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Da el buen ejemplo

por Graziella Marraccini em STUM WORLD
Atualizado em 01/10/2010 13:46:31


Traducción de Teresa - [email protected]

El domingo pasado fui a ver la película Nosso Lar (Nuestro Hogar). Confieso que, pese a ser seguidora de una doctrina espiritualista y de recorrer el camino del desarrollo espiritual de varias maneras, no me considero espírita. El motivo de afirmar esto es que no considero como ‘verdad absoluta’ algo que yo no sienta íntimamente. Indudablemente, las certezas no existen. Pero que forma sentido, eso sí. Siempre he sido muy cuestionadora desde pequeña; ¡fui criada en la Iglesia Católica y en colegio de monjas! No me considero católica, prácticamente, porque cuestiono muchos de los dogmas de la Iglesia, pero continúo profesando mi fe, pues siento una gran afinidad con el mundo espiritual. Rezo y me uno en pensamiento a Dios, aquel Dios que siento presente en mi vida. Como buena nativa de Piscis que soy, siento íntimamente que formo parte del Todo y muchas veces me percibo como desplazada en el mundo material.

Pero vayamos a la película… ¡La amé, simplemente la amé! Las imágenes son bellísimas y la interpretación primorosa. Deseo desde el fondo de mi corazón que tras nuestra muerte realmente logremos obtener reposo en un lugar donde haya tanta Paz y Serenidad. Deseo llegar allá, pero ¿cómo haré? ¿Cómo lograré obtener créditos y merecimientos para conseguir entrar en Nuestro Hogar? ¿Qué camino recorrer?

Quienes suelen leer los artículos publicados por los colaboradores del STUM son ciertamente personas en busca de cierto desarrollo espiritual. Como yo, son personas que se hacen preguntas, que buscan cumplir su misión, que tratan de encontrar respuestas para sus dudas. Los colaboradores también, o sea, aquellos que investigan, estudian y escriben los artículos ofreciendo su ayuda profesional, siguen el mismo camino espiritual, compartiendo el conocimiento adquirido. Presiento que estamos todos juntos en este camino. Percibo que el camino espiritual es maravilloso y gratificante, pues nos ofrece innumerables recompensas, aunque también tiene sus percances y sus obstáculos, ¡y éstos no son pocos! En general, cuando estamos recorriendo el camino, sentimos la necesidad de compartir nuestro conocimiento y, especialmente, de encontrar un líder, pues sentimos la necesidad de un mentor. Sin embargo, cuando lo encontramos al sentir afinidad con una teoría o doctrina, nos inclinamos a considerar a nuestro mentor como alguien infalible, como una especie de ser superior. ¡No obstante, por mucho que alguien haya ‘avanzado’ en el camino de la espiritualidad, no debemos olvidar que todavía sigue siendo humano y no divino! Solamente los Maestros Ascendidos, los Guías Espirituales, ya han alcanzado la plenitud de su desarrollo espiritual. Por tanto, como líderes o como seguidores, hemos de proceder siempre con humildad y compasión respecto de nuestros hermanos de andadura. Esa es una lección importante, sobre la cual he venido reflexionando mucho últimamente, y que me ha alcanzado claramente a través de los mensajes de la película Nosso Lar. ¡Ciertamente, el Amor al prójimo, la humildad y la compasión, son las claves para ‘llegar allá’!

Otra cosa importante sobre la cual he venido reflexionando: ¡alguien que expone sus ideas sobre la espiritualidad puede ‘convertirse en cristalera’ cada vez que falle! Si yo demuestro ira, descontrol o impaciencia – por ejemplo – siempre habrá alguno que me diga: Pero tú, que te dices tan espiritualizada, ¿cómo no logras controlarte? ¡Así es, apreciados lectores, nos convertimos en cristalera! Como estamos siempre dando ejemplo con nuestros actos y con nuestro comportamiento, hemos de vigilar nuestros pensamientos y nuestro proceder, porque estaremos sirviendo de ejemplo. Somos ‘embajadores’ del conocimiento espiritual y por ello responsables por aquellos que nos siguen. ¡Nuestro comportamiento en la sociedad en que vivimos será lo que marque la diferencia, y nos hará mejores cada día, y no nuestras palabras! Confieso que todo esto es bien difícil de poner en práctica. Orad y Vigilad, dijo Jesús.

Por estar viviendo diariamente en un hospital, donde presencio mucho sufrimiento y dolor, a veces salgo deprimida de allí (¡tengo el paso de Saturno sobre mi Neptuno Natal en la Casa 8!), y reflexiono mucho últimamente sobre el desprendimiento de la materia en el momento del tránsito. Sin embargo, tengo miedo a dar consejos para no pecar de orgullo pareciendo ‘dueña de la verdad’. ¿Cómo hablar de espiritualidad, de vida después de la muerte, a una persona que sufre en una cama de hospital y se retuerce de dolor? ¿Cómo encontrar las palabras adecuadas si no es a través de la Fe? ¡Ante los ojos de quienes nos piden ayuda, representamos una luz de esperanza, pero no somos así tan fuertes! Muchos de los que nos escuchan o leen los artículos, esperan un esclarecimiento, un consejo, un hombro amigo, una verdad. Cuando damos esa ayuda o aconsejamos, recibimos reconocimiento y gratitud por nuestra disponibilidad y, de esta forma, nos sentimos colmados interiormente por el trabajo hecho. Pero… ¡cuánta responsabilidad sentimos!

Siento mucha pena y compasión por aquellos que sufren, pero más pena y compasión me hacen sentir aquellos que no tienen Fe. Percibo que hay más dificultad en aceptar o superar el sufrimiento en aquellos seres que ponen su vida solamente en manos de los médicos y de los medicamentos. En mi opinión, la Cura se inicia siempre en el mundo espiritual. El medicamento no cura el alma. La homeopatía y otras terapias alternativas y holísticas – como la EFT* – nos enseñan que hay enfermos y no enfermedades y que debemos curar el cuerpo sutil antes que el cuerpo físico.

Bueno, voy a concluir nuestra reflexión de hoy con esta pregunta: ¿cómo voy a desprenderme de todo lo que tengo, de todo cuanto he conquistado, de todo cuanto amo? ¿Cómo dejar atrás los seres queridos, aquellos que amamos, en el momento de mi partida? Será la sincronía con la conjunción de Saturno con el Sol en Libra, pero hoy por hoy, siento una profunda melancolía interior y me parece que el dolor de toda la humanidad está dentro de mí. Reconozco que lo que me atará a la cadena de las reencarnaciones es el apego al mundo material, o sea, los deseos. Por ello pido perdón y ayuda a Dios para que me encamine a Nuestro Hogar con el auxilio de los Guías Espirituales cuando llegue mi momento. Espero, de esta manera y desde el fondo de mi corazón, servir de ejemplo, compartiendo con vosotros, apreciados lectores, mis experiencias y mis reflexiones.

Deseo a todos una semana de Luz y de Armonía.
São Paulo, 27 de septiembre de 2010


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Graziella Marraccini é astróloga, taróloga, cabalista e estudiosa de ciências ocultas e dirige a Sirius Astrology. Conheça meus serviços on-line
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