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Cuando la negatividad es vista como una intriga

por Bel Cesar em STUM WORLD
Atualizado em 03/03/2007 22:45:00


Traducido por Melissa Park [email protected]

Recientemente, comprendí que la negatividad también puede ser una intriga: una falsedad. El otro día, pasamos por un susto que parece ya haber desequilibrado a muchas personas: mi empleada atendió una llamada de teléfono que nos informaba, de modo áspero y agresivo, que nuestro hijo había sido secuestrado. Nerviosa, soltó el teléfono y me llamó. Como ya había escuchado hablar sobre este “golpe” insano, no me dejé tomar por el miedo. Cierto que al ver a mi empleada tan nerviosa, también quedé “sin norte” por algún tiempo...

El primer pensamiento que me vino fue un simple desahogo: “¡En que mundo estamos viviendo!”. Pero después que me calmé, tuve un insight que me ayudó a mirar más profundamente sobre el poder de la negatividad: “Cuando sabemos que el origen de la negatividad es falsa, se nos hace más fácil no ser contaminados por ella”.

¿Cuantas veces no nos descuadramos en nombre de situaciones que de hecho ni sucedieron? Sustos, mentiras, chismes, amenazas y tantas otras interferencias negativas crean “vida propia” por la intención negativa de alguien, como la del supuesto secuestrador en el teléfono y, por creer en ellas, les damos crédito y el poder de desestabilizarnos.

En mi libro Manía de Sufrir (Mania de Sofrer) (Ed.Gaia), comento que cierta vez, con orgullo y coraje, dije al Lama Gangchen: “Esta vez, quiero mirar a la negatividad de frente. No la voy a negar”. Él entonces me respondió: “Mirar es bueno, pero no la toque. Es como cuando usted asiste a las noticias en la TV. Usted ve la negatividad, pero no deja que ella entre en su casa. Usted puede encarar la negatividad de frente, pero no deje que ella entre en su mente”.

Al final, cuando el “mal” de afuera no encuentra resonancia en nuestro interior, no hay como contaminarnos. El problema en si puede existir, pero no nos derrumbará si no nos identificamos con la negatividad que estuviera siendo proyectada sobre nosotros. En otras palabras, nuestros problemas crecen en la medida que nuestra negatividad interior ¡contamina la visión que tenemos del ambiente externo!

Cuando damos crédito a la fuerza de la negatividad, ella pasa a actuar como una verdad poderosa, capaz de vencernos, aún que seamos, de hecho, inocentes. Pero si permanecemos fieles a nuestros principios y cultivamos interiormente un profundo sentido de claridad y honestidad, no nos identificaremos con la fuerza del ataque cuando seamos invadidos. Cuando no reviramos intrigas, chismes o cualquier otro tipo de negatividad, evitamos que nuestra propia negatividad sea reactivada.

Es como dos barcos que se chocan en alta mar: aquel que esté lleno y pesado se hundirá, pero el que esté vacío se tambaleará por algún tiempo y después volverá a su rumbo. Creo que por eso es que el Lama Gangchen nos dice para no tocar la negatividad: permanecer leves.

En el budismo, somos incentivados a generar el máximo de situaciones positivas y a evitar, siempre que podamos las negativas, pues así estaremos acumulando méritos, fuerza interior, para destruir nuestra propia negatividad.

No se trata de cobardía ni de irresponsabilidad, es más una postura interior que busca soluciones en vez de mayores confusiones. Cuando finalmente nos conectamos con la calma, algo reparador acontece. Pero infelizmente, la mayoría de las veces, no sabemos como atenuar nuestra ansiedad para separarnos rápidamente de los conflictos y actuamos prematuramente. Observo a los Lamas cuando están delante de las adversidades: ellos permanecen quietos y continúan al frente con su día a día, practicando sus enseñanzas y meditaciones. Cuando indagamos sobre el hecho negativo, ellos simplemente responden algo como: “OK, todo bien, vamos al frente”.

Después de esas reflexiones, conseguí quedar más tranquila y recordarme que es posible separarse de la negatividad, principalmente ¡cuando ella no existe!


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bel
Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia.
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