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Auto-conocimiento IV

por Rosemeire Zago em STUM WORLD
Atualizado em 08/04/2020 11:34:56


Traducción de Teresa - [email protected]

Recientemente recibí el siguiente e-mail:
"He leído algunos de tus artículos y mi cuestión es: no me conozco y he venido repitiendo varios comportamientos como si fuese una compulsión, ¡no soy capaz de cambiar! Por favor, si puedes darme algunas claves te lo agradeceré eternamente."

Es importante que aprendamos con eso que llamamos repetición de patrón, puede ser de comportamiento, de relación, en fin, aquello que sin percibirlo vamos repitiendo a lo largo de la vida y que solo nos damos cuenta cuando afinamos nuestra percepción y nos ponemos a reflexionar sobre la cuestión, o entonces, cuando algunos acontecimientos insisten en repetirse con tanta frecuencia que acaban por llamarnos la atención. La repetición de patrón nos invita a reflexionar acerca de nuestros comportamientos y puede darnos claves valiosas de la importancia de nuestra historia de vida.

A fin de comprenderlo mejor, reflexionemos sobre un ejemplo muy común: una persona se casa con alguien muy autoritario, controlador, agresivo, y se producen frecuentes disputas en la tentativa de modificar esos comportamientos, y en vez de desistir, la persona insiste cada vez más, enfrentándose. Cuando estudiamos el historial de vida de esa persona, descubrimos que uno de sus padres tenía las mismas características agresivas. O sea, el patrón de comportamiento conocido retorna a su vida como si estuviese dándole una oportunidad para aprender a lidiar con aquello que no podía o no sabía cuando era pequeño y que ahora de adulto puede ser capaz, como sea defenderse, enfrentarse, en fin, lo que no fue capaz de hacer hace años.

Otro ejemplo muy común de repetición de patrón sería el hijo de un alcohólico que se casa con persona asimismo alcohólica. Como también casos de personas que están siempre en relaciones destructivas. Es como si el inconsciente, tan sabio, le hiciese repetir el pasado en una tentativa de corregirlo. Es importante preguntarse: esa repetición de patrón ¿qué es lo que quiere mostrarme? ¿Qué debo aprender con esto? ¿Qué es lo que necesito aprender a enfrentar?

Por ese y por otros muchos motivos es importante entender el inconsciente, pues sin esa percepción y/o conocimiento acabamos por no comprender muchas de nuestras reacciones, sentimientos, emociones, en fin, poco podemos conocernos. Nos parece que sabemos lo que hacemos, pero en verdad, a menudo ni siquiera conocemos los motivos que nos han llevado a proceder de determinada manera. O sea, no podemos hablar de auto-conocimiento sin citar al tan mencionado y poco comprendido inconsciente. Éste tiene un lenguaje propio, muy diferente de ese a que estamos acostumbrados al lidiar con el consciente. Su lenguaje es la simbología, las emociones.
Para una fácil y simple comprensión suelo comparar el inconsciente a un niño. Por ejemplo, si un niño deja escapar el balón al otro lado de la calle ¿qué hace? Sale corriendo a buscarlo, ¿no es cierto? Su objetivo es agarrarlo, y para ello no se preocupa de si vienen coches y lo atropellarán, si hay una zanja en medio y se caerá; simplemente cruza la calle para atrapar lo que desea.
El inconsciente trabaja de manera semejante. Por ejemplo, si en tu interior necesitas ir más despacio, desacelerar el ritmo, tu inconsciente lo sabrá, pues siempre sabe todo lo que necesitas; así, hará algo que te haga simplemente ir más despacio, puede ser una ligera torsión en el pie; si no te paras podría ocurrir algo más grave, hasta que te fijes en el recado y en el aprendizaje. El inconsciente de alguna forma siempre está en busca de tu evolución, pudiendo provocar que esto ocurra de todas las formas, ya sea por medio de un accidente, enfermedad, en fin, repeticiones de patrones hasta alcanzar el objetivo o aprendizaje.
Todo lo que sentimos, lo recordemos o no, queda registrado en nuestro inconsciente. A él se van los contenidos que alteran e influyen en el comportamiento, todo cuanto se considera agresivo para la conciencia.
Se puede decir que el inconsciente es semejante a un desván donde se guarda todo lo que no queremos ver y donde hay bastantes más cosas de lo que imaginamos. Conflictos del pasado están allí guardados, aunque siquiera los recuerdes. Pero cualquier palabra, aroma, música, acontecimiento, en fin, cualquier cosa o suceso que te los haga recordar, hará desencadenarse toda la emoción y/o dolor contenido en aquel momento, o sea, todo aquello que, por algún motivo hemos reprimido, puede venir a la superficie sin siquiera darnos cuenta.

Por eso tenemos con frecuencia reacciones que ni siquiera nosotros mismos comprendemos. Y ¿cómo hacer para conocer esa parte tan oculta, misteriosa, pero igualmente fascinante y liberadora? Mediante el procedimiento de la psicoterapia o análisis, dependiendo de la línea del profesional. Sí, hay prejuicios, pero mucho más por miedo a conocerse, debido a la propia falta de información de cómo ocurre el proceso. Las personas en general solo acuden a un psicólogo cuando están en crisis, ya sea por una separación, pérdida, enfermedad, algún cambio drástico en el modo de vida, cuando los conflictos son tantos que ya no son capaces de lidiarlos ellas solas. Pero a decir verdad, todos nosotros, en algún momento, cuando nos deparamos con la necesidad de aprender algo sobre nosotros mismos, tendemos a buscar ayuda. Esta necesidad no es señal de debilidad como muchos creen, ¡y sí el comienzo de la fuerza!

¡Es preciso tener coraje para conocernos y crecer! Puedes empezar por exigirte menos, concentrándote menos en lo que piensas sobre las cosas y más en cómo te sientes respecto de ellas. Cuánto más aprendas sobre ti mismo, más capaz serás de percibir los motivos que te llevan a tomar algunas decisiones, a presentar ciertas reacciones. Por eso insisto en decir que no existe una receta para elevar la autoestima, todo depende de un largo y valioso proceso que se llama auto-conocimiento, pues solo cuando nos conocemos podemos darnos cuenta de nuestra real valía.

Quienes no se conocen difícilmente tendrán una buena relación con los demás. Así es, la falta de auto-conocimiento no afecta solamente a la relación con nosotros mismos, también con las otras personas. Sí, el auto-conocimiento requiere un constante ejercicio de diálogo interno, de reflexión; lo que sabemos es que muchos huyen, prefiriendo, como si no tuviesen otra opción, escuchar el ruido externo, a fin de evitar escucharse a sí mismos. ¡La esencia divina está dentro de nuestra propia alma y a cada uno de nosotros incumbe descubrir la suya!


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zago
Rosemeire Zago é psicóloga clínica CRP 06/36.933-0, com abordagem junguiana e especialização em Psicossomática. Estudiosa de Alice Miller e Jung, aprofundou-se no ensaio: `A Psicologia do Arquétipo da Criança Interior´ - 1940.
A base de seu trabalho no atendimento individual de adultos é o resgate da autoestima e amor-próprio, com experiência no processo de reencontrar e cuidar da criança que foi vítima de abuso físico, psicológico e/ou sexual, e ainda hoje contamina a vida do adulto com suas dores.
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