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Coincidencias existen?

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 17/04/2008 09:05:38


por Anderson Coutinho - [email protected]

Traducción de Silvana Partucci - [email protected]

No hay coincidencias en la vida.

Muchas veces nos sorprendemos con algún hecho, situación, ventura, descubrimiento, regalo, encuentro, reencuentro u oportunidad, de un modo tan perfecto y conectado, que enseguida decimos: “Pero que coincidencia!”

Pero la casualidad no existe y las coincidencias son nada más que “excusas” de las cuales los escépticos hacen uso para justificar lo que no consiguen explicar por los limitados recursos de una razón irracional.

Todas las situaciones por las cuales pasamos, desde las más simples a las más complejas, son cuidadosamente planeadas en el mundo invisible, muchas veces por una necesidad nuestra que tal vez todavía ni sepamos concientemente que existe -a pesar de que nuestro subconsciente ya lo sepa- y así es, a pesar de que insistamos en creer que no sea.

Por cada elección que hacemos o por cada explosión atómica de pensamiento que enviamos al cosmos, vibra en nosotros una fuerza inevitablemente gigantesca, siendo enviada al Universo, que responde, atendiendo los deseos subconscientes que nuestro ser manifiesta, muchas veces sin que nosotros ni lo sepamos.

Y si pensamiento es fuerza, nuestras acciones también lo son!

Es así que entonces el Universo conspira para que recibamos exactamente aquello que mas necesitamos, ya sea un cambio, un nuevo empleo, nuevos vecinos, aquel leve accidente de tránsito, una decepción amorosa, a partir de alguien que amamos o la sutil llegada de alguien que nos inspira. Nuestras necesidades entonces son amorosamente atendidas, y muchas veces ni percibimos que lo invisible nos abraza.

Una de las mas evidentes “respuestas” del Universo a nuestras necesidades o carencias, deseos o ganas (inconscientes o no), es la llegada de personas en nuestras vidas, cada cual con un papel diferente.

Algunos vienen para servir de ejemplo. Otros para inspirarnos. Están los que llegan para enseñarnos lecciones. Otros, para compartir con nosotros el peso de un fardo. Están los amigos, los amores y también aquellos que representan dolores. Sea por el motivo que sea, nunca entrarán o saldrán de nuestras vidas por simple casualidad.

Y cual grandioso se hace el momento cuando conseguimos percibir que hasta en las cosas más pequeñas la inteligencia Mayor esta actuando en nuestras vidas, siempre invitándonos a hacer mas y mejor, a seguir adelante, a buscar la luz para clarear nuestros pasos y conducirnos al encuentro de nosotros mismos.

Recién recibida en Medicina, Clara fue invitada “por casualidad” a un evento medico de gran importancia en otra ciudad. No quería ir, pero como ya se había comprometido, venció el desanimo y decidió honrar el compromiso. Llego a la ciudad, alquiló un auto “por casualidad” y se dirigió a un hotel. Al aproximarse el horario del compromiso, se arregló y fue al centro de convenciones. Cuando llegó, saludó personas, distribuyó simpáticas sonrisas, intercambió informaciones con otros médicos y bien cumplió las obligaciones sociales que la ocasión pedía. Resolvió quedarse hasta mas tarde “por casualidad”, ya que sus planes iniciales contemplaban una permanencia corta en el evento.
Al final de la noche, ya cansada, se despidió y se dirigió al estacionamiento. Cuando llegó, entró en su vehículo alquilado y al intentar encenderlo la ignición no respondió. Tras algunas tentativas y un poco mas de cuarenta y cinco minutos después, su automóvil estaba siendo remolcado por la locadora, que también envió un taxi.
En el camino hacia el hotel, se sorprendió con la agradable conversación que mantenía con el taxista, un joven llamado Bruno que aparentaba tener un poco más de edad que ella. En el transcurso de la conversación, descubrió que él era estudiante del último período de Medicina y que “por casualidad”, estaba cubriendo a su padre, que en aquella noche estaba sintiendo dolores extraños y fue gentilmente invitado por su hijo a quedarse en casa descansando mientras lo reemplazaba en el turno de la noche, ya que también era autorizado.
Llegando al hotel, muy amable, el muchacho dio a Clara una tarjeta de visita con el nombre del padre y teléfono, donde anotó su propio nombre e informó también su numero de teléfono.
Un año pasó desde aquella noche, y es que “por casualidad” ella tuvo que volver a aquella ciudad. Otra convención de médicos.
Llego al lugar y con su simpatía habitual, saludó personas, distribuyó sonrisas, hasta que vio a alguien familiar.
Se aproximó al caballero bien vestido y se presentó. Menos de dos minutos de conversación fueron suficientes para chocarse con la “innegable coincidencia” que la alcanzó aquella noche: es que Bruno, el conductor de taxi de un año antes, estaba frente a ella, ya medico recibido.
Conversaron, estuvieron juntos casi toda la noche, envueltos en un extraño e irreprimible lazo de simpatía que los unía, nacido un año antes.
Desde aquella noche, pasaron dos años y recibí la invitación de casamiento de Clara y Bruno.

Aquello que ellos mismos clasificaron como “sucesión de coincidencias” era nada más que la simple perfección del Universo actuando en aquellas vidas. En el plano espiritual, un movimiento silencioso garantizo que todas las “coincidencias” sucedieran, como sutil respuesta a las necesidades de aquellas almas.

Repercutió entonces en el espacio la carcajada de un niño, la misma que dentro de algunos años seria la hija de aquella pareja, por lo cual nacería en la Tierra para, entre los compromisos asumidos, donar la medula ósea para el abuelo, padre del Dr. Bruno.
En la noche del encuentro con Clara, en que Bruno lo reemplazara en función de los “extraños dolores”, la leucemia se instalaba, para muchos años después, recibir la donación de la nieta evitando que importantes años de vida fueran robados.

Mas ésta sería otra sucesión de “coincidencias inexplicables” que precisarían suceder para garantizar que la Perfección Universal una vez mas triunfase.

Así también sucede con nosotros, pero estamos tan envueltos con los problemas, preocupaciones, dudas y decisiones, que no percibimos la magia de las cosas que nos involucran.

Percibe tu vida! Percibe que todo y todos están meticulosamente ligados a la Inteligencia Mayor, que nunca deja de responder a nuestro llamado.

Somos espíritus eternos! Ya vivimos muchas vidas y delante de nosotros, existen rutas milenarias a ser recorridas. En cada una de ellas, somos cariñosamente conducidos por esta Fuerza Mayor que crea adelante un sin numero de posibilidades, de modo que cualquiera que sea nuestra elección, allá habrá un camino especifico que se unirá a otros, formando millares de “futuros” cuidadosamente proyectados en sus meandros, para que ejerzamos con perfección nuestro albedrío, que es libre.

La casualidad? Ella nunca existió!
Piensa en eso!


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