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Comprendiendo la Radiestesia más a fondo

por Maria Isabel Carapinha em STUM WORLD
Atualizado em 02/07/2009 12:06:30


Traducción de Teresa - [email protected]

En nuestros últimos encuentros por aquí, estamos siempre charlando sobre energías y citando muchos y muchos ejemplos e historias verídicas a fin de hacer ver la importancia de verificar la energía que está en torno a nosotros y curar el ambiente cuando necesario. Sin embargo, he notado que la sed de conocimientos más profundos se hace latente entre mis amigos lectores y hoy me he decidido, entonces, a escribir un poco más sobre la Radiestesia en sí misma.
En la verificación de las energías de un ambiente, podemos trabajar a fondo con las personas que allí viven. Verificamos en primer lugar qué tipo de anomalía está presente en el ambiente y cuál es la más agresiva en el local, qué personas están siendo afectadas, qué sistema de cura para el ambiente y para las personas que estuvieron allí expuestas vamos a utilizar. En la mayoría de los casos, siempre llego a lo siguiente: primero, las personas necesitan que el ambiente sea curado por completo y después, someterse ellas a equilibrio energético.
Todo ser humano es sensible y posee esa sensibilidad innata a ciertas radiaciones. Podemos desarrollarla o acentuarla mediante el estudio y práctica de la Radiestesia.
Hay personas que nacen con una sensibilidad extrema y hay otras que la desarrollan después de algún acontecimiento significativo en su vida, como un accidente, por ejemplo. Las reacciones del cuerpo humano frente a energías nocivas son de lo más diverso. Hay personas que desarrollan temblores, otras que sufren fuerte transpiración, otras, dolores intensos de cabeza e incluso pérdida de consciencia cuando se encuentran sobre una zona telúrica de energía negativa de suelo. Estas son reacciones presentadas por personas extremadamente sensibles, pero cualquiera, con el auxilio de un aparato de Radiestesia como un péndulo, logra detectar una zona telúrica sin el menor esfuerzo.
Un día, oí en una explicación, que aprender Radiestesia sería como aprender a dibujar.
Hay quien nace con una habilidad fuera de lo normal para el dibujo y hay otros que desarrollan esta habilidad mediante técnicas.

Así se clasifican los radiestesistas: existen los hipersensibles, o sea, incluso sin los aparatos hacen detecciones energéticas precisas; y luego los sensibles, que tras mucho entrenamiento y estudio se desarrollan en la técnica de la Radiestesia. Lo que quiero decir con esto es que con algo de entrenamiento y dedicación todo ser humano tiene la capacidad de convertirse en radiestesista.
El empleo y dominio de los instrumentos de Radiestesia nos lleva a las más diferentes aplicaciones; aparte, claro, de la verificación de ambientes, podemos: diagnosticar una enfermedad y auxiliar en su curación; encontrar personas, animales u objetos desaparecidos; indicar el lugar exacto para la perforación de un pozo; indicar el momento propicio para una sembradura, descubrir el PH del agua; saber a qué hora y en qué vuelo llegará la persona que esperamos; o sea, medir toda y cualquier energía que exista; el límite es tu creatividad.
La Radiestesia está definida como la sensibilidad a energías. Según la física, todo es vibración. Todo irradia una serie de frecuencias con longitudes y ondas variables, lo cual confiere a cada parte de la materia una vibración especial y específica.
Si somos capaces de medir una vibración o una radiación particular de un local, de un órgano, obtendremos una información muy precisa acerca de su calidad y de su relación con nosotros. Si el órgano está desequilibrado o funcionando mal, esto será detectado por la variación en su energía y vibración, y emitirá ondas diferentes; así lo evaluaremos.
Después de que un aprendiz de Radiestesia esté completamente familiarizado con los movimientos producidos por los instrumentos de Radiestesia, podrá hacer cualquier tipo de medición en personas o ambientes y obtendrá respuestas precisas.
Las energías medidas en locales o personas tienen en Radiestesia escalas específicas. Quiero decir con esto, que si un radiestesista hace una evaluación en un local, definiendo el tipo de energía y su intensidad, si otro radiestesista fuese llamado para verificar el mismo local, habrá de encontrarse la misma energía y su intensidad deberá ser la misma. ¡Esto es lo que da a la Radiestesia credibilidad y respeto!

