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¡Treinta minutos puede ser el tiempo para cambiar!

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 30/09/2016 11:38:32


Autor Wilson Francisco - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

Tengo una amiga que se llama María Anita. Ella crió a su hijo sola y ahora que él es mayor de edad, anda liado con vicios. En el mes de junio tuvimos curso de vacaciones en la Escuela de Médiums y ella logró llevarlo hasta allí.
Ese día la encontré y me presentó a su hijo. La charla estaba a punto de empezar y ella intentó convencer al hijo para que asistiese al evento. Él era reacio a aceptar la invitación de la madre. Fue entonces cuando yo me metí sin ser invitado. Hablé con él y acordamos que él asistiría a la charla durante al menos quince minutos, y si no fuese de su agrado, podría marcharse en cualquier momento. Ante eso, él estuvo conforme en asistir a la charla. Entramos y nos sentamos, estuve charlando con él sobre el mundo del trabajo y de las profesiones. Fui cordial con él hasta que empezó la palabra del conferenciante. El hijo de mi amiga estuvo en la charla media hora, después dijo que tenía que ir al baño y a la vuelta nos comunicó que ya se marchaba.
Tal como habíamos acordado, él salió a la hora que quiso y yo me sentí contento porque se había quedado media hora. En esa media hora puede que haya aprendido algo de la Doctrina Espírita. ¡Yo tengo esa esperanza!


Analizando el procedimiento de Domini, mi cliente, informé que hay minutos y acciones, que aun siendo pequeños, pueden alterar el rumbo de una persona. Por ejemplo, el senador romano Publio que tuvo un breve y escondido encuentro con Jesús, ¡el cual resultó en su transformación! ¿De inmediato? No. Lee los detalles de ese caso en el libro "Hace Dos Mil Años", de Emmanuel, psicografiado por Chico Xavier.
Leonardo me hizo esta confidencia: "Cuando mi madre tuvo un derrame, me sentí muy abatido y llorando sin parar. Mis hermanas me llevaron al hospital para verla. Fue la última vez que vi a mi madre viva. El marido de mi hermana en aquella época era policía militar y me introdujo en urgencias, así pude tener unos minutos con ella. Ella alternaba los períodos de consciencia y de inconsciencia. La habían atado, porque cuando estaba consciente se debatía y podría caer al suelo. Me acerqué y la abracé. Ella notó mi energía y se tranquilizó. Entonces, cuando estábamos los dos solos, le dije que ella podía partir, que yo cuidaría a padre. Fue lo que conseguí decirle, después desaté a llorar convulsivamente y el marido de mi hermana me sacó de allí. En tres días mi madre partió. Y yo cuidé a mi padre hasta que él también se fue al otro mundo. Procuré cumplir lo que le había prometido a ella. La vida se compone de instantes transformadores.

Rubens Meira, un gran amigo, relató aún cuando vivía este caso. Era ateo, se había graduado como contable y recibió de un amigo el regalo de un libro, que guardó en la estantería. Era un libro de Espiritismo. Graduado, fue a hacer el balance de una empresa, su primer cliente. Examinó las cuentas, pensó, miró y nada. La experiencia teórica no era suficiente. De pronto, entra un hombre en la oficina, ya pasaba de media noche. Rubens cogió la pistola de la gaveta para protegerse. El hombre dijo: "esa arma no me mata". y se echó a reír. Trae aquí los papeles - dijo con autoridad - y Rubens obedeció. Y se durmió. Despertó dos horas más tarde, miró asombrado a ambos lados y no había nadie, pero en la mesa el balance estaba cerrado y terminado, con números y letras que no eran suyos. En la memoria, las palabras y la presencia de aquella Entidad espiritual. Corrió a la estantería, tomó el libro, regalo del amigo, "La Génesis", obra de Allan Kardec.
Leyó todo el libro en aquella madrugada, y se inició en el Espiritismo, habiendo escrito ya dos libros y dado infinidad de conferencias, por todo Brasil. Comprendió más tarde que el "hombre" que cerró el balance para él era su Guía Espiritual. Ese encuentro inició su vida profesional y espiritual.
Unos minutos, un encuentro, una charla en el patio, puede ser el tiempo de la transformación o del descubrimiento de un nuevo camino. Carlos Castañeda, en el libro "El Arte de Soñar", dice que la oportunidad surge como una bolita de goma saltando ante ti. La ocasión que el Universo te ofrece se renueva, retorna, ¡porque Dios es generoso! ¿Qué tal hacer tu parte? Pon atención y agilidad. ¡Tú eres un ser espiritual!


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