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Astromedicina: ¿Cómo encarar la menopausia?

por Graziella Marraccini em STUM WORLD
Atualizado em 13/09/2011 13:09:12


Traducción de Teresa - [email protected]

Esta semana, a petición de la internauta Elizabeth, voy a hablar de la Menopausia. Yo ya he pasado esa fase y la he superado muy bien, por tanto, puedo hablar ex cátedra.
Llega un momento en la vida de la mujer en que ella tiene que encarar un hecho: está envejeciendo y dejará de ser fértil. Esa circunstancia acarrea una serie de inconvenientes y modificaciones semejantes a las que ya habían ocurrido al iniciar su vida fértil, con la entrada en la pubertad. Biológicamente hablando, el tiempo femenino es diferente del tiempo masculino, y la explicación es, sobre todo, de orden fisiológico, pues nuestras hormonas son diferentes de las de ellos. La vida fértil de la mujer está cronometrada. La menstruación funciona como un reloj infalible (si no hay problemas físicos): nuestro ciclo menstrual mensual está ligado al ciclo lunar de aproximadamente 28 días y medio. Al nacer, la mujer ya cuenta con unos 2 millones de células que pueden convertirse en óvulos. Maduran en el momento de la menarquía, (primera regla), y van madurando cada mes, siendo que, si no son fertilizadas, bajan y se van juntamente con la sangre menstrual. En el sexo masculino esto no funciona de la misma manera. El hombre no tiene una cantidad determinada de espermatozoides, sino que los produce en cada acto sexual. El hombre no tiene reloj predeterminado. Produce esperma a voluntad y lo expulsa con la eyaculación. Por ese motivo los hombres lidian con el tiempo de una forma completamente diferente de las mujeres, la llamada andropausia. ¡Algunos hombres, a los 80 años e incluso con menos espermatozoides activos, consiguen dejar encinta a una mujer! Conozco algunos ejemplos.

En cambio, la mujer, ya a los 35/38 años empieza a notar los síntomas de que su fábrica de óvulos está a punto de cerrar. Esto no se verifica de un momento a otro, sino que los óvulos van envejeciendo y, según la medicina, no es aconsejable fertilizarlos después de cierta edad (42/45 años). En torno a los 48/50 años comienza la menopausia, otro momento en que nos deparamos con el peso de los años. Esto no es válido para todas, ya que actualmente tenemos la famosa reposición hormonal, que puede alterar ese momento, retrasándolo durante algunos años. De cualquier manera, todas esas transformaciones, según los especialistas, nos dan más conciencia acerca del ciclo de la vida. Dice un conocido geriatra que los recursos para los dribles están todos ahí, desde las reposiciones hormonales hasta las cirugías plásticas. Aunque no logramos escapar al ciclo irreversible – nacimiento, envejecimiento y muerte – es posible retrasarlo. Al menos en apariencia.

A esos recursos acuden muchas mujeres, pero no se puede eliminar completamente esa sensación de envejecimiento, o sea, del fin de la edad fértil. Podemos borrar las arrugas del rostro, machacarnos en un gimnasio para mantenernos en forma, hacer tratamientos de belleza que nos darán sensación de juventud, pero una cosa es cierta: estamos cerrando nuestro ciclo reproductor.

Y no todas las mujeres llevan bien ese período. El fin de la etapa fértil a menudo se asocia al final del período sexualmente activo. Lo cual no es necesariamente así. Pensamos en una mujer casada con el mismo hombre durante 30, 35 años de su vida. Su interés sexual va disminuyendo poco a poco, fruto de la rutina de la vida diaria y de la falta de interés de ambos cónyuges. El estímulo sexual ha de mantenerse encendido mediante artimañas y son, normalmente, las novedades, lo que estimula más la libido. La fertilidad se asocia también, en la psique femenina, a su propia condición de mujer: mujer no fértil = mujer no cálida. O sea, a menudo la infertilidad (o vientre seco) se asocia a la frigidez. Una mujer cálida también es una buena reproductora, para la mente popular. Está claro que los síntomas de la menopausia vienen a reactivar en la mujer aquella misma ansiedad vivenciada al comienzo de su vida fértil, solo apagada con la maternidad y el nacimiento de los hijos. La mujer se siente plena cuando procrea, es su propia condición de hembra lo que lo determina. Así, dependiendo de su sentimiento respecto de su propia feminidad y de la forma en cómo ha encarado el placer y el sexo durante su vida fértil, así vivenciará con mayor o menor ansiedad la llegada de la menopausia.

Los síntomas asociados a la menopausia varían de mujer a mujer: los sofocos, la sudoración, la irritabilidad, la ansiedad, son similares en muchos puntos a la TPM, o sea, indican que ‘la mujer aún está sangrando’ todos los meses, que ella sigue activa. Los sofocos pueden tratar de indicar a su hombre/pareja que ella aún es una mujer ‘cálida’ y, por tanto, ‘buena para el sexo’. Es una forma de llamar la atención sobre su ciclo menstrual. En esa fase de una relación/matrimonio se instala cierta frialdad por parte del hombre, siempre en busca de ‘carne joven’ para sentir nuevamente la excitación sexual. En ese momento vuelven a la mujer los temores y las ansiedades que presentaba en la adolescencia; y cuanto mayor sea ese miedo, peores serán los síntomas de la menopausia. Los médicos describen además el Síndrome del Nido Vacío, que se presenta en la época en que los hijos empiezan a volar con sus propias alas y salen de casa para construir sus propios nidos. Entonces la mujer puede incluso ‘fabricar’ dentro de sí los miomas, aquellas excrecencias musculares que crecen dentro del útero, que no son más que embarazos simulados. Otras, todavía peor, perciben el útero y los ovarios como algo incómodo y acaban enfermando hasta el punto de tener que extirparlos (ya que no sirven más).Es muy importante, por tanto, que la mujer se enfrente a ese período de forma serena. En primer lugar, encarándolo lo más naturalmente posible. ¡Al fin y al cabo, es una maravilla librarse para siempre de aquella incómoda regla mensual! Y si la alteración hormonal aumentase la libido, las mujeres han de saber aprovecharlo, haciendo más el amor, lo cual las dejará en forma y atrayentes a los ojos masculinos. ¡Hablad con vuestras parejas sobre vuestras ansiedades y temores, ya que ellos también tienen una buena parcela de responsabilidad en eso! Pero recordad, ¡las arrugas no están en el rostro, sino en el alma! ¡Hay personas de edad avanzada que mantienen el corazón y el espíritu joven y hay otras, jóvenes y guapas, con alma de viejas! Buscad nuevos intereses que puedan compensar las ausencias (especialmente de los hijos), un curso, un hobby y, por qué no, un voluntariado. Cuando estamos ocupadas ayudando a alguien necesitado, recibimos a cambio tanto afecto y reconocimiento que olvidamos más fácilmente nuestras preocupaciones.
No trates de compararte a una persona joven, pues en la comparación saldrás siempre perdiendo. Lo que se gana en la llamada tercera edad es la Sabiduría y la Serenidad. Encara la vida con alegría y no te aflijas con las pequeñas arrugas que aparecen; el buen humor y la alegría de vivir son primordiales para superar la crisis de la menopausia. Un último consejo: la homeopatía hace milagros en esos casos y para mí fue de gran ayuda. ¡Pero lo que me ayudó a superar ese período difícil fue sin duda mi Alegría de Vivir!


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Graziella Marraccini é astróloga, taróloga, cabalista e estudiosa de ciências ocultas e dirige a Sirius Astrology. Conheça meus serviços on-line
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