El abandono que no se olvida - Parte II
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:11
Traducción de Teresa - [email protected]
En este artículo voy a continuar abordando las posibles causas que nos hacen sentir abandonados. Recordando que, cuando de adultos sufrimos de manera desproporcionada ante un abandono, muy probablemente ya lo hemos conocido desde muy pronto. Imagínese a un niño que no es aceptado, o sea, es rechazado en su modo de mirar, expresar, hablar, comer, sentir, existir, no obteniendo reconocimiento de su valor en nada de lo que hace, o a quien se le exige siempre más y más, como si todo lo que hace pudiese siempre hacerse mejor, lo típico en padres exigentes.
Esto quiere decir que, según percibimos consciente o inconscientemente y siendo aún muy pequeños, que nuestro modo de proceder no agrada a nuestros padres, vamos intentando adecuarnos o adaptar nuestra forma de ser, y poco a poco, vamos alejándonos de lo que somos de verdad, actuando de manera a ser aceptados; a fin de cuentas, todo lo que más queremos es ser amados por ellos.
Así empezamos a desarrollar lo que se denomina falso self, un estado de falta de comunicación con uno mismo, originando una sensación de vacío. El falso self es un mecanismo de defensa que dificulta el encuentro con el self verdadero en la vida adulta. Es muy frecuente que los niños que han crecido en familias disfuncionales, es decir, en desequilibrio proveniente del alcoholismo, o con exceso de requerimientos y exigencias, agresividad, malos tratos o cualquier otro tipo de abuso, hayan sufrido la negación de su verdadero yo. En ese momento es cuando el abandono comienza a ser registrado, cuando tenemos que alejarnos de quienes somos de verdad, por el deseo inconsciente de ser aceptados y amados.
Un crío que llora o demuestra algún sentimiento, puede ser considerado frágil por sus padres y ser golpeado todavía más (como si esto fuese a hacerle fuerte), aprende a reprimir sus sentimientos y pasa a sufrir en silencio, sin llorar, o como algunos relatan: "llorando por dentro". Un crío sólo puede demostrar lo que siente cuando hay alguien que pueda aceptarlo completamente, escuchando, comprendiendo y dándole apoyo, cariño, amor, lo cual raramente sucede. Ese niño puede desarrollarse de modo a revelar únicamente lo que se espera de él, sin percibir siquiera que, por detrás de las máscaras que ha tenido que crear para sobrevivir, existe una esencia, un ser especial y con potencial infinito de capacidades esperando a ser reconocido. Y puede pasar la vida esperando ese reconocimiento y/o aprobación, transfiriendo a sus relaciones esa necesidad no satisfecha.
Algunos padres, inconscientemente, en una tentativa de encubrir su falta de amor - lo cual es muy frecuente, por mucho que asombre a algunos - declaran a menudo su amor a sus hijos de forma repetitiva y mecánica, como si necesitasen demostrarse a sí mismos el amor que sienten, pero los críos se dan cuenta de que las palabras no se corresponden con los verdaderos sentimientos y/o comportamientos, pudiendo generar una búsqueda desesperada de ese amor que podría extenderse durante toda su vida. Eso es muy común en los casos de súper-protección.
Pero no siempre la súper-protección de los padres es una demostración de falta de amor legítimo o de abandono, pero el hecho de "agobiar" al niño, en el ansia de demostrar el amor que sienten por él, puede causar las mismas consecuencias que el abandono. Padres súper-protectores, en la avidez de proteger al pequeño, le hacen todo, y así crece con la sensación de ser incapaz, desarrollando gran dificultad para enfrentarse al mundo y a las frustraciones que la vida presenta. Con eso también abandona su verdadera esencia, en la intención de agradar a esos padres.
En el otro extremo tenemos a los niños que reciben mucha libertad de sus padres, y éstos también sienten el abandono. Sí, porque el exceso de libertad les hace sentir que a nadie le importan.
Otro factor que también puede hacer que los críos se sientan abandonados: cuando pasan la mayor parte de su tiempo con "terceros" pagados para cuidarles, como niñeras, secretarias, conductores. O también niños con muchas tareas, cursos de idiomas, deportes, estudiando a tiempo integral o el colegio interno, que les hacen estar la mayor parte del tiempo fuera de casa, en clubes, en casa de amigos o incluso de parientes, pueden hacerles sentir que ese exceso de actividades, que les mantiene alejados de sus padres, no es para su propio bien como dicen muchos padres para justificarse, no es así como el niño lo percibe.
Aunque los motivos para la ausencia de los padres puedan ser válidos: por el trabajo excesivo, viajes, enfermedades, internamientos constantes, o incluso por la dificultad de cuidar de un niño. El caso es que el pequeño no entiende los motivos de la ausencia, simplemente siente que los padres no están presentes, y que probablemente él es el culpable del abandono originado por esas situaciones. Hemos de recordar que tenerlos presentes no es garantía de recibir afecto, principalmente si los padres son agresivos, abusones, controladores, críticos, exigentes.
Están además los críos que han tenido todas sus necesidades materiales suplidas, pero no han recibido amor verdadero, o sea, que fueron descuidados afectivamente, y con toda seguridad se sentirán abandonados. Hoy, con los padres trabajando a tiempo integral, con poco tiempo para sus hijos, encontramos padres que creen que pueden suplir su ausencia con todo lo que el dinero puede comprar. Como el niño que dice: "mi padre es tan pobre, tan pobre, que sólo me da dinero".
Todos esos sentimientos que no son conscientes cuando suceden, podrán traer muchas consecuencias en la vida adulta.
Continuaré en el próximo artículo.
