¡Cultiva la levedad del alma!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 13/06/2012 12:14:37
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Los milenios de existencia del espíritu – observado como un ser y su trayectoria vital – comportan una serie de acontecimientos que quedan registrados en su memoria extra-cerebral y en forma de “karma”, según las leyes de la reencarnación.
Ese “lastre” constituido por decisiones erróneas o por actitudes en que el orgullo, el egoísmo o la prepotencia tuvieron papel importante en el escenario de la vida, retiene al individuo en la corteza terrestre, y no le permite expandir su conciencia y liberar su alma del fardo de las reencarnaciones.
Así, el producto bruto de nuestras vivencias en el cuerpo físico mantiene un vínculo permanente con la esencia de lo que somos, o sea, la verdad de cada cual ante sí mismo y ante el universo.
De ahí la sensación de infelicidad, de no completitud, y el sentimiento de víctima que envuelve la vida de muchas personas que no encuentran la salida del laberinto de sus problemas…
En tal sentido, la vida actual, con la añadidura de los traumas psíquicos de la niñez, se convierte en un pesado fardo para aquellos que ya lo vienen arrastrando de otras vidas.
Por este motivo, al justificar mucho dolor y sufrimiento, algunos acaban por desistir de la jornada vital en mitad del camino. Actitud que hará su deuda todavía más pesada en relación a su próxima experiencia en el cuerpo físico.
Las religiones, principalmente las de fe razonada, así como las psicoterapias de propuesta interdimensional, trabajan en el sentido de concienciar al individuo acerca de la necesidad de expandir su otro yo, es decir, el yo superior que se halla íntimamente asociado a los valores del espíritu, intrínsecos al ser humano desde tiempos inmemoriales.
Lo que enturbia nuestra perspectiva e insensibiliza el alma, manteniéndola presa a la corteza terrestre, es la “basura” acumulada en las sucesivas vidas del espíritu inmortal. Preso a sí mismo, el individuo no encuentra la levedad necesaria para el desprendimiento hacia la expansión de su propia conciencia.
Las Experiencias de Casi Muerte (E.C.M.) y las demás experiencias en que el espíritu se desprende del cuerpo físico, regresando después, son una prueba irrefutable de que nuestra verdadera identidad es la espiritual. Quienes han pasado por esas experiencias adquieren una nueva forma de mirada hacia la vida.
Por tanto, es “esa mirada” la que hemos de desarrollar para hacer que el alma – y la vida – sea más leve. Y el auto-conocimiento es el camino que conduce a un proceso de desprendimiento y despojamiento de las “armaduras” con que venimos cargados a través de los siglos.
El alma solamente alcanza su libertad cuando los hilos que la prenden a sentimientos negativos son cortados por un mejor nivel de conocimiento de sí misma, del otro y de la realidad interdimensional en que se halla inserta.
La psicoterapia interdimensional o las religiones reencarnacionistas no son la solución mágica para los problemas de cada uno, pero representan el detonador accionado para que se procese la auto-concienciación. Por ello son referencias en el ámbito del conocimiento avanzado.
Si queremos liberarnos del fardo que venimos arrastrando hemos de invertir en la levedad del alma. Y esa específica y sutil reeducación de sentimientos exige una gradual reforma interior, que comienza por una revisión de tendencias (condicionamientos, prejuicios, etc.) que traemos en nuestro interior de vidas pasadas. Sin cambio en el paradigma conductual que altere la esencia (verdad) de cada uno, la vida se repite con sus niveles de malestar, acomodación y desesperanza.
La felicidad es una conquista del alma que se ha desprendido de las ataduras de lo pretérito. Y el estado de espíritu pleno, equilibrado, sin las radicales alternancias de humor que tanto incordian en la vida, es la meta del individuo enfocado en la salud integral.
La regla es sencilla: cultiva el alma leve y adquiere una nueva mirada hacia la vida.
