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El arte de esperar

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 05/11/2009 14:55:10


por Nelson Sganzerla - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

Seguramente todos nosotros tenemos nuestros planes, proyectos que antes eran sueños y ahora con la proximidad del final del año están a un paso de concretarse.

Imagino a jóvenes parejas que aún son novios, a toda marcha en los preparativos para la boda; ambos estresados, la muchacha con la prueba del vestido, el chico haciendo cuentas para los gastos de la luna de miel, a la expectativa de resolver los innumerables detalles de la fiesta.

Parejas en espera de las llaves del piso nuevo, cuya entrega estaba programada para tres años pero la obra se retrasa, y ¿cómo esperar? ¿Cómo reprimir la ansiedad? Otros, esperando la entrega del coche nuevo tan soñado. A vueltas con el seguro o con la instalación de los accesorios.

En el aspecto sentimental, ¿cuántos no esperan un sí para cambiar el rumbo de su vida, para vivir finalmente el gran amor? Otros esperan la llegada del bebé que va a cambiar el rumbo de sus vidas... Yo mismo espero un año lleno de mucha paz, para todos nosotros, que logremos realizar nuestros proyectos, personales, sociales, financieros y profesionales.

Por tanto, son tantas las esperas en nuestra vida que muchas veces dejamos de creer. Pasamos de la ansiedad a la depresión, de la euforia a la melancolía; tenemos crisis de labirintitis, alergias de todas clases, continuos dolores de cabeza, todo por la espera de los acontecimientos en nuestra vida.

Pasamos a bombardear nuestro cuerpo y mente con todo tipo de basura, física y mental que reunimos en este nuestro tránsito por el planeta Tierra y acabamos por juntar solo dificultades en nuestro interior. Vivimos amargados, malhumorados, quejándonos de todo y de todos, como una nube gris y cargada de rayos, tempestades y truenos por sobre nuestra cabeza.

“En verdad os digo”

Independientemente de que nos angustiemos por las esperas en nuestra vida, el mundo continua girando, el sol nace todos los días, sin preguntarnos si queremos o no. Lo que es espera para algunos de nosotros, no lo es para otros; no somos nosotros quienes determinamos ese tiempo de espera, está fuera de nuestro control. Esas cosas son de Dios y no nuestras, pobres mortales. Necesitamos, sí, preparar nuestra vida para que las cosas ocurran. Para ello hay un tiempo de plantar y un tiempo de recoger. Si no has procurado plantar, ten la seguridad de que nada vas a recoger...

Pero caso hayas sembrado bien en tu jornada terrena, caso hayas regado tu suelo incansablemente y cuidado con cariño esas semillas, puedes esperar, pues han de venir los frutos y no importa si materiales o espirituales, ellos vendrán y ni siquiera notarás la espera, pues todo tendrá que llegar a su debido tiempo, ni antes ni después.

La pregunta no quiere callar:

- Pero ¿cómo puedo esperar tanto por mis sueños, para que se concreticen?
- Hace años que vengo trabajando para tener mi casa y escapar de ese alquiler;
- Ya no soporto más el esperar ese ascenso mío, que tanto me han prometido;
- No consigo cambiar de coche.

El tiempo en el universo no es el mismo tiempo aquí en la Tierra. Tenemos hoy una media de vida entre 80/90 años.

- ¿Habéis notado que todos nosotros, a lo largo de nuestra vida, ya hemos realizado algo? O sea, a los 15 años dependíamos exclusivamente de nuestros padres, muchos a los 18 ya trabajaban o entraban en la facultad y ya tenían su primer coche.

Otros, a los 19 o 20 años soñaban un amor y a los 25 lo encontraron, se casaron y tuvieron hijos maravillosos. Muchos a los 30 encontraron el empleo que deseaban y hoy son altos ejecutivos.

Nuestra vida está hecha de sucesivos acontecimientos que muchas veces olvidamos, como por ejemplo, a los 50 muchos tienen nietos maravillosos. Todo esto la vida nos lo está concediendo y la mayoría de nosotros no se da cuenta y pasa a esperar siempre algo más. Yo afirmo: si plantamos a lo largo de nuestra existencia cosecharemos mucho más; por tanto, la espera es insignificante cuando no esperamos ni exigimos tanto de la vida.

Esperar forma parte de la vida... Por eso, quién sabe a los 80 años tendremos aún mucho que dar y que recibir, mucho que agradecer, mucho que perdonar y mucho que amar porque esperar también es un acto de amor.

Piensa en esto.
Mucha Paz


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