Construir una Vida Exitosa
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 12/05/2013 09:56:54
por Helena Gerenstadt - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
En el reto de construir una vida exitosa, algunos factores son determinantes: la actitud que asumimos, el sentido de la oportunidad y la inteligencia relacional, por ejemplo. Antes de ver nuestros sueños cumplidos en la realidad del día a día, es preciso imaginarlos. El segundo paso es trazar un plan de acción, como hizo el Gato con Botas.
Está bien. Yo sé que el Gato no fue ético; empleó astucia y estratagemas. Pero enfoquemos el siguiente punto: el famoso personaje de los cuentos de hadas trazó un “plan estratégico” para alcanzar su objetivo de vivir cómodamente, definiendo sus necesidades y las acciones debidas. O sea, el Gato tenía un plan y lo ejecutó. Antes de “salir por el mundo en busca de aventuras”, definió exactamente, o sea, imaginó a dónde quería llegar. El resultado es el “final feliz”. Moraleja: una actitud imaginativa es vital para el éxito.
Pero ¿cómo transformar la imaginación en acción, creando una actitud que nos lleve al éxito? Puede definirse el éxito como conseguir todo aquello que deseamos en varios aspectos de nuestra vida. El éxito incluye “vencer en la vida”, ser reconocido como una referencia entre nuestros iguales, auto-realización, ser amado, iluminación espiritual. Y todo lo demás que forme parte de nuestros anhelos.
Hay investigaciones que indican que las personas que lograron definirse como exitosas desarrollaron talentos variados que les dan cierta completitud. A una conciencia crítica altamente desarrollada alían una percepción holística de la realidad. En su jornada personal buscan cada vez más calidad de vida, lo cual implica el ejercicio de actividades voluntarias, la actuación como ser político y ciudadano en su comunidad, y un sentimiento de urgencia en obtener un significado para la propia vida, un esfuerzo firme y ético para influir sobre la realidad. Vivir de esta manera les hace ser abiertos, flexibles frente a los cambios, dotándoles de la tan necesaria versatilidad, añadida a compromiso y resultados. Esto resulta en la expresión de lo que podemos identificar como un conjunto de actitudes vencedoras.
Las personas que han triunfado y se convierten en referencia para otras personas, desarrollan, por lo regular, una serie muy particular de actitudes: son solidarios, conectados, intuitivos, entusiastas, perseverantes, sinérgicos. Y alegres siempre, muy alegres, iluminando el ambiente donde quiera que estén. Hay ejemplos abundantes en la historia de la humanidad. Quién puede olvidar a Luther King, Capra, Chopra, Fernanda Montenegro, Tom Jobim. Vinicius y tantos otros que se han convertido en referencia en sus profesiones tan distintas. Líder político, actor, músico, poeta, ejecutivo, profesor. Secretaria, emprendedor, periodista, pintor. Dibujante, médico, gestor. No importa el oficio. Importa ser feliz y pleno.
Otra peculiar característica del ser humano exitoso es su capacidad para percibir las oportunidades. Esto está directamente ligado a lo que podemos llamar actitud perceptiva. Ser exitoso requiere no sólo actitudes vencedoras y una estrategia para ponerlas en práctica, sino además la conciencia de que un objetivo es un sueño con fecha marcada.
Al establecer sus objetivos, las personas exitosas lo hacen con alegría y con la capacidad de maravillarse que tiene el soñador. El objetivo es la verdadera brújula que indica el norte, el punto desde donde se vislumbra el éxito. Como característica, éste debe ser siempre afirmativo y ecológico (estar exento de consecuencias negativas), específico y “circunstanciado” (tener plazo para su realización).
Por último, todos aquellos que se perciben exitosos construyen a su alrededor una comunidad de la visión en que los sueños, energías, talentos, competencias, saberes y acciones de cada uno se suman a los del otro, creando un manantial de flujo inagotable. Una fuerte egrégora. Cada miembro de la comunidad de la visión sabe que relacionarse con el otro es mucho más que un simple intercambio de tarjetas. Por tanto, se implican, se relacionan, se comprometen, comparten. A fin de cuentas, las personas exitosas no hacen red social. Hacen amigos.
Si deseas reescribir tu historia es hora de ponerte en camino. Y, claro, si hace falta, da un pitido. Siempre puede aparecer un hada.
Buena Jornada a todos.
“Quien tiene más miedo al cambio que a la desgracia, no tiene más remedio que conformarse con la opción de la desgracia”.
Mario de Andrade
