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Ibogaína, la planta contra la drogadicción

por Acid

Traducción de Teresa
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Esta sustancia llega al 80% de eficacia en el tratamiento de la adicción a heroína y crack; unas brasileñas van en expedición a África Central en busca de la planta y facilitan tratamiento en el país.

Antes de colgar el texto original del sitio Vice Brasil, he de recordar que estoy en contra del uso indiscriminado de alucinógenos. Mis críticas a la Ayahuasca (que pueden ser encontradas en los enlaces al final de este texto) son precisamente porque se considera que TODOS pueden tomarla, cuando sabemos que incluso una aspirina puede matar a una persona, ya que el funcionamiento de la mente y del cuerpo no son iguales (aunque sean similares) para todo el mundo. Esto es especialmente verdadero en relación a la mente, donde experiencias pasadas (y únicas) pueden detonar reacciones inesperadas cuando potenciadas por drogas o alucinógenos. Este caso específico, el de la Ibogaína, me parece prometedor, porque no hay una cultura religiosa por detrás (que puede provocar delirios de grandeza en personas desequilibradas, como en el caso del asesino del dibujante Glauco), está teniendo un seguimiento psicológico y está siendo usada con una única finalidad, que es desintoxicar el cuerpo y la mente de una droga pesada como la heroína. Cuelgo esto en el 'Saindo da Matrix' con la esperanza de que la comunidad científica se interese y se "apodere" (en el buen sentido) del liderazgo en el tratamiento, antes de que se convierta en una sustancia recreativa. Dicho esto, vamos al reportaje de Débora Lopes:

En 1962 un muchachote norteamericano del Bronx descubrió accidentalmente los efectos de una misteriosa planta africana. Adicto a la heroína, Howard Lotsof tenía sólo 19 años. Después de ingerir esa tal planta y pasar por un largo viaje psicodélico de siete horas, notó que su deseo de enfangarse en las drogas se había esfumado considerablemente. Irresponsable o no, el sujeto no se lo pensó dos veces y administró dosis similares a sus amigos también adictos. Una vez más, funcionó.

Desde entonces, especialistas del mundo entero han hecho lo mismo. Estudios recientes demuestran la eficacia del empleo de la "Tabernanthe iboga", más conocida como ibogaína, para el tratamiento de la adicción a drogas como heroína, crack, cocaína, marihuana e incluso en la depresión, aparte del T.O.C y de otros vicios como los juegos de azar.

En el Brasil, investigadores de la Unifesp probaron con la planta en 75 pacientes: al término del proceso -que duró un año- un 72% se habían alejado de los estupefacientes. Considerando los tratamientos convencionales, estamos hablando de algo extremadamente relevante.

En el episodio siete de la serie VICE en la HBO, mostramos un drogadicto ingiriendo dosis de ibogaína en México. También hemos hablado de la tentativa de introducción de la ibogaína en Afganistán. Los efectos colaterales son bizarros: visiones, alucinaciones, vómitos, malestar. En general, quienes se someten al tratamiento relacionan la experiencia con un "nacer de nuevo".

Hace más o menos tres años, zapeando por los canales de la TV por cable, la terapeuta brasileña Sonia Mazetto se deparó con un programa en que se hablaba sobre la ibogaína. "Pesquisando al respecto, percibí que fuera del Brasil ya había un movimiento muy grande sobre la cuestión. Pero los precios del tratamiento por aquí eran exorbitantes".

Tras recoger toda la información posible, Sonia unió fuerzas con su hija, la traductora Tabata Mazetto, y la asesora de prensa Thiara Mattavelli, y juntas, las tres dieron vida a la Expedición Cura y se marcharon a África Central. Más específicamente a Douala, la ciudad más grande de Camerún.

Pero la ibogaína no está para el continente africano como los hierbajos de las aceras están para la ciudad de São Paulo. "La gente se cree que sólo hay que llegar a África y ya está allí la ibogaína. Nadie conoce la ibogaína allá", relata la investigadora.

Sonia contó con la ayuda de los nativos para llegar a la planta. Y el proceso no fue fácil. Quienes realmente están al tanto de la cuestión en el continente africano son los de la tribu Buiti, que tienen esa planta como elemento sagrado. Allí, Sonia profundizó en el tema, participando en rituales, ceremonias, congresos y, claro, ingiriendo la planta. "Yo quise ir a África para asegurarme de que la ibogaína es una planta confiable".

