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Celos, el infierno del pseudo-amor posesivo - Parte 2

por Luís Vasconcellos em STUM WORLD
Atualizado em 08/04/2020 11:35:11


Traducción de Teresa - [email protected]

La interdependencia entre el Controlado y su Controlador

Esta reflexión mira abordar el punto de vista de la pareja del celoso, que generalmente se describe sólo como víctima de los celos ajenos. A decir verdad, ambos han hecho una suerte de contrato, pues así como
1- un típico controlador necesita alguien del tipo "controlable",
2- alguien que se acepta controlado necesita alguien que sea controlador, un comandante que ejerza esa función.
Si pensamos en que toda relación está invariablemente construida por contratos y, las más de las veces, esos contratos fueron inconscientemente establecidos, entonces vemos que el celoso y el objeto de sus celos viven bajo algo así como un contrato.
Son carencias que se complementan y que sumadas crean el infierno en la relación. En este caso, así como en otros muchos tipos de complementariedad, verdugo y víctima se confunden ante quien sea capaz de percibir cómo actúan las Polaridades en la vida humana y de relación.

La pareja del celoso puede ser alguien que también teme ser abandonado, pero actúa de modo pasivo y sumiso ante esta circunstancia, mientras que el celoso típico es activo y actúa sobre el otro para controlarlo y mantenerlo bajo su dominio.
Estas polaridades - la Activa y la Pasiva - surgen como una complementación y compensación entre ambos.
Las personas son atraídas hacia sus opuestos porque tratan de tornarse completas, al menos eso es lo que buscan y en cuanto a ello no resta duda.
En realidad, hemos de rendirnos al hecho de que, en las parejas humanas de todo tipo, existen también los "contratos negativos" y existen relaciones que tienen su base en aspectos nada sanos de los implicados.

Una relación madura presupone el desarrollo de cada uno, como individuo completo e independiente, más allá de sus historias familiares, y en la superación de sus "pasados vividos".
Muy importante es recordar: El otro, la pareja, merece que tú lo encuentres a ÉL (o a ELLA) y no a los fantasmas de tu pasado proyectados en él (o en ella).
Un celoso típico tiene una historia y en ella ha sido - con alta probabilidad - "desplazado", rechazado, y se siente invalidado. Un celoso típico está tan dominado por sus sentimientos de rechazo, que ni siquiera tiene al otro como foco de sus pensamientos y atenciones, su único foco está en sí mismo. Es así. ser alguien típicamente celoso aleja, separa, rompe vínculos, debilita los eslabones de unión, empobrece sentimientos como el amor, el respeto, la consideración por el bienestar del otro, que al celoso no parecen importar tan sometido como está a sus amenazadores miedos de pérdida, rechazo y abandono.

Y quien vive sufriendo por esto en la relación con el otro ¿qué puede hacer? Bueno, en la "otra cara de la moneda" puede haber conflictos de otro tipo, aunque complementarios.
Se crea ahí un contrato emocional extremadamente intenso y negativo, aunque los implicados no siempre lo perciban como negativo, porque la ilusión de que esto sea alguna forma de amor, o algún modo de demostrar que son importantes para el otro, oscurece la verdadera naturaleza del vínculo, que es negativa.
Hacerles tomar conciencia de esta complementariedad es el primer paso en la terapia de parejas con este tipo de desequilibrios.

Caso la pareja del celoso pague el precio de ir en pos de su valía y sentido en la vida, se dará cuenta de que de hecho nunca ha existido para el celoso, sino que sólo ha existido aquel o aquella que el celoso ha construido con sus fantasías de rechazo y abandono. En la práctica, nadie se equivoca demasiado si llega a la conclusión de que el celoso no llega a conocer del todo a la persona con quien está - y esto lo demuestra especialmente en el auge de sus crisis de inseguridad y rechazo.

Pero es justamente ahí donde reside el problema y la solución, pues el celoso se ve atraído y enamorado - para su propia desgracia y sufrimiento - de alguien que no soporta estar o vivir en soledad y, entonces, se cierra un círculo vicioso que estrecha y aprieta los nudos que los atan el uno al otro.
Peor que un celoso desee
1- a alguien sin vida propia y
2- que él pueda controlar, es
3- que alguien entienda que lo que hace el celoso lo hace como expresión de que le importa y ama el objeto de sus celos..
Lo cierto es que la Inseguridad de perder al otro los une; pero la pareja del celoso por lo regular no es un posesivo en el sentido literal, sino que puede ser alguien que mantiene el dominio sobre el otro de modo pasivo, desapercibido, a través de juegos disimuladores. De ahí, gracias a sus propias inseguridades, aunque él (o ella) no trate de controlar (explícitamente) la vida del otro, el resultado es que vive lleno de temores, a perder, a la soledad, y quizá se guíe por el refrán: "ni contigo ni sin ti". Puede que pasen por su cabeza los pensamientos: "Si de hecho no tengo una compañía, una pareja, al menos tengo a alguien a mi lado a quien parezco importarle".

La pareja de un celoso típico tiene asimismo una especie de misión psicológica que cumplir, pues sufrirá mucho ante la verdad: ha de rendirse al hecho de que ya está solo, se siente solo y desacompañado, al lado de alguien que sólo tiene ojos para su propio ombligo y sólo se ocupa de sí mismo y de sus propios temores, que nunca cesan. La atención redoblada que un celoso típico ejerce sobre el otro parece servir también para que el objeto de los celos construya una sensación/ilusión como: "a alguien le importo mucho" o bien "soy importante para alguien".
No por casualidad, justamente de una real soledad es de lo que la pareja de un celoso típico puede estar huyendo.
Cada cual tiene motivos diferentes para vivir en este contrato; el celoso es activo y no quiere perder. Su pareja, en cambio, puede ser, por ejemplo, alguien muy necesitado de atención.
Hay problemas y estos se pueden solucionar, y hay conflictos, pero estos son insolubles. Llamaré aquí "conflicto insoluble" al construido por personas que no admiten estar en él y prefieren aparentar que no necesitan ayuda para superar sus problemas. Desgraciadamente, estas personas existen en ambos lados de un "conflicto insoluble". Los conflictos de este tipo se basan en complementariedades típicas. Para un controlador, un controlado; para un posesivo, uno que se deja poseer; para un activo, un pasivo.
Mi exageración aquí es a propósito y se debe al hecho de que no me es posible saber el grado de negatividad que cada persona puede estar alimentando. Al menos, la descripción de este cuadro conflictivo debe servir como advertencia.
Un celoso típico es totalmente ciego respecto de las consecuencias de lo que entrega y de lo que provoca en una relación; y quien debía denunciar este triste estado de cosas por lo regular no lo hace, posiblemente por estar también perdido de sí mismo, por razones distintas y complementarias, pero aún así igualmente perdido en una relación. A menudo esta sensación ya surge tras un breve espacio de tiempo, y lo único que queda son obligaciones y deberes del uno para con el otro.

En ningún sentido el cuadro aquí descrito es una coincidencia, sino que es fruto de la acción de Polaridades en el momento en que inconscientemente se construyó el contrato.


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luis
Luís Vasconcellos é Psicólogo e atende
em seu consultório em São Paulo.



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