¿Cómo puedo cambiar lo que no me gusta en mí?
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 19/09/2013 14:03:36
Traducción de Teresa - [email protected]
Hay un camino para apalancar los cambios más deseados en tu modo de ser. Si te sientes infeliz en tus relaciones en general, si eres de aquellos que se ponen a crear historias y más historias mentales sobre cuáles serían las mejores posibilidades para obtener un buen posicionamiento en una supuesta confrontación, pero que a la hora de la verdad, nada de aquello sucede; si constantemente te sientes frustrado porque tus expresiones se manifiestan mucho más acá de lo que deseabas, has de saber que puedes trascender este robot cerebral de repetición que, a fin de cuentas, flaco servicio te hace.
Se trata de un método certero que puede ponerte kilómetros más delante de cómo acostumbras a reconocerte.
Me gustaría invitarte a una rápida y radical jornada de transformación, y para dar inicio a este proceso tendrás que ejercitarte en algunas tareas no habituales:
- Empieza por percibir que tus ideas e imágenes mentales suelen funcionar dentro de ti exactamente tal como en el acto de conducir un coche; es decir, tus imágenes mentales, tus pensamientos y emociones están totalmente automatizados en tu cerebro, cumpliendo las funciones como al conducir.
- Al empezar a conducir tú sabes qué llave enciende el coche, y se accionarán recursos cerebrales aprendidos para cada camino destinado, con la finalidad de hacer posible el éxito. En el aspecto de las reacciones emocionales, ocurre exactamente lo mismo. Puedes incluso tener idea de qué es lo que lo acciona y lo activa, pero después todo sucederá tal como cuando conduces un coche, tu cerebro recurrirá automáticamente y siempre a los mismos circuitos aprendidos y enviará pautas conocidas de respuestas para cada tema dinamizado; en el caso de conducir un coche, el tema es, entre otras cosas, el destino.
Un día tuvimos que contar con la presencia del yo para aprender a funcionar en determinadas situaciones, después, como un computador, el cerebro automatizó el conocimiento aprendido y ahora, so pretexto de auxiliarlo, libera esas pautas de conocimiento en las situaciones en que asocia que habrá el mismo tipo de demanda. Todo ello para ayudarnos a optimizar nuestro tiempo y para que podamos, a partir de los aprendizajes anteriores, seguir adelante conociendo nuevas cosas, aprendiendo más sobre todo y creando. El problema aquí es que el cerebro, sin la presencia del yo, que puede percibir cada situación como única, solamente funciona como máquina que un día ha sido activada para cumplir determinadas funciones, y permanece trabajando con estas variables. Así como ponemos mecánicamente el piloto automático al conducir, olvidamos que para reorganizar una nueva mecánica de respuesta cerebral hemos de reactivar la presencia del yo en cada situación que se vive en la vida. Tenemos que reaprender a hacerlo, y quién sabe a automatizar ante todo a un yo presentemente activo.
La primera clave es salir del esquema de aceleración cerebral, que insiste en tener autonomía sobre este yo que es quien manda y quien tiene de veras el real poder. Supón que mientras tú estás a merced de tu piloto automático, tu autoestima se ausenta juntamente con tu yo real. En la medida en que te acuerdas de que hay alguien ahí dentro que tiene poder sobre sí mismo, todo cambia y no hay la menor posibilidad de que sea de otra manera.
Las más de las veces, aparentemente no ponemos atención mientras estamos conduciendo… y con un susto, de repente, más atentos, conscientes y lúcidos, miramos la carretera y nos damos cuenta de que alguien ha estado allí todo el tiempo, con conocimientos sobre maniobras entre otras directrices, y que este alguien no era otro que tú mismo.
Mientras estés ausente de ti mismo, tus actos en las relaciones y en otras situaciones de tu vida funcionarán de forma semejante. Por mucho que se sepa que es posible planificar una conversación importante y de modo inteligente, por lo regular no se sabe qué y cómo todas estas ideas van a expresarse en la hora certera. Por mucho que se sepa que somos dueños de nuestros actos y deseos interiores, a la hora de expresarlos las cosas no suceden exactamente así. Las más de las veces uno queda mucho más acá de lo que de lo que debería haber dicho y, en otro caso, a veces con la incómoda sensación de haber hablado demasiado.
- La idea sugerida es permanecer más despierto y presente por dentro y por fuera. Un cambio que va a exigir una transformación sutil de actitudes, con el propósito de que comprendas, paso a paso, cómo volverte más consciente de lo que estás haciendo, incluso de qué y cómo piensas. Echa el freno de mano y empieza a ser el observador de ti mismo absolutamente presente.
En la proporción en que vayas ganándote para esa nueva postura, tanto tus pensamientos acerca de algún tema como tus actos tenderán a ser cada vez más vívidos y poderosos, y por lo tanto, lúcidos. El resultado es el desarrollo de una mayor autonomía tuya para ti mismo.
A cuenta de ese nuevo compromiso de vida, y por estar más presente percibiendo tus propios pensamientos como un observador de ti mismo, tanto tu poder de acción como los resultados de esta clase de experiencias te abrirán puertas para que puedas acceder a tus innumerables reservas ocultas de energía, sabiduría y experiencias adquiridas a lo largo de la vida. Además, como añadido superior, estarás habilitado para llevar a cabo nuevas síntesis de ti mismo, pudiendo renovarte por completo, y muy probablemente, tus objetivos de vida podrán cambiar de modo radical, pues tú ya no serás el mismo.
Una nueva clave:
- Durante los ejercicios de auto-observación, fatalmente habrás de enfrentarte a emociones negativas relacionadas con alguna situación; tan sólo con tu observación y centrado tenderás un puente hacia una situación positiva donde te sientes bien. Será únicamente a partir de una buena sensación emocional rescatada como podrás resolver mentalmente alguna cuestión que te perturba. Este es un ejercicio que exige presencia positiva para que tomes posesión de tus actos de modo deliberado y, como consecuencia, seas dueño de tu estado emocional, asumiendo tu poder para elegir de verdad dónde y cómo deseas estar y no sólo un resultado pasivo de un circuito cerebral aprendido y automatizado.
Tu cerebro es inteligente, pero se hace literalmente necio sin tu presencia, como una computadora girando un programa nunca revisitado, con soluciones no actualizadas y que acaban volviéndose arcaicas para todo el sistema.
Siempre es bueno cambiar el software de nuestra máquina mental cuando notemos que es necesario.
Algunas veces puede que tengas que llamar a algún técnico para ayudarte, en este caso un terapeuta colegiado, no obstante, el trabajo interno de la autonomía del yo, quien lo tendrá que hacer siempre serás tú mismo.Todos tenemos la tendencia a dejarnos anestesiar por el día a día, pero si permanecemos así difícilmente saldremos vencedores de cuadros que nos afectan de modo negativo. Con entrenamiento aprenderás la maestría para pasar de cualquier malestar a un estado de absoluta presencia del yo. Y en la medida en que vayas desarrollando capacidad para examinar a tus enemigos internos que hoy te detonan, un velo empezará a caer ante ti y sabrás que estás totalmente despierto, al mando de tu existencia. Que te pertenece.
