Esta afirmación se refiere al término de nuestra jornada terrena, cuando tendremos que partir de este plano físico temporal hacia nuestra realidad eterna en los mundos evolutivos rumbo a nuevos aprendizajes y desafíos.
Cuando digo que sólo llevaremos lo que nos quepa en el corazón me refiero a los sentimientos que hemos acumulado, desarrollado, perfeccionado, durante nuestra breve jornada terrena.
Todo lo material que hayamos conquistado en el mundo físico de la materia no lo podremos llevar cuando de aquí nos ausentemos, y eso es una regla sin excepción.
Recordé en este momento el pasaje bíblico en que Jesús es interrogado sobre si es lícito ante Dios que un judío pague impuestos al César, y Él pregunta a sus inquisidores de quién era el nombre y la inscripción que había en la moneda y ellos contestan ¡del César!
Entonces Él responde: "Dad, pues al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios."
Y de eso se trata aquí.
Pero en fin, ¿qué llevamos y qué dejamos en este mundo, que no puede ser destruido, extinguido u olvidado, ni por nosotros ni por la humanidad?
Bien, lo que llevamos es lo que cabe en el corazón, son los sentimientos, las lecciones, aprendidas o no, las memorias de los momentos vividos, eso sí lo podremos llevar en el corazón.
Y ¿qué dejamos en este mundo?
Dejamos toda la materialidad conquistada, pero podemos también dejar un legado para que otros continúen desarrollándolo para el bien de la colectividad, de la humanidad, o también memorias en el consciente colectivo, en la historia, en la parte de la historia en que estamos inseridos.
Por tanto, todo, lo bueno o lo malo, que podemos dejar en este planeta, es de nuestra única y exclusiva responsabilidad y mérito.
Lo que podemos llevar es aquello que vivimos, si hemos vivido una vida positiva, con aprendizajes importantes y hemos adquirido sabiduría, entonces eso es lo que vamos a llevar, pues todo ha de ser proporcional y relativo a lo que vivimos, a cómo lo vivimos, y si hemos aprendido o no las lecciones que la vida nos presentó.
Si vivimos una vida plagada de negatividades, entonces eso es lo que vamos a llevar en el corazón; eso no está permitido, así como tampoco lo podemos olvidar o ignorar.
Sin embargo la vida permite transmutar ese equipaje, aprendiendo de nuevo las lecciones a través de oportunidades de evolución que nos presenta el "sistema universal" u orden que rige el universo, al que también puedes llamar Dios, si quieres.
Por tanto, recordemos que somos lo que vivimos y cómo vivimos, eso es lo que habremos de llevar en el corazón, ni más, ni menos.
Sed felices y elegid con sabiduría qué llevar en el corazón.
João Luiz Sposito - Brasília-DF
Abril 2018
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