Tal como para medir la temperatura empleamos un termómetro, para medir la energía de locales usamos escalas radiestésicas específicas. Además de proporcionar datos precisos sobre la energía encontrada, la escala de medición también facilita el intercambio de informaciones entre profesionales del área. Una de las escalas más utilizadas es el Biómetro de Bovis, radiestesista francés que a principios de siglo creó su propia escala.
Tras muchas mediciones en plantas, animales, personas saludables y enfermos con ciertas dolencias, Bovis llegó a la conclusión de que 6.500, en una escala de 0 a 10.000, era la unidad en que vibraba cualquier persona sana. Observó también que las personas con cáncer se encontraban en una frecuencia de 4.000 a 4.500; los enfermos de tuberculosis entre 5.000 y 5.500, y así evaluó varias enfermedades. Cada dolencia tenía su intensidad, siendo todas inferiores a 6.500. Las personas sanas y con mucha vitalidad superaban esta medida, llegando a 7.000 y 8.000.
Años más tarde se descubrió que los locales de energía nociva vibraban en valores muy bajos, o sea, se medían en ellos valores inferiores a 6.500 unidades de la escala Bovis. Se llegó entonces a los siguientes valores: la vertical de una línea Hartmann, tan nociva para nuestra salud, vibra en una intensidad de 5.500; sobre un cruce de línea, 5.000; y sobre una corriente telúrica, 4.000. La deducción final de toda esa explicación tan compleja es que la persona que permanece sobre un punto de energía nociva, pasa a vibrar en la misma intensidad del local; ya por inducción o por resonancia, terminará vibrando en la frecuencia de la enfermedad.
Estas fueron hoy unas explicaciones algo más técnicas, para que todos podáis comprender mejor que por detrás de una evaluación radiestésica hay todo un universo de técnicas y conceptos que la hacen ser plenamente confiable; no se trata simplemente de una evaluación que podrá causar o no un efecto positivo; es un compromiso asumido con la persona que nos ha solicitado la evaluación.
Las consultas, ya sean en ambientes, empresas o personas, siempre presentan resultados favorables y dentro del tiempo determinado, ¡pues estamos hablando de energía! Y la energía es susceptible de ser conducida allá donde deseamos que vaya.A continuación os cuento un caso más, de aplicación de Radiestesia extremadamente simple y funcional.
Mi madre hace meses viene presentando síntomas de espolón en el calcañar; este es un tipo de dolor bastante intenso, que produce hinchazón en el pie y dificultad para caminar. Yo como radiestesista, confiada y segura de mis conceptos, la llevé al médico para oír su opinión y paralelamente hice mi diagnóstico. El médico recomendó una plantilla y ejercicios de fisioterapia. Mi madre no es mucho de ir a médicos y tan pronto como salimos del consultorio dijo que la plantilla la usaría, pero la fisioterapia no, pues no iba a molestar a nadie para que la llevase. Lo peor de todo es que, como la conozco bien y sé lo vanidosa que es, sabía que incluso la plantilla habría de quedar arrinconada.
Le sugerí entonces que hiciese uso de una placa radiónica llamada Diafragma I durante dos semanas y verificase el resultado.
A ella le gusta mucho hacer ganchillo y punto, y le propuse que mientras estaba dedicada a estas actividades, colocase el pie sobre la placa que tiene la función de eliminar el dolor y disipar energías estancadas en el lugar. Cuál no sería la sorpresa, ya que después de una semana de uso, los dolores habían desaparecido y ella estaba caminando nuevamente ¡y muy bien! El pasado viernes yo estaba con ella en una zapatería y ella me enseñaba el pie deshinchado y entre risas decía: cualquier problema que tenga, echo mano de la plaquita que está en el armario de la sala.
Esta es una historia más para demostrarte que la Radiestesia puede resolver cualquier asunto de nuestra vida.

¡Hasta la próxima semana!


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Maria Isabel Carapinha é colaboradora do site, radiestesista e trabalha também com Feng Shui.
Ministra cursos e faz atendimentos em residências e empresas.
Trabalha também com a mesa radiônica fazendo atendimentos em seu consultório ou à distância.
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