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El Administrador del Dolor - Parte 1

por Luís Vasconcellos em STUM WORLD
Atualizado em 15/10/2009 13:18:31


Traducción de Teresa - [email protected]

Cualquier persona podrá notar que huir del dolor y de cualquier tipo de desplacer es la prioridad principal.

Cualquiera puede comprobar la presencia, en su vida psicológica, de una función que se asemeja a un GUARDIA, siempre siseando en sus PROPIOS oídos advertencias, recriminaciones, ponderaciones y argumentos tenidos como absolutamente razonables y racionales, de modo general.

Instintos poderosos – que indican la necesidad de garantizar y sostener nuestra seguridad y bienestar personales – están por detrás de esta función psicológica.
Un GUARDIÁN maduro e inteligente es bueno tenerlo, pero éste es democrático y tolerante... Ya un GUARDIA es pesado, entrometido, tenso y angustiado, pues teme sufrir, perder, ser derrotado, ser muerto y, siendo así, se resguarda demasiado y acaba enredando el vivir de su protegido – en este caso, nosotros mismos – en una tela de inseguridades y de temores considerados entonces como los más justificados.
A nadie se le ocurre la INSENSATEZ de desconsiderar el discurso íntimo de su máximo protector (¡SIC!)... Pero, ¿será que este discurso es de veras lo que CREEMOS que es? ¿Será que lo que proyectamos en la realidad, como por ejemplo, temores e inseguridades, están de veras justificados y son apropiados a la situación y a los demás? ¿Será que de hecho corresponden a la realidad? ¡Sabemos que, con frecuencia, la respuesta es NO!

El ADMINISTRADOR DEL DOLOR recibe de nosotros, en tierna edad, una especie de procuración para pensar y proceder en nuestro nombre. Se puede decir, inclusive, que es él quien piensa por nosotros...
Él es, digamos, nuestro REPRESENTANTE OFICIAL en los encuentros con los demás y en nuestra adaptación al mundo FÍSICO, familiar y social.

Para que cada cual descubra dónde posee un ADMINISTRADOR DEL DOLOR activo y funcional, no hace falta más que poner atención a todo aquello que evita, a todo aquello de que huya o tenga miedo o lo sienta como amenaza despropositada. Para cada uno es diferente, pues no es difícil notar que lo que para nosotros es terrible puede ser neutro o indiferente para otros.
Mira hacia aquello que odias, hacia lo que te causa reacción afectiva de negación y de repugnancia, mira hacia aquello que tú – si te es posible – nunca ves, nunca haces, nunca aceptas; con lo que jamás comulgas; o sea, lo detestas, reniegas de ello y lo niegas terminantemente. Así es como nos aproximamos a los contenidos de experiencia y de vivencia que se convierten en núcleos centrales del funcionamiento del ADMINISTRADOR DEL DOLOR.
Con relación a estos contenidos de experiencia, memorias, sensaciones, imágenes visuales, olores, relacionados con situaciones de pico de tensión traumáticas o desagradables, el único modo de que sea posible tomar conciencia de ellos – estas situaciones y memorias – es haciendo un examen de sus contenidos, evitando tomarlos como absolutos y permanentes, haciendo que sean relativos, circunstanciales, humanos, comprensibles y, por tanto, perdonables.

Estas memorias y experiencias, por su propio origen y naturaleza, quedan cargadas de afectos y emociones correspondientes, fijadas en el tiempo y en el espacio y que jamás nos abandonarán mientras esta configuración/situación así permanezca.
Desde que ocurra un problema de adaptación y que éste sea sufrido por nosotros – generando un sentimiento de inadecuación y de amenaza a la auto-imagen y a la autoestima – se crea, en nosotros, una instancia de mantenimiento y seguridad, una protección que se asemeja a una armadura o una membrana impermeable de autoprotección.
Exactamente como en la naturaleza, en que una cicatriz está siempre más reforzada y resistente que la piel normal – que jamás haya sido injuriada ni sufrido herida alguna – entonces el ADMINISTRADOR DEL DOLOR asume el control preventivo y estratégico de protegernos y de evitar el objeto o situación causante del trauma y del dolor/sufrimiento, de cualquier tipo.
En conclusión, se puede incluir en el proceso de funcionamiento del Administrador cualquier proceder personal, de cualquier tipo, siempre que la situación emotivamente negativa haya ocurrido. Puede ser el cantar, el jugar a la pelota, el escribir, el tocar un instrumento, el danzar, el simple apretar un tornillo y así sucesivamente. También es necesario incluir entre los procederes todo el campo INTELECTUAL/VERBAL de cualquiera de nosotros, ya que podemos pasar por situaciones de exigencias y de presión intensas en el campo del conocimiento o de la información, siempre que seamos probados/exigidos social o familiarmente.
Las personas que tienen confianza y seguridad en lo que hacen, pueden haber tenido menos dificultades de afirmación personal – en el conducirse y en la toma de decisiones – siendo saludable que hayan sido reforzadas positivamente en cuanto a estas características.
Cuando la atmósfera familiar es crítica y de negatividad, la persona puede desarrollar severas dificultades de auto-expresión.

El ADMINISTRADOR DEL DOLOR se preocupa mucho más por la posibilidad de sufrir que por la necesidad de realización y placer. En este sentido, así como en toda la vida en general, las necesidades de MANTENIMIENTO Y SEGURIDAD suplantan en mucho a las encaminadas a la PRODUCCIÓN Y CRECIMIENTO. Estas últimas también forman parte de las preocupaciones y ocupaciones de un legítimo y maduro GUARDIÁN.
El pesimismo y el minimalismo, típicos del funcionamiento del ADMINISTRADOR DEL DOLOR, se justifican por el hecho de que nuestro sistema orgánico-fisiológico ha necesitado luchar contra condiciones difíciles, para sobrevivir en este planeta, debido a diversos factores de peso como los animales cazadores – ¡nos veían como comida! – y a las dolencias en general, sin hablar del peligro constante de la muerte y del SUFRIMIENTO, infligido a unos hombres por otros hombres, y en la dificultad siempre presente de encontrar medios de supervivencia, con carencias de todo tipo en todos los grados imaginables...

Con todo, lo más importante – en el sentido individual – es conseguir reconfigurar el ADMINISTRADOR DEL DOLOR para que deje de ser un GUARDIA y actúe como GUARDIÁN. Esto da un gran trabajo (¡en la terapia!), pero el esfuerzo vale la pena.

De modo general el ADMINISTRADOR DEL DOLOR es muy rígido y no sabe lidiar con pares de opuestos O con paradojas de cualquier tipo.Ejemplificando: Una persona puede sufrir, tanto el vicio de la pasividad como el de la actividad. El problema es el VICIO en una – siempre la misma – calidad de respuesta a la vida.
Es ahí donde reside la rigidez del ADMINISTRADOR DEL DOLOR: desarrollar una solución aparentemente permanente para las dificultades de la vida; y en esto él se olvida – porque no es VERDADERAMENTE una instancia de funcionamiento de nuestra RAZÓN – de que la vida no es para SOLUCIONAR ADMINISTRATIVAMENTE: la vida es para ser VIVIDA, EXPERIMENTADA...

Continuará...


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luis
Luís Vasconcellos é Psicólogo e atende
em seu consultório em São Paulo.



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