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El Espíritu Santo - La Madre Universal

por Vera HT em STUM WORLD
Atualizado em 27/08/2004 20:20:50


Traducción de Melissa Park
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El Espíritu Santo podría ser definido, simplemente, como El Soplo Divino, que mueve toda la Creación.
También es una de las denominaciones del Tercer Aspecto Divino.
Esta energía de actividad inteligente en sus aspectos superiores, eleva al hombre a la condición de criatura divina, lo que incluye el delicado proceso de transformación de la materia, de adaptación del Yo consciente y del alineamiento del ser. Las emanaciones groseras deben ser absorbidas y transformadas. Una Jerarquía actúa como polo magnético, manteniendo las condiciones necesarias para esta cura, siendo, por lo tanto, la fuente que mantiene todo este proceso.

La Energía Crística, que se manifestó en este mundo por intermedio de Jesús, desempeño esta función de polo magnético por cuarenta días después de la Resurrección de Jesús. La actuación del ES, por lo tanto, no se limitó a los Apóstoles, aunque en ciertos momentos se haya concentrado en ellos, llevándolos a asumir actividades evolutivas. En aquel plazo se confirmaron varios destinos planetarios, así como también la realidad de la materia reflejando realidades transcendentes.
Se cumplió la preparación necesaria para que se diese la consagración de la matriz substancial del planeta, por el Espíritu Santo, o MADRE UNIVERSAL, como también es llamada esta energía, pues ella introduce una nueva vida que será alimentada en su seno.
Esa consagración está en vías de consumarse después de la depuración de las energías que no armonizan mas con este momento planetario en que nos encontramos, pasando a la 4ª dimensión.

Por eso, hoy, el interior de muchos individuos está siendo profundamente transformado, acompañando el desarrollo planetario.
La Jerarquía Divina podrá entonces, aproximarse a la humanidad terrestre.
Al hablar de Madre Universal, estamos hablando de la Matriz Cósmica, la Mater Virgo. Es una de las tres energías básicas del Universo. En el nivel planetario, rige la vida de la materia y es parte del alto escalón de la Jerarquía planetaria. Prueba la sustancia que permite a la vida manifestarse y a la materia liberar su cuerpo de luz, que es lo que estamos iniciando hoy: asumimos en un cuerpo físico la trascendencia cósmica.

La Madre Universal o el Espíritu Santo irradia principalmente la energía creativa, y la de la inteligencia que confiere adaptabilidad a la materia, permitiéndole cumplir el propósito de la existencia. Con todo, tanto en los ciclos en que la vida se densifica como en los que se sutilizan, usa otras energías para desempeñar su papel. En la energía que se densifica se propicia la compactación de la materia: el poder de la voluntad es dirigido para la definición de formas de acuerdo con el padrón arquetípico que les corresponde. El magnetismo del amor posibilita que se sumen las partículas que irán a constituirlo. El movimiento de las formas se materializa rumbo a la evolución.

Al final del proceso de densificación, comienza el de la sutilizaciòn: el poder de la voluntad desencadena la descompactaciòn de la materia y rompe estructuras en todos los niveles de la existencia. El amor servirá de puente entre la materia y el mundo espiritual. Cuanto mas puro fuera este amor, más próximo estará de la Fuente Creadora.
Cuando la etapa de la sutilizaciòn se instala definitivamente, las energías de los Aspectos de la Trinidad serán conducidos por la Madre Universal, para hacer resplandecer y emigrar a los universos interiores la luz oculta en los átomos, vivificando, entonces, El Cristo, hasta la total disolución de las formas.
Estamos en el aprendizaje, en que nuestro cristo interno está sendo despertado, con la fuerza contraria de las tinieblas, cada vez más fuerte.
Yo les digo: no se desanimen, no desistan, pues cada átomo de nuestro ser es esencia de energía pura y nuestra misión mayor es encender la luz donde haya tinieblas!

Para los católicos, el Espíritu Santo, es el que da a las personas, según su evolución espiritual, la comprensión espiritual de la palabra de Dios. Por medio de este entendimiento, es que los fieles y celebrantes comulgan con El Cristo, a través de la Eucaristía.
Para la Iglesia, el cuerpo del hombre participa de la dignidad de la “imagen de Dios”: el es cuerpo humano precisamente, porque es animado por el alma espiritual, y es la persona humana entera, que está destinada a tornarse, en el Cuerpo de Cristo, el Templo del Espíritu Santo. La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como “la forma” del cuerpo, o sea, es gracias al alma que el cuerpo constituido de materia es un cuerpo humano y vivo. El espíritu y la materia son dos formas distintas, más esa unión forma una única naturaleza.

Los dones del Espíritu Santo son siete, de acuerdo con la Iglesia católica: Sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor a Dios. Y son los frutos del ejercicio de estos dones, que nos elevan el alma.
Estamos viviendo la Nueva Era, la Era del Espíritu Santo, la era de la polaridad femenina, en que, ya no mas, se vencerá por la espada y por el dolor, y si, por el uso del amor a través de actos, pensamientos y unión de esfuerzos.

Este es un comienzo de era, en que aún pasaremos por el caos, más este será de la dimensión que le demos cuerpo. Por eso, les digo: Recen y vigilen mucho, por ustedes, por los que aman y por sus desafectos, pues nadie sabe cuando estará llegando la Gran Hora.

Mucha luz!!


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