Bondad. Pasión. Maldad
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 02/04/2013 12:22:21
por Marcos Spagnuolo Souza - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
En el planeta Terra han existido innumerables civilizaciones cada una con su cultura específica y en cada una de ellas con su propia concepción de bondad, pasión y maldad. No podemos afirmar que existe un paradigma eterno para los actos que denominamos de bondad, y lo mismo ocurre con la concepción de pasión y maldad.
Hubo civilizaciones pasadas que consideraban a la antropofagia como un valor, que para ellos, estaba en la dimensión de la bondad, pues alimentándose del cuerpo de un valiente guerrero estarían inyectando en sí mismos los aspectos psíquicos somáticos del sacrificado; siendo así, el sacrificador pensaba que quedaba beneficiado. Y la antropofagia constituía un acto loable, digno incluso de la nobleza.
En las aldeas de Canadá y Siberia los viejos que no estaban en condiciones de seguir los constantes desplazamientos de las tribus eran sacrificados y el sacrificador tenía para sí que estaba llevando a cabo un acto de extremada bondad. En las guerras, muchos heridos son sacrificados para que no continúen sufriendo y quienes los sacrifican consideran que ese acto es caritativo para con los heridos.
Los litigios entre dos personas, en la Germania, se dirimían con la guerra, sin preocuparse de averiguar la verdad; y en Francia el duelo era una práctica para poner fin a una pendencia entre ciudadanos. En Roma el infanticidio estaba considerado como un acto positivo si el nacido tenía algún defecto físico.
Durante el período paleolítico y neolítico predominaban la endogamia, la poliandria y la poligamia. En la civilización egipcia la familia estaba estructurada en torno a la monogamia; sin embargo el concubinato era una institución respetada. Se permitía el incesto. En la cultura hebraica la familia incluía a los esclavos y a las personas que trabajaban para el patriarcado, predominando la monogamia, la poligamia y la poliandria, además del concubinato. En la civilización romana la familia estaba estructurada en torno a la monogamia y al concubinato. En la Edad Media y en la civilización cristiana hubo la institucionalización de la monogamia y la existencia de amantes.
En la guerra, a una persona bondadosa no se le tiene consideración, pues el aspecto básico es la emersión de la maldad o la violencia. En la paz la bondad es un valor estimulado y la maldad un aspecto a combatir, incluso con la propia maldad.
Estamos elaborando estos planteamientos para poner de manifiesto que las concepciones de acertado y equivocado, bondad y maldad, están relacionados con los aspectos culturales temporales, y no hay un paradigma eterno e inmutable para esos términos. Nuestros actuales valores que cultivamos, de bondad y maldad resultan del iluminismo eurocentro que intentó superar los valores de la Edad Media.
No podemos decir que vamos al “cielo”, al “paraíso” o al “infierno” fundamentados en los valores que actualmente practicamos, ya que son valores relacionados con la cultura de cada época. Los filósofos vedantas dicen que tanto la bondad o la maldad como la pasión son actividades responsables por el aprisionamiento de la esencia humana al planeta después de que el cuerpo material muere, dando lugar a nuevas reencarnaciones. Cuantas más veces nos reencarnemos, mayor será la penetración en la negritud del mundo material.
Los vedantistas dicen que “nitya-dharma” es la naturaleza eterna de la esencia humana y “naimittika-dharma” es la función temporal (bondad, maldad y pasión), siendo que el objetivo de la esencia humana es trascender las funciones temporales y situarse en una plataforma de conciencia que sea trascendente a toda y cualquier concepción racional de bondad, maldad o pasión. A través de la trascendencia de las funciones temporales, la esencia ya no vuelve a reencarnarse y penetra en una dimensión en la que no existe espacio/tiempo/forma. La meta de la vida es ir más allá de todos los valores conocidos, que es el nihilismo existencia de la racionalidad humana.
