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Depresión X Obsesión Espiritual

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 06/08/2014 08:58:41


por Nadya Prem - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

¡Hola, hermanos de jornada! Con sentimiento de gratitud me acerco a vosotros para compartir algo sobre nuestra multidimensionalidad. ¡Estamos juntos en esta nave madre Gaya y somos todos Uno!

Mucho se habla en la actualidad sobre la depresión como patología.
Tristeza, cansancio, apatía, llanto sin motivo, trastornos del sueño, falta de voluntad, autoestima baja y el famoso “bajo-astral”, están considerados como principales síntomas de la depresión.
Ante todo, es fundamental distinguir entre un estado depresivo pasajero y natural en nuestras experiencias de vida, y un trastorno depresivo.
La depresión es un estado de espíritu que sobreviene como resultado de un sentimiento de pérdida, de duelo, de una frustración. La ansiedad produce depresión cuando las expectativas no corresponden a la realidad. Forma parte de un proceso de recogimiento o interiorización que nos pone en contacto con nuestro mundo interior. Un receso necesario para reponer energías, para reflexionar y aprender con la experiencia.

No podemos tener control sobre todos los acontecimientos venideros. Nos ponemos ansiosos, gastamos mucha energía anticipando el futuro y dejamos de vivir el presente. Crear expectativas es muy fatigoso y la decepción es casi siempre cierta. En algunos momentos cesamos de luchar y abandonamos todo. Diferentemente de entregarse confiado a la vida, se desiste de vivir y de uno mismo.
En el estado depresivo hay siempre un resentimiento, que es la fijación de un acontecimiento que nos desagradó en el pasado y que continúa incomodándonos, como algo vivo en el presente.
Cuando ese estado se prolonga mucho tiempo, sin una mejora gradual, significa que no tuvimos recursos propios suficientes para retornar al estado de equilibrio, y nos ponemos enfermos.

Todos oscilamos entre la depresión y la ansiedad. Caminamos como en una cuerda floja, intentando mantener el equilibrio, ahora pendiendo hacia un lado, ahora hacia el otro. Anhelamos algo y después nos decepcionamos con los deseos no realizados.
El Budismo nos indica el rumbo que debemos tratar de seguir, aconsejándonos a alejarnos de los extremos. El camino de en medio sugiere evitar los excesos, tanto hacia una orilla como hacia la otra, buscando el centro.
En el Taoísmo entendemos la dualidad que vivenciamos a través de los opuestos yin y yang, siendo que el flujo correcto de ambas energías complementarias nos mantiene sanos. La depresión es una energía yin, mientras que la ansiedad es yang.

Pero ¿qué es lo que nos impide, como un imán, salir de esa situación de sufrimiento que la depresión provoca?
¿Por qué vamos cayendo como en un pozo sin fondo?
Bajo el prisma transpersonal, que incluye la dimensión energética y espiritual en su diagnosis, el trastorno depresivo tiene como causa el estado espiritual del ser.
El cuerpo astral es el vehículo del espíritu, a través del cual convive en el plano astral. Tanto los espíritus desencarnados, como nosotros los encarnados, vivenciamos la dimensión astral.
Nuestros pensamientos y sentimientos son compartidos en ese plano con mucha más intensidad que en el plano físico. Si aquí conseguimos en cierto modo disimularlos, en la dimensión de los espíritus no hay cómo camuflarlos. Cuando nos encontramos resentidos y tristes, abrimos brechas a las influencias de los espíritus que aún viven de las emociones inferiores. Nuestra energía dirigida por las emociones actúa en la materia del plano astral, componiendo formas y colores.

El cuerpo emocional, como también es conocido el cuerpo astral, constituye la mayor parte del aura humana. Cuanto más densa sea la energía, más opaca y oscura estará el aura. Las emociones exteriorizadas en la dimensión astral crean entidades denominadas elementales artificiales. Esas entidades pairan sobre su creador y actúan contra el mismo. Algunas personas a quienes se había detectado obsesores, en realidad están bajo el dominio de sus propias construcciones negativas. Están respirando las propias energías deletéreas. Así, poco a poco el trastorno depresivo se instala, debilitando los cuerpos sutiles, volviéndolos tan densos que causan un “sobrepeso” en el espíritu y una “presión hacia abajo”.
En cuanto a la realidad de las obsesiones espirituales en la depresión, siempre estará la sintonía vibratoria como regente del proceso.