Locos por la samba: los usuarios del servicio de salud mental confeccionan disfraces en el taller más inclusivo del Carnaval.

Aquí en el Brasil, el número de clínicas que utilizan esa planta como recurso terapéutico sólo hace aumentar. La Expedición Cura, juntamente con una clínica de Cuiabá, ciudad de Mato Grosso, no somete al paciente a rituales religiosos. El tratamiento cuesta R$ 7 mil. Son treinta días de seguimiento médico y psicológico. El primer paso es la desintoxicación, que lleva diez días. A continuación, la dosis de la iboga es administrada de manera progresiva. Los efectos colaterales son muchos. Inclusive, hay quien los compara con las alucinaciones de la Ayahuasca. Sonia explica que la persona ha de estar monitorizada hasta 32 horas después de la dosis. "Las reacciones varían. En algunas personas son menos intensas. En otras, más. Pero por lo regular, se muestran desasosegadas, inquietas. La experiencia que tenemos es que la persona tarda unos dos o tres días en retomar sus fuerzas, su energía, y en volver a lo normal", relata la terapeuta.

Antes de intentar el tratamiento con la ibogaína, hace seis años, Felipe Cruz cuenta que estuvo internado unas veinte veces para tratar de librarse de la adicción al crack. La primera vez, tuvo muchas visiones. Se vio sorprendido con el retorno súbito de recuerdos de la infancia, como una nevera que había en casa de su abuela. Pero lo que más lo asustó fue otra cosa. "Me vi bajo tierra, en un ataúd. Yo estaba muerto y mi madre estaba a mi lado. Fue bastante impactante. Me asusté un poco", recuerda.

Cada año y medio Felipe recurre a su médico de confianza, que le administra una dosis de iboga para mantenerlo libre de la adicción. El cambio drástico de vida resultó en un tatuaje. "Lo hice por una cuestión de gratitud. Sólo conseguí realmente tener una vida después de la ibogaína. Hoy, estudio y soy vicedirector de una comunidad terapéutica para adolescentes en Paraná. Mi vida ha cambiado bastante. Yo callejeaba, descalzo, bajo los efectos del crack. Hoy, tengo un coche, tengo una profesión, soy respetado. Yo debo mucho a la ibogaína. Fue lo que resultó bueno para mí", enfatiza.

Sonia explica que no hay nada que considere a la planta ilegal en el Brasil. Anvisa lo confirma, alegando que la ibogaína "no figura en la lista de sustancias de uso controlado o proscrito (prohibido) en el país". La Expedición Cura alega hacerlo todo dentro de lo permitido. "No traemos la planta viva, sino las cáscaras de la raíz, que ya vienen secas. Entramos con todo documentado".

En África, los nativos decían a Sonia que la ibogaína sana el cuerpo, la mente y el espíritu. Ciertamente parece milagrosa, pero la idea no es vender el tratamiento de esa manera. La investigadora explica que la ibogaína sirve para dar soporte al organismo y crear condiciones para que el cerebro diga "no" cuando aparezca el síndrome de abstinencia.

Sólo el tratamiento con la planta no basta. El seguimiento psicológico es necesario. "El índice es este: mundialmente, en todos los lugares a donde hemos ido, se habla de un 80% (de curación). Ya he tenido, sí, pacientes que han recaído. Procuro saber cuál ha sido el motivo. Qué ha ocurrido. A veces es preciso repetir la dosis, porque cada organismo es un organismo. Pero hay personas que, en la primera dosis, en un primer tratamiento, ya tienen una reacción y una respuesta neural fantástica. Y entonces, como dicen ellos, hay que retomar la vida", suspira.

Referencia:
texto original do site Vice Brasil
Post sobre o Santo Daime (Ayahuasca);
O contexto da Ayahuasca
Ayahuasca: o "contexto xamânico"




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acid
Acid é uma pessoa legal e escreve o Blog www.saindodamatrix.com.br
"Não sou tão careta quanto pareço. Nem tão culto.
Não acredite em nada do que eu escrever.
Acredite em você mesmo e no seu coração."
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