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En la cima del mundo

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 09/05/2017 09:57:58


Autor Tom Coelho
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Traducción de Teresa
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“Ningún hombre es una isla.”
(Tomás Moro)

Muchos son los deportes que he practicado. Desde fútbol y baloncesto a natación y piragüismo, pasando por taekwondo, esgrima e incluso paracaidismo. Pero una modalidad en especial no me atreví a practicar: el alpinismo.
Contemplo escenas de expediciones a la Cordillera del Himalaya y me pongo a imaginar la sensación sublime de autorrealización de aquellos que llegan a la cumbre del monte Everest, o sea, literalmente a la cima del mundo.
Tuve la oportunidad de asistir al relato de un joven montañista canadiense, Jamie Clarke, reproducido en una película titulada precisamente “En la cima del mundo”, distribuida con exclusividad en Brasil por Siamar, uno de mis principales colaboradores asociados. Y me gustaría compartir algunas enseñanzas que he podido extraer de esa experiencia.

1. No hay éxito sin preparación. Un alpinista enfrenta, durante meses e incluso años, un prolongado proceso de preparación, del cuerpo y de la mente. Todo para disfrutar la gloria de llegar a la cumbre y allí permanecer durante no más de diez minutos.

2. Sigue tus pasiones sin obsesión. La persistencia y la obstinación son ingredientes para el triunfo. Cuando nos enamoramos de una idea, alimentamos una capacidad impar de implicación y comprometimiento. Pero la obsesión ciega los ojos, resta racionalidad, origina compulsión que conduce al conflicto y a la derrota.

3. Elegir implica lucidez y visión de futuro. La película presenta un momento en el cual un alpinista se encuentra a tan solo una hora de escalada de la cima. No obstante, si continúa, no tendrá tiempo (el anochecer se acerca) ni fuerzas para volver. En ese momento, él decide regresar, preservando su vida. Un paso atrás que, con los ojos puestos el futuro, simboliza un avance, y no un retroceso. Nuestras ambiciones han de estar siempre a la altura de nuestra capacidad.

4. El foco debe estar puesto en el camino. Aunque haya un objetivo mayor, es la suma de cada paso, la superación de cada adversidad, lo que nos encamina a la meta. Es lo que yo llamo “pasos de bebé”. Tras andar a gatas, el pequeño descubre que hay un nuevo mundo que ver a partir de otra perspectiva. Y, entre una caída y otra, la búsqueda del equilibrio sobre sus piernas es premiada con el cumplimiento del objetivo trazado: andar.

5. Reconocer los errores lleva al aprendizaje. Hemos de ser honestos frente a situaciones adversas. El presentador cuenta que, durante una expedición, el papel higiénico se terminó antes de lo previsto, convirtiéndose en fuente de conflictos y discordias. En realidad, se trataba solamente de un subterfugio, una forma de enmascarar cuestiones mayores que estaban siendo descuidadas. Tenemos la costumbre de evitar los problemas reales y convertir en personales temas que es preciso debatir en busca de soluciones.

6. O te enfrentas al miedo o el miedo te vencerá. El mayor reto de un alpinista es el miedo. El miedo al cambio, el miedo a la inseguridad, el miedo a las circunstancias. El miedo a tomar una decisión, a dar un paso adelante, causa parálisis y mata el progreso. Tú haces lo que te amedrenta y adquieres valentía después. No antes.

7. Un fuerte propósito es la mejor fuente de motivación que podemos tener. John, el alpinista que prefirió dar vuelta cuando estaba a pocos metros de la cima, es vencido por el cansancio y por la fragilidad del cuerpo en su jornada. Recostado en una roca, con la nieve cubriendo sus piernas y minando lo que le quedaba de sus fuerzas, la muerte lo acecha, cuando su equipo decide hacer una llamada vía satélite a su casa. Esa llamada providencial, conectada a la radio de comunicación, encuentra a su esposa e hijas pequeñas que, con palabras de amor, le hacen recordar el compromiso asumido, de volver a su familia con vida. Son estas palabras y recuerdos lo que, como combustible, incendia sus células, haciéndole posible retornar a la base. Lo que importa en la vida no son las promesas que hacemos, sino las que cumplimos.

8. Nunca escalamos solos. Este no es un deporte individual. La victoria es fruto de un trabajo de equipo. De los guías y estrategas, de los compañeros que acampan en las bases. De la mano que prepara un café para caldear el frío y de las voces que acallan el silencio de la noche con frases de ánimo. Tal cual en en mundo corporativo, es preciso mirar hacia abajo y agradecer. Siempre.

Al final de la película, me siento transformado. Continúo sin tener la preparación física ni las vivencias de un alpinista. Pero en mi mente paso a comprender que también tengo mi propia cima para escalar. Mis montañas son otras. Ni mejores ni peores. Ni más altas, ni más bajas. Sólo son las mías, aguardándome para desafiarlas, ahora más consciente sobre cómo hacerlo.

* Tom Coelho es educador, conferencista en gestión de personas y negocios, escritor con artículos publicados en 17 países y autor de nueve libros


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