Existen las obsesiones leves, causadas por espíritus que son atraídos por la sintonía vibratoria del depresivo y que acaban como parásitos arrimados a los cuerpos sutiles del obsedido, por ello conocidos como “arrimos”.
En cambio, las obsesiones más pesadas tienen a menudo como causa los enemigos espirituales de otras vidas, quienes, vinculados al obsedido por el odio y por el patrón energético semejante, se aprovechan de los pensamientos y sentimientos de baja frecuencia emitidos por el espíritu encarnado, para aproximarse a él. Con intención de venganza, buscan influenciarlo en su plano mental y emocional. Lo inducen a pensamientos negativos, como flechas tiradas en dirección a él, imprimiendo el proceso depresivo hasta las últimas consecuencias, pudiendo conducir al obsedido al suicidio.

Estamos restringiéndonos aquí a los casos de trastornos por depresión, pero es importante recordar que las obsesiones se manifiestan en la mayoría de los trastornos psicológicos y en grados variados, puesto que convivimos con una gran multitud de espíritus a nuestro alrededor.
El trastorno de la depresión puede ser resultado de una serie de desequilibrios.
“El término Depresión puede significar un síntoma que forma parte de innumerables trastornos emocionales sin ser exclusivo de ninguno de ellos, puede significar un síndrome traducido en muchos y variables síntomas somáticos, o bien puede significar una enfermedad, caracterizada por alteraciones afectivas.” (G.J. Ballone – Psiqweb)

Si estás empezando a caer en depresión o ya padeces tal trastorno y quieres librarte de ese sufrimiento, ¡la primera actitud a tomar es pedir ayuda! Puede que ya te hayas puesto a tratamiento sin obtener el resultado deseado, ¡pero no desistas!
Vas a necesitar ayuda para fortalecer tu espíritu y tus cuerpos sutiles, y para liberarte de esa sensación de hundirte en arenas movedizas. ¡Es muy complicado salir de esa situación solo! La depresión tiene como singularidad debilitar nuestros cuerpos sutiles hasta tal punto que nos sentimos esposados y sin salida.
Resulta necesario buscar el autoconocimiento para extirpar las antiguas raíces de los pensamientos y sentimientos negativos que nos hacen sufrir.
Para alterar la frecuencia vibratoria y liberarnos de las obsesiones hay que comprender la trama que nos une los unos a los otros. No podemos estar aislados del otro y del mundo. La soledad es ilusoria y únicamente conduce a la pérdida de conexión con la esencia iluminada.

Retornar al camino de en medio y en él encontrar la aceptación. Aceptar la vida tal como es y a los demás tal como son, sin tratar de hacerles cambiar. Admitir las sombras que nos acompañan desde tiempos remotos y que necesitan del amor incondicional que transforma tinieblas en luz, sin culpa.

Aprender a amarse a sí mismo, a los hermanos encarnados y a los espíritus desencarnados que puedan estar acosándonos.

Sublimar las emociones inferiores en sentimientos desapegados. En lugar del deseo, acoger el regalo Divino que nos es ofrecido todas las mañanas.

El sol que nace, los pájaros que cantan, incluso en medio de la contaminación que los deseos humanos proporcionan al paisaje.

Percibir la Presencia Divina en la lluvia, incluso aunque sea ácida, y en una flor, aunque solitaria…

Contemplar la Naturaleza externa, y principalmente tu Naturaleza interior. Tu microcosmos que está bajo tu dominio. Alimentarlo con energías purificadoras y de elevada frecuencia.

Conectar con el Maestro Interior, el iluminado que es despierto y no se deja llevar por las emociones inferiores.

Adentrar el chakra Anahata, centro cardíaco y hacer vibrar amor. Entrenar y practicar sin miedo a equivocarse. Aprendemos con los errores y evolucionamos a través del ego.

Las obsesiones espirituales y la depresión son un camino para comprender que el sufrimiento no es únicamente “mi” sufrimiento, sino el de todo aquel que se sintoniza conmigo. El otro y yo nos hacemos uno en el dolor o en el amor.

¡Salve!


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