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Cambiar neumáticos... ¡Dios me libre!

por Eraldo Manfredi em STUM WORLD
Atualizado em 16/08/2008 15:39:49


Traducción de Teresa - [email protected]

Cambiar un neumático pinchado nunca es tarea agradable de ejecutar para ninguno de cuantos poseen un vehículo, principalmente en un día lluvioso, en una carretera desierta y de tierra batida... pero si quieres continuar el viaje, sólo hay algunos caminos, como cambiar el susodicho, solicitar ayuda a algún alma bondadosa que esporádicamente esté pasando por aquel lugar en aquel momento y otras formas más o menos creativas y caras de solucionar el problema; y en último caso, seguir viaje a pie o haciendo auto-stop.
Hasta aquí todo bien, pero no así cuando ni siquiera te acercas al referido neumático, para cuanto más cambiarlo, por sentir un pánico inexplicable con ese contratiempo y por si fuera poco, no logras de modo alguno entrar en un taller para hacer la reparación.


Estudio de casos



Germán, 36 años, cinturón negro de judo, profesional liberal del área de odontología, acostumbrado a situaciones de conflicto en su consultorio, que siempre le han obligado a tener mucha calma y sangre fría para atender a sus pacientes, acudió a mí con la siguiente queja:
- Ya hice varios años de terapia, Yoga, ejercicios de relajación, mentalizaciones, ya fui a varias bendecidoras, ya hice promesas a San Cristóbal y todo ha sido en vano, pues nada conseguí para eliminar ese problema mío que es no poder acercarme a un neumático ni a un taller de reparación de neumáticos, para cuanto más cambiarlos cuando se pinchan.
Ese malestar es tan grande que siempre tengo que pedirle a alguien que me lo cambie, y después rogar a otra persona que lo lleve al taller de recauchutado para hacer la oportuna reparación.
Entro en un estado de pánico terrible, que me paraliza totalmente y convierte mi vida en un verdadero infierno, pues, además del terror ante aquel monstruo que es un simple neumático, aun soy el blanco de las chacotas y humillaciones que a veces llegan a herir mi masculinidad pues me llaman “mujercita”.

Bien, en virtud de practicar judo y yoga, Germán es una persona con su conciencia expandida y gran facilidad para tener acceso a registros de otras vidas.
En un primer comando para regresión, él va a parar a una batalla en una arena de la Roma antigua, cuando era un gladiador. Durante una lucha, mientras estaba al mando de una biga romana, sufrió el ataque de un enemigo y fue arrojado al suelo a distancia; imposibilitado por las heridas recibidas, queda inmovilizado y no logra escapar a la avalancha de bigas que participaban en el combate.
Termina por ser aplastado y muerto por las ruedas de varios carruajes que pasaron por sobre su cuerpo.

Como siempre, ‘desagregué’ las energías del accidente, le orienté para que hiciese los perdones y solicitase a su Maestro el rescate de esa alma suya, limpia, sin impregnaciones y concienciada de que todo aquello había terminado y no sucedería nuevamente, que había sido realmente una encarnación para vivenciar una nueva experiencia o rescatar algo pendiente en un pasado remoto.

Le di nuevo comando para que regresase al presente y lo invité a ir hasta su automóvil para un “encuentro” con su archienemigo – el neumático.
En ese contacto Germán notó que hubo gran mejoría, pero todavía no lograba tocarlo, reacción que demostraba claramente que aún no habíamos llegado a la causa raíz del problema.
Volvimos al consultorio y mi intuición me guió señalando que parte del problema había sido provocado durante su gestación.
Ha sido entonces cuando le orienté un ejercicio para “rehacer” su proceso de actual encarnación desde la fecundación hasta el momento del nacimiento.
Él consigue manifestar que “entra” por el padre y comienza a tomar posesión del cuerpo que inicia su proceso de crecimiento en el momento en que el espermatozoide perfora el óvulo.
Durante este proceso él va vivenciando hora tras hora, día tras día, mes tras mes hasta que, al llegar al quinto mes, siente un gran susto, seguido de los mismos síntomas de pánico que padecía al tener que lidiar con neumáticos.
Le ruego entonces que se proyecte fuera del cuerpo de la madre y asista, como mero espectador, a lo que sucedió en aquella ocasión.
La escena que se le aparece es la de su madre entrando en un taller de reparación de neumáticos para componer una rueda pinchada, en el preciso momento en que el trabajador estaba terminando el montaje de un neumático de camión. Al inyectar el aire para llenarlo, un aro de hierro utilizado en ruedas de camión se rompe y escapa de la rueda, volando de encuentro al techo y causando un enorme estruendo, provocando en su madre un gran susto que automáticamente le fue transmitido a él dentro del útero...

Habíamos encontrado la causa raíz del problema y tras hacer más desagregación de las energías implicadas, más perdones, y “rehacer” su nacimiento, Germán pudo finalmente llevar a cabo esa tarea tan indeseada, pero también inofensiva, que es la de cambiar un simple neumático pinchado.


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Eraldo Manfredi é ...
O querido colaborador e amigo Eraldo Manfredi nos deixou no dia 16 de agosto 2006, após longa e corajosa luta contra doença. A contribuição e a dedicação de Eraldo foram de inestimável valor para o stum e para muitos usuários e sua ausência - somente física - deixa em todos nós uma saudade imensa.
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