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¡Entra en contacto con el niño que hay en ti!

por Rosemeire Zago em STUM WORLD
Atualizado em 10/11/2009 19:17:59


Traducción de Teresa - [email protected]

La imagen del niño representa el más poderoso e ineluctable anhelo en cada ser humano, o sea, el anhelo de realizarse a sí mismo.
Jung


Generalmente, nos acordamos de todos los niños que están a nuestro alrededor: hijos, primos, nietos, sobrinos, vecinos, hijos de amigos, pero probablemente nos olvidamos del principal: nuestro niño interior. Sí, eso es, hay dentro de cada uno de nosotros un niño de 3, 4 o 7 años, que nos necesita mucho. Aunque esto pueda parecer extraño, es muy importante ese reencuentro para nuestro crecimiento emocional, pues mediante el contacto con nuestro niño podemos curar muchas de nuestras heridas y comprender muchos de nuestros conflictos.
El niño interior representa nuestra totalidad psíquica, la parte genuina que vamos perdiendo al hacernos adultos. Está presente en nuestros sueños, fantasías, deseos, imaginaciones, intuiciones, en nuestra capacidad de jugar, imaginar, crear y principalmente, en la sensibilidad. Para que cuidemos de él es preciso reconocer su presencia y advertir sus necesidