico podemos identificar la síntesis de todas las experiencias de las vidas anteriores de una persona, pudiendo así orientarla en lo que concierne a su función cósmica en la vida presente, a su misión, trayectoria práctica, nivel de experiencias que la naturaleza requiere para su desarrollo e incluso comprender los aspectos más descuidados en el pasado.
Vemos, por tanto, que es un estudio que tiene por objeto el auto-conocimiento: quiénes somos, nuestro proyecto de vida y las vibraciones que ejercen influencia sobre nosotros.
¡Descartamos de forma absoluta cualquier referencia como “arte adivinatorio”!
“En determinado momento del hombre, éste estaría siendo catalogado, pues cada ser que habita la tierra tiene un código, una vibración que puede ser manifiesta o no. Muchas veces, una persona potencialmente fuerte – o incluso fuerte – no logra manifestar esa fuerza, no consigue expresar esa sabiduría. Como todo tiene un registro numérico, como todo está identificado a través de un código, somos capaces de comprender ese lenguaje, y esto requiere una gran sensibilidad, una gran intuición. La vida es un movimiento de dentro a fuera, y nosotros somos la imagen y semejanza del Creador. A partir del “hágase la Luz”, todo cuanto estaba en oscuridad, todo aquello que no existía, pero que potencialmente ya tuvo posibilidades, pasó a ser concreto, y entonces en el momento en que dices SÍ a la vida, tu vida sucede.”
Recordad todas las mañanas que existen puntos de luz dentro de vosotros. Es importante despertar el lado bonito que hay dentro de nosotros. Si despertamos ese lado bonito, percibimos que somos la expresión de Dios. Somos hoy lo que hemos creado dentro de nosotros: bonito – feo – delgado – gordo – alegre – depresivo... pues a lo largo del tiempo, hemos creado nuestra forma final para hoy.
Si nuestro corazón nos recuerda que existe vida para vivir, vivamos esa vida celebrando el amor y la alegría. Hemos de tener, pues, un mínimo de comprensión sobre la vida, lo cual requiere perdón y amor. Hablar de perdón es hablar del desprendimiento, que descarga nuestro equipaje, nuestra mochila, facilitando nuestra andadura. La persona que no sabe perdonar pierde la capacidad de vivir, se convierte en enfermo, porque la enfermedad no es más que la suma de los apegos que la persona crea para si misma durante la vida (la presente o las pasadas).
Si no perdona, va cargada con un fardo tan pesado como ella, y entonces, de pronto, puede sentir una dificultad al caminar.
Las personas que están enfermas, lo están porque se han olvidado de ellas mismas. No se perdonan, por eso no pueden perdonar al otro. Si ellas no se aman, no pueden amar al otro; si no se llevan bien consigo mismas ¿cómo van a llevarse bien con el otro? Entonces, es muy importante reflexionar sobre estas posibilidades, porque mientras vives, tú lo puedes todo.
La vida no es como la queremos, sino como es. La vida es como tiene que ser dentro de nuestro proyecto de vida. Sufrir es intentar navegar contra marea. Es importante aceptar siempre lo que la vida nos trae, decir sí a la vida. Cuando aprendemos a decir sí a la vida, las puertas empiezan a abrirse. Esta postura de aceptación de la vida exige humildad, lo cual no es lo mismo que pobreza. Humildad es tener conciencia de la vida, de los ciclos, de los aprendizajes, de las personas. Luego, no soy mejor ni peor que nadie, yo soy apenas yo, en mis límites y en mis dificultades.
Publicado dia 8/13/2008 10:42:20 AM em STUM WORLD
