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Cambiar incluso cuando no creemos en el cambio

por Bel Cesar em STUM WORLD
Atualizado em 18/02/2010 15:07:01


Traducción de Teresa - [email protected]

Todos nosotros sabemos lo difícil que es cambiar de actitud, incluso aunque ello implique seguir un camino mejor.

El cerebro recorre automática y velozmente los caminos neuronales ya formados desde hace mucho tiempo. Por eso es tan fácil hacer lo que nos es habitual. Pero cuando se trata de formar un nuevo camino neuronal, una nueva sinapsis, es preciso tiempo y esfuerzo para su aprendizaje. Es como cuando aprendemos a conducir. Al principio, hemos de poner atención a todos los detalles, más tarde conducimos sin tener que pensar en lo que estamos haciendo.

Así pasa también con las actitudes mentales, cuando pensar y reaccionar de un determinado modo se vuelve familiar y nuestra reacción es automática. Por ejemplo, la costumbre de sentirse el blanco de ataques externos. Por haber vivido muchas veces agresiones a nuestra persona, conocemos el papel de chivo expiatorio.
No siempre estemos siendo atacados, pero fácilmente nos sentimos blanco de las agresiones ajenas… Identificar cuándo esto está de hecho sucediendo, así como nuestra costumbre de sentirnos atacados, es la primera tarea del auto-conocimiento. ¡En la segunda se trata de aprender a salir cada vez más rápido del campo de batalla! Ya sea éste real o imaginario…

Pema Chödrön comenta en una charla sobre Felicidad (véase True Happiness en link acerca de tres estados en que nos encontramos frente a los cambios.

El primero se da cuando ya hemos comprendido que cierta actitud mental nos hace daño, entonces, salimos de ella automáticamente. El segundo, cuando ya sabemos que nos hace daño, y estamos parcialmente convictos de que somos capaces de cambiar y, la tercera, cuando sabemos que nos hace daño, pero consideramos que es imposible cambiar.

En el primer estado, dejar de actuar de modo negativo ya no exige esfuerzo, pues se ha convertido en elección. Como hemos desistido de torturarnos, de sentirnos frustrados frente a cierta actitud mental, cada vez que ésta sale a flote la identificamos naturalmente y buscamos salidas efectivas para dejarla.

Por ejemplo, el resentimiento. Cada vez que percibimos que estamos resentidos, nos acordamos de elegir el dejar esa postura de sentirnos perjudicados. Este recuerdo es la sabiduría intuitiva que nos dice: Busca una salida, da un salto, échate fuera.

En el segundo estado, pese a que estamos convictos de que determinada actitud mental es negativa, nos sentimos propensos a permanecer en ella. Ya sea porque aún tenemos la esperanza de sacar algún provecho de esta postura o porque nos sentimos tan familiarizados con ella, es decir, ella tanto forma parte de nosotros, que dudamos si somos capaces de cambiar.

Fácilmente solemos encontrarnos presos en este estado, presionados entre la expectativa de ser aquel que hemos idealizado ser y la realidad en que nos hallamos.

Podemos haber comprendido ya que cultivar la actitud de que deberíamos o podríamos hacer esto o aquello de nada sirve, si no lo ponemos en práctica. ¡Vivir en constante estado condicional nos lleva a distanciarnos de nosotros mismos! ¡Al fin y al cabo, cuando estamos bajo la custodia de idealizaciones exigentes, dejamos de sentirnos reales ante nosotros mismos!

No obstante, aunque ya sabemos que en nada ayuda el culpabilizarnos, nos hundimos, aún no tenemos la capacidad de cambiar.

En este segundo estado mental, la salida está en buscar el camino del medio: ni exigirnos demasiado, ni denigrarnos. Así, este estado de media confianza puede convertirse en un posible punto de partida. En él empezamos a desarrollar la auto-compasión. De este modo, nos hacemos más flexibles y empáticos en relación a nosotros mismos y a los demás. Lenta pero suavemente, el camino obstruido empieza a franquearse.

Pema Chödrön pone de manifiesto que en este momento es importante recordar que no importa si nos consideramos merecedores o no del cambio, porque la elección de cambiar no es una cuestión moral basada en juzgarnos o no merecedores de felicidad, sino en haber elegido el mejorar y progresar, es decir, dar el salto.

Por fin, tenemos el tercer estado: cuando comprendemos que el cambio es necesario y podría aportarnos algo positivo, pero, simplemente, no creemos ser capaces de cambiar.

Permanecemos presos en este estado mientras todavía creemos que esta actitud nos va a reportar algún beneficio, aunque sea pasajero. Hay algo que nos conforta ante la idea de no tener que esforzarnos en cambiar. Así, mientras no nos sintamos angustiados, vamos a permanecer tal como estamos. Sin embargo, inevitablemente, en un momento u otro, seremos tocados por el dolor de tal actitud mental negativa. Entonces, cada vez que nos sintamos nuevamente desesperados, menos creeremos poder encontrar una salida. Es un círculo vicioso: sufrimos, nos acomodamos con el sufrimiento y sufrimos nuevamente, más y más…

Por eso, no vale la pena cultivar este tercer estado. Una manera de pasar de este estado sin salida, hacia el segundo – el de la media confianza – es reconocer los momentos, aunque sean fugaces, de bienestar.

El antídoto es la auto-compasión: despertar el deseo de rescatarnos del propio sufrimiento. Así, gradualmente, nos hacemos receptivos para recibir ayuda, ya sea ajena o por parte de nosotros mismos, es decir, cuando reconocemos que tenemos recursos internos que no estábamos utilizando.

¡Aun siendo difícil cambiar un patrón negativo, no nos queda otra opción si no queremos seguir sufriendo!

No estamos condenados a sufrir para siempre. ¡Por cierto, la única virtud de la negatividad es que tampoco ella es permanente!


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bel
Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia.
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