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¿Has probado el sabor del rechazo?

por Rosemeire Zago

Traducción de Teresa
[email protected]

Tengo escritos muchos artículos explicando la importancia del contacto con el niño interior herido, de la verdad de nuestra historia y sobre el rompimiento del silencio del sufrimiento de la infancia, como Alice Miller sabiamente nos muestra en sus libros. Pero aun así, muchas personas no consiguen alcanzar la profundidad de ese trabajo.

Todos nosotros tenemos un niño interior herido, esto es un hecho. Raramente los padres tenían conocimiento de las necesidades emocionales de un crío, principalmente durante el período de la gestación y los dos primeros años, esenciales para nuestra formación emocional.

Cualquier tipo de abuso deja secuelas, por ello es importante relacionar esas secuelas como consecuencia del abuso sufrido y no como nuestra forma de ser. Lo cual marca toda la diferencia. Porque a partir del momento en que identifico el origen de mi comportamiento, soy capaz de cambiarlo. Mientras no tenemos consciencia del dolor original, quien estará al comando será el inconsciente, y procederemos en modo automático. Y ¿cuántas personas no hacen así?

Para quien nunca ha hecho un proceso de autoconocimiento, voy a describir un caso que ilustra bien cómo nuestras experiencias iniciales determinan nuestra vida. Voy a llamarle María. Las secuelas del abuso emocional vivido eran muy evidentes, visto que tuvo un padre totalmente ausente, y una madre que la tuvo durante la adolescencia. Naturalmente, por la dificultad que esto podía causar más de cuatro décadas atrás, el rechazo debió producirse desde el comienzo del embarazo. Y se mantuvo presente durante toda su vida.

Sus principales quejas: su necesidad exagerada de agradar, su relación con el dinero es un caos y sus relaciones amorosas muestran una repetición de pautas recurrentes, a veces como el padre ausente, otras como la madre autoritaria y agresiva. Imaginad el tipo de relaciones que su inconsciente recreaba, llenas de abusos, abandono y rechazo.

Durante el proceso, percibió que su necesidad de agradar tenía origen en su propia madre, siempre muy exigente, no ahorrando críticas a todo cuanto hacía, decía o pensaba. La necesidad de agradar empieza cuando no nos sentimos amados ni aceptados por lo que somos, y nuestro inconsciente empieza a buscar de todas las maneras posibles mostrar nuestra valía, para que en algún momento podamos recibir el amor que tanto anhelamos de nuestros padres. Y cuando no lo conseguimos, continuamos haciendo de todo, incluso ponernos enfermos, para conseguir tal hazaña. En el caso de María, ella agradaba a todos, incluso a su madre, para poder al fin sentir que era digna de su amor. No es preciso decir que cuánto más hacía para agradar, más era criticada y rechazada.

Explorando sobre el rechazo y la posibilidad de que hubiese comenzado en su vida uterina, María empezó a pensar cómo debería sentirse cuando era amamantada por una madre que la rechazó desde su gestación. Y al pensar en ello, inmediatamente le vino: sentía el sabor del rechazo. Ese descubrimiento le hizo entender el origen de su dificultad para alimentarse desde la niñez. Su inconsciente había registrado alimentación como rechazo, haciéndole sentirse rechazada cada vez que se alimentaba, y para ahorrarse el dolor que esto le causaba, evitaba comer. Esto era más evidente cuando estaba al lado de su madre, incluso en la vida adulta, siempre comiendo poco cuando estaba con ella.

Ah, ¿y el dinero? Ella recordó que durante su vida siempre oía decir a su madre que quien tiene dinero no es bueno. Imagínate a una persona que desea el amor de su madre, ser reconocida y aprobada… ¿cómo podría tener dinero? ¡Simplemente no podía!

Cuando se identifica el dolor original, o sea, cuando identificamos la primera vez que tuvimos aquella sensación, emoción o sentimiento, podemos asignarle un nuevo significado. Cada abordaje utiliza sus técnicas. En mi caso, recurro a la Imaginación Activa, una técnica de visualización creada por Jung, en la cual visualizamos cada escena y en conversación con el niño interior le decimos toda la verdad, la que no tenía recursos para comprender en aquella época.

Durante la sesiones, María visualiza y explica a su niño interior que aquel alimento con sabor a rechazo no se va a repetir, que ella puede probar a comer lo que desee, que es aceptada y amada, que no necesita ya recrear pautas conocidas porque ha comprendido lo que necesitaba aprender: que aquella madre ya no volverá a cuidar de ella, que ella sí es digna de amor, y que si sus padres no la amaron, el error no es de ser ella quien es, sino de quien no consiguió reconocer su luz, y que de ahora en adelante quien cuidará de ella es la propia María adulta, que en ese momento se compromete ¡con mucho amor!

Si te has identificado con este relato, o si éste te ha traído la comprensión sobre tu propia historia, deja tu comentario.



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zago
Rosemeire Zago é psicóloga clínica CRP 06/36.933-0, com abordagem junguiana e especialização em Psicossomática. Estudiosa de Alice Miller e Jung, aprofundou-se no ensaio: `A Psicologia do Arquétipo da Criança Interior´ - 1940.
A base de seu trabalho no atendimento individual de adultos é o resgate da autoestima e amor-próprio, com experiência no processo de reencontrar e cuidar da criança que foi vítima de abuso físico, psicológico e/ou sexual, e ainda hoje contamina a vida do adulto com suas dores.
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