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Cielo cuajado de bendiciones

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 08/04/2020 11:34:19


por Vinicius Francis - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

Mirad las estrellas del cielo, mirad y admirad su belleza y su brillo y sabed que cada una de ellas representa una bendición a que tenéis derecho. El número de bendiciones que está reservado para cada uno de vosotros se compara al número de estrellas del Universo. Y ¿sabéis vosotros acaso cuántas estrellas existen en el Universo? Así tampoco podréis jamás medir y calcular cuántas bendiciones hay para vosotros. Las bendiciones, que son tan infinitas y múltiples como las estrellas, brillan y están siempre ante vuestra vista, lo mismo que las estrellas en una noche de cielo despejado. Y siempre que vuestro cielo está despejado podéis contemplarlas, podéis apreciarlas y observarlas, admirándoos de la infinidad de su existencia, que siempre será incalculable para el hombre.

Hoy os preguntamos: ¿Cómo está vuestro cielo? ¿Despejado para que podáis ver el brillo de las estrellas? ¿O está cubierto, nublado y ofuscando la belleza de las estrellas que Dios ha puesto en vuestro cielo?

Si las estrellas se comparan a las bendiciones divinas concedidas a cada uno, entonces ¿qué será ese cielo de que hablamos? Son vuestras emociones, son vuestro estado emocional que cambia como un cielo de verano, ahora despejado, claro y límpido, y luego cubierto y nublado.

A veces sois alegres, festivos y felices y al poco rato estáis tristes y disgustados y en ese estado no podéis contemplar el cielo de Dios, el cielo de las bendiciones que tenéis justo encima de vuestras cabezas. ¡Cuando estáis tristes, vuestras emociones negativas nublan vuestro cielo y os impiden ver las bendiciones que están allí para vosotros, en el cielo que es sólo vuestro! ¡Este cielo es el seno de vuestra mayor parte que guarda consigo todas las buenas cosas que deseáis en la vida en la Tierra!

Esa mayor parte guarda en sus cuidados cada una de sus bendiciones, cada una de ellas permanece allí quieta esperando el despertar de la conciencia de vuestra menor parte, que es la física, ¡así, ella puede llover sobre vosotros como estrellas fugaces!

Las bendiciones eternas que están reservadas en ese cielo son individuales; cada ser posee su cielo con sus propias estrellas, de modo que otro no puede llevarse la estrella de un cielo que no sea el suyo. Nadie puede quitaros lo que es vuestro, aquello que se va nunca ha sido vuestro, porque aquello que es vuestro siempre estará con vosotros.

Estamos hablando de vibraciones y no de cosas; las cosas son perecederas y se van con el tiempo, pero la esencia que convoca las cosas jamás se va, permanece eternamente convocando más y más cosas que tengan su misma similitud y semejanza.

Vuestro cielo está repleto de esas estrellas luminosas, cada una posee un brillo especial y único; no permitáis que las nubes de las malas emociones cubran la belleza infinita de vuestro cielo, no permitáis que la tristeza y el dolor emocional, que para nosotros son siempre sin causa, ofusquen el brillo de las bendiciones de Dios que están en vuestro cielo.

El dolor emocional no tiene causa, amados, cuando sufrís emocionalmente es porque veis las cosas con la mirada física; y bien sabéis que lo físico es únicamente resultado y producto de lo no físico. No deberíais llorar y entristeceros por aquello que estáis viendo con los ojos; los efectos están ahí en vuestra realidad y son meramente temporales.

Si creyeseis verdaderamente en aquello que vive en vosotros, en el cielo cuajado de bendiciones que ya os pertenece, entonces no permitiríais a las nubes del dolor cubrirlo jamás. ¡Contemplad el cielo que es sólo vuestro! ¿Cómo es tu cielo estrellado? ¿Cómo brillan tus estrellas? ¡Admirad ese cielo en el sentimiento más intenso y puro de posesión!

Todo lo que siempre habéis deseado está justamente allí en ese cielo y ahora preguntad: ¿Cómo podremos alcanzar esas estrellas? Y nosotros decimos: no podéis ir hasta ellas, ¿acaso podéis tocar las estrellas con las manos? Jamás; y si es verdad que ellas son bendiciones vuestras que están allí aguardando vuestro alineamiento, ¿cómo podréis alcanzarlas y disfrutarlas en la vida física?

Vamos a contestar y grabad bien esto: las estrellas que son vuestras bendiciones son como una fruta que está en un árbol muy alto; tú sabes que no eres capaz de alcanzarla en aquella rama tan arriba y no hay como hacerse con ella; pese a todo, la naturaleza se encarga de madurarla y tirarla al suelo, para que de ella tú puedas comer. ¡Las estrellas colocadas por vuestro espíritu en vuestro cielo, una a una caerán sobre vuestras vidas cuando así lo permitáis!

¡Ellas están allí y allí permanecerán para siempre, hasta que vosotros despejéis vuestro cielo con las emociones positivas, para que ellas lluevan! Ellas no pueden ser tocadas ni alcanzadas con las manos porque ha sido elección suya venir aposta para vosotros.

No intentéis buscar los sueños con las manos ¿cómo haréis tal cosa? ¿Cómo haréis con vuestras manos que la vida fluya abundantemente? Hay un modo más fácil; ¡sed felices, confiad en que cada bendición que deseáis tener ya os pertenece, ya se os ha dado y vivid vuestras vidas felices en esa certeza! Si permanecéis en esa certeza, estaréis felices y si sois verdaderamente felices, ellas lloverán sobre vuestras cabezas hasta que digáis: ¡basta!

¡La abundancia de bendiciones, cuando encuentra en vosotros permiso para manifestarse, es como una lluvia fuerte que cae gota a gota hasta deshacerse toda ella sobre el suelo! ¡Permitidlo! ¡Despejad vuestro cielo, sed pacíficos, alegres, sentíos amados y plenos!
¡Sed verdaderos en aquello que sois, asumíos cada día en vuestra verdad, sed felices y, entonces, el permiso para que cada estrella del cielo baje y caiga en la palma de vuestra mano ya estará concedido!

¿Concedido por quién? ¡Por vosotros! ¡Sólo por vosotros! ¡Dios ha depositado infinitas estrellas en cada cielo, de cada conciencia, y si Él lo ha hecho, obviamente ya ha indicado que su único interés es vernos felices y abundantes!

¡Ahora es cosa vuestra! ¡Podéis permitirlo o resistiros! ¡Las estrellas son vuestras, siempre estarán allí hasta que decidáis despejar vuestro cielo, levantar la cabeza para admirarlas, creer que están allí para vosotros y, claro está, abrir las manos para que todas ellas, una a una, puedan venir a vuestro encuentro!

¡Las bendiciones del Creador son para aquellos que saben que todo lo tienen, que todo lo pueden y que todo lo son! En la vibración del "todo" estarán siempre en el permiso de la esencia que el "todo" es; y ¿qué es el "todo"? ¡El "todo" es el bien y el bien es cada experiencia que arranca de vosotros una sonrisa de satisfacción! ¡Haya Luz!

Elohins por Vinícius Francis

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