Cuando la angustia se instala
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 20/11/2017 08:03:54
Autor António Fernandes
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Traducción de Teresa
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La angustia es un veneno letal en expansión por todo el mundo. Pese a afectar a más individuos del sexo femenino mayor de 40 años, surge con gran incidencia, en este momento, en jóvenes adultos de ambos sexos.
¿Por qué ese fenómeno se verifica a estas alturas de tanto desarrollo y en que la vida se ha vuelto tan sencilla y facilitada?
La angustia resulta de un mito enraizado en la conciencia colectiva de la humanidad. La personalidad de la víctima, resultante de la separación entre el individuo y el universo (Dios), ha sido creada hace milenios por el propio individuo (en una lucha por la sobrevivencia) a menudo con la ayuda de falsas creencias religiosas. "El amar al Dios que habita en ti y al prójimo como a ti mismo", predicado por el Nazareno, nunca ha sido bien asimilado por las instituciones (iglesias) religiosas o por sus pastores. El altruismo responsable que Jesús predicaba, en el cual Creador y creado son uno, estuvo implícito en sus enseñanzas - "El Padre y yo somos uno", "Vosotros también sois dioses" - dijo Jesús. El concepto de separación respecto del "Todo" o Dios, como cada cual lo conciba y entienda, es la causa de la inseguridad que promueve la ansiedad y la angustia. Nunca la humanidad tuvo tanto y nunca ha sido tan infeliz. y eso se debe intrínsecamente al concepto de separación todavía más alimentado por una política de competitividad. Pese a que podemos nombrar infinitas causas para la angustia o la ansiedad mórbida, todas ellas tendrán un factor común: que el hombre se ha separado del todo, de Dios y del universo. Sin eso no habría lucha por la sobrevivencia, ni sentimiento de inutilidad y de no pertenencia. Pero lo que importa es cómo salir de la angustia, y no explicar cómo o por qué ella existe.
¿Cómo hacer?
En primer lugar, acepta la angustia, no luches, no rechaces. Asume la responsabilidad del momento aceptando y entregando. No dejes que la mente vaguee en el pasado ni en el futuro, ven para el momento presente. Sin lucha, sin resistencia. Siente la angustia cómo se va desvaneciendo. Si no lo consigues tú solo, pide ayuda. Hoy recibí un correo de alguien que decía: "mi angustia ya tiene muchos años, no puede desaparecer de un día para otro". "He cometido muchas equivocaciones en la vida, ahora sufro el castigo". Esta señora está convicta de estar separada del Todo y genera su propia angustia. Para no volver a citar a Jesús voy a contestar con los principios de la Física moderna. Todo en el universo está hecho de átomos. Todo es átomo, todo está hecho de la misma materia inteligente. Desde un pensamiento con su poderosa fuerza creadora hasta un grano de arena. Como podemos verificar, no existe separación. Dejemos ahora la energía de la cual todo está hecho y de que todo es uno, y volvamos a lo que crea ansiedad y angustia en esta señora. Ella dice "he cometido muchas equivocaciones" ¿las habrá cometido con la intención de perjudicarse? Si no las ha cometido con la intención de perjudicarse, no tiene de qué sentirse culpable. Si lo hizo con la intención de perjudicar a otros, sólo demuestra cuán destructivo es el concepto de separación, y tampoco tiene que sentirse culpable. Ha recibido inmediatamente la reacción, en su propia vida, de aquella acción.
Para reflexionar:
Si esta señora no viviese en la ilusión de la separación jamás podría considerarse víctima de lo que quiera que fuese, y, por consiguiente, querer alternar desempeñando el papel de agresor. Cuando expandimos la conciencia y salimos de la pequeñez de la separación, se entra en un mundo donde no existe víctima ni agresor, y por consiguiente no existe ansiedad, miedo ni angustia. No importa el lugar donde te encuentras. Hay siempre una solución perfecta y creativa y todo mal se transforma en iluminación. Si ya estás cansado del sufrimiento, creado por la separación del Todo, no vaciles y pide ayuda. Expón tu sufrimiento. "Todo lo que es puesto a la luz, se convierte en luz" dijo el sabio Pablo.
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António Fernandes
