Voy a hablar de una práctica muy simple que es un poderoso generador de prosperidad. Tal vez ya lo conozcas, pero siempre es necesario recordarlo. Las cosas más simples y obvias normalmente son las que dan más resultado y al mismo tiempo son las que más dejamos de practicar. Pero primero voy a hablar sobre algo negativo que debemos reconocer y abandonar.
Existe un hábito muy común enraizado en el inconsciente colectivo que la mayoría acostumbra practicar bastante y es el hábito de reclamar: del gobierno, de la lluvia, de la falta de tiempo, del marido, de la mujer, de los hijos, del trabajo, del jefe, de la comida, del embotellamiento, de las cuentas, del propio cuerpo, del ruido, del sueldo, de la edad, de algo que se rompió, de la incompetencia de alguien, de alguna cosa que no salió como lo planeamos, de la fila, de los precios, de los políticos, del calor, de la justicia, de los pozos en la calle, de la velocidad de internet, de los vecinos, de la empleada doméstica, del semáforo que no cerró, de los defectos de los otros, de la suegra, del Brasil, de los mosquitos, del profesor, de la atención en algún lugar, de la demora del ómnibus, de la falta de lugar para estacionar, del éxito de los otros, de la falta del propio éxito, de no conseguir cambiar, de la computadora que trabó, de la violencia, de la TV, de la época actual, de una injusticia sufrida, etc., etc., etc.. Esta lista podría llenar muchas páginas.
¿Qué tipo de sentimiento surge cuando comenzamos a reclamar? Ciertamente algo incómodo. Aún así, sentimos un impulso de reclamar. Es como un vicio que por un lado causa incómodo pero que, por otro lado, causa una sensación de placer. Tal vez un placer mórbido. Cada vez que reclamamos algo, el vicio se fortalece y aquel sentimiento negativo que está en el fondo del reclamo también. Y es uno de los mecanismos más comunes que el ego utiliza para generar negatividad y fortalecerse. Desde el punto de vista práctico, es raro que algo o alguien cambie por el hecho de reclamar, pero aún así continuamos. Y hay algunas cosas que realmente jamás cambiarán por nuestro reclamo como el clima, el embotellamiento y otras.
Una aclaración: señalar alguna cosa que no salió conforme debería no es necesariamente reclamar. Viene un plato frio en el restaurant y lo devuelves. Eso es legítimo. Podemos hablar serenamente, apenas como una observación para el mozo, o puede ser dicho con un sentimiento de irritación, que es lo que está por detrás de todo reclamo.
Cuanto más reclamamos, más nuestra mente está agudizada para encontrar más situaciones para reclamar. La mente tiene un mecanismo de filtrar y prestar atención a aquello que creemos importante. Cuando una mujer está embarazada o apenas queriendo embarazarse, ella verá muchas embarazadas. Mucho más de lo que veía antes. Cuando pensamos en cambiar el auto y adquirir un determinado modelo, tendremos una gran tendencia a ver con mucha más frecuencia ese tal modelo. Lo mismo sucede cuando nuestro foco es ver cosas negativas.
El reclamador profesional encontrará siempre un defecto que lo hará sentir incómodo. Él puede estar en un lugar maravilloso pero su mente fue entrenada para ver aquello que no está en conformidad con sus expectativas. De forma inconsciente, dará importancia a las pocas cosas negativas que encontró que para la buena parte de la experiencia causando un mal estar a si mismo y también a los otros con sus comentarios.
Aparte de eso, por lo que se conoce por ley de atracción, ocurren las llamadas coincidencias o sincronicidades conforme la cualidad de nuestros sentimientos y pensamientos. La negatividad emocional generada por el hábito de reclamar acaba atrayendo más situaciones negativas. Y es así que muchas personas van hundiéndose cada vez más en la negatividad sin siquiera percibir.
Tomar consciencia de esa negatividad es importante. Pero aún más importante es disolverla. Siempre que encuentro ese tipo de sentimiento en los pacientes aplico bastante *EFT (técnica de auto limpieza emocional fíjate como recibir un manual gratuito al final del artículo) hasta que estos desaparezcan completamente. Así el impulso de reclamar de aquella determinada situación termina, o por lo menos se atenúa bastante.
¿Pero cual sería entonces la práctica simple, pero, poderosa, para generar prosperidad? Practicar el hábito inverso al de reclamar. O sea, adoptar el hábito de agradecer y de valorizar todo lo bueno que sucede. Al hacer esto nuestra mente estará cada vez más atenta a las situaciones que nos traen bienestar y va dejando de lado el foco en lo que nos trae disgusto. Nuestro estado emocional va, entonces, estando cada vez mejor. Por la ley de atracción, al adoptar el habito de agradecer, vamos a atraer cada vez más situaciones agradables.
Todo eso puede parecer muy simple y obvio. Y lo es realmente. Pero no subestime el poder de esa practica por eso.
Para reforzar la práctica de la gratitud, puedes crear una lista de todas las cosas por las cuales eres grato. Puedes incluir bienes materiales, pequeños objetos, personas, cualidades que tengas, cualidades de otras personas, salud física, la naturaleza, la respiración, en fin, todo lo que quieras.
Esa lista debe ser grande. Al principio, puede ser difícil encontrar tantas cosas por las cuales te sientas grato. Eso se debe al antiguo hábito de reclamar. La mente no fue entrenada para encontrar cosas positivas. Pero con un poco de práctica será cada vez más fácil. A medida que el tiempo pase, encontrar cosas por las cuales sientes gratitud se volverá algo natural y sin esfuerzo.
Además de hacer la gran lista, es preciso que dediques algunos minutos de tu día para leer la lista buscando sentir verdaderamente gratitud por todo aquello. Generar el sentimiento es lo más importante. Es este quien va a ayudar a traer cada vez más prosperidad en todos los sentidos de la vida.
André Lima - EFT Practitioner. *EFT - Emotional Freedom Techniques -
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Publicado dia 3/22/2018 10:12:05 AM em STUM WORLD
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