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¡Una relación acabada no puede convertirse en ‘peso muerto’!

por Rosana Braga em STUM WORLD
Atualizado em 18/07/2008 18:35:29


Traducción de Teresa - [email protected]

Después de pasar todo un día haciendo las revisiones de un libro mío directamente en el archivo de un computador, he dado por terminada esa delicada y fatigosa tarea. Ocurre que, dos días más tarde, mi querida amiga compañera de trabajo me telefonea para decir que ha surgido un problema en el computador y que habíamos perdido el archivo revisado. O sea, que yo tendría que hacerlo todo nuevamente.

Aquella noticia me estropeó el día. Me irrité profundamente y empecé a notar dolor de estómago mezclado con ansiedad y angustia. Intenté concentrarme en otro trabajo, pero no lograba dejar de pensar que simplemente no podía haber ocurrido aquello… ¡No estaba conforme!

De pronto, suena el teléfono… ¡Lo atendí! Era un amigo muy querido, con quien siempre aprendo algo positivo; con quien siempre me convierto en una persona mejor. Al preguntarme si todo iba bien, en seguida contesté: ‘¡no, todo va mal!’, y le conté mi aflicción…

Con su voz dulce y acogedora, me dijo:
- Ro, suelta el libro… deja que se vaya el archivo estropeado… ¡De nada te servirá mantenerte sujeta a lo que se ha perdido! Desapégate, déjalo ir…

Y aquellas palabras me tocaron como si arrancasen, al fin, la piedra que me hacía daño en el estómago. Respiré hondo y sentí que él tenía razón. A continuación aún me contó una pequeña historia.

Era sobre un Maestro y su discípulo que caminaban en silencio. Al llegar a la orilla de un río, notaron que una mujer deseaba atravesarlo, pero, ella sola, no lo lograba.
Inmediatamente el Maestro la tomó en brazos y cargó con ella hasta la otra margen. La dejó allí y continuó su camino, teniendo a su lado el discípulo que lo acompañaba.

Al final del día, el discípulo no pudo más y dijo:
- ¡Maestro, necesito desahogarme! Usted ha cometido un gesto que contradice las reglas. Sabemos que no podemos tocar a una mujer y usted no sólo tocó a una, sino que cargó con ella hasta la otra margen del río… ¿Cómo podré confiar en usted nuevamente si la regla no ha sido cumplida?

El Maestro, sorprendido, contestó:
- ¿¡¿De qué estás hablando?!?

Y al mirar el semblante angustiado del discípulo, riendo, recordó en voz alta:
- ¡Ah! De la mujer que he dejado allá atrás, en el río… ¿¡¿Todavía vas cargado con ella?!?


De ahí, extraje dos lecciones: la primera es que las reglas son estupendas, siempre que no aplasten nuestro corazón. El Maestro hizo lo que consideró acertado hacer en aquel momento – ¡ayudar a alguien que necesitaba de él! ¿¡¿Las reglas?!? Vaya… ¿qué regla puede ser más importante que un sentimiento bueno?

La segunda es que, muchas veces, al igual que el discípulo, permanecemos apegados a algo que ya fue, que ya se acabó, que ya pasó… y ese ‘peso muerto’ va haciendo daño a nuestros pensamientos, contaminando nuestros sentimientos, envenenando nuestro corazón e induciéndonos a palabras y actitudes insanas, que sólo nos hacen daño; que sirven, sobre todo, para hacernos patinar y patinar sin movernos del sitio… ¡esparciendo fango para todos los lados y manchando todo a nuestro alrededor!

Hoy, charlando con una amiga, me ha contado que no consigue dejar de pensar en su ex novio y que cree que nunca más podrá amar a otra persona como a él. Claro que le he contado la historia anteriormente expuesta, en un intento de advertirla de que su novio se ha quedado allá atrás, pero si ella insistiese en continuar cargando con él, se sentiría cada vez más cansada, sin fuerzas, triste y, principalmente, sin espacio para un nuevo amor.

¡Pues bien! Sea lo que fuere – especialmente una relación que se acabó – suelta, desapega, deja que se vaya… Abre tu corazón y percibe cómo salen de dentro de ti las culpas, los errores, las reglas no cumplidas, lo que has hecho sin querer hacerlo, y lo que no has hecho y querías hacer… ¡En fin, todo cuanto ya no sirve, lo que se acabó, lo que ya se ha ido!

Y, de ahora en adelante, que lo pasado sea apenas aprendizaje; experiencias que te hacen más maduro, menos iluso, más auténtico, menos dolorido. Y con tu corazón vaciado del fango que le hacía patinar, puedas distinguir lo que ‘es’ y lo que ‘podrá ser’.
Al fin y al cabo, precisamente para recordarnos esa posibilidad, nos ha dado en Gran Maestro un regalo que ‘separa’ el día de ayer del día de mañana: la noche – ¡prenuncio de una nueva oportunidad!


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Rosana Braga é Especialista em Relacionamento e Autoestima, Autora de 9 livros sobre o tema. Psicóloga e Coach. Busca através de seus artigos, ajudar pessoas a se sentirem verdadeiramente mais seguras e atraentes, além de mostrar que é possível viver relacionamentos maduros, saudáveis e prazerosos.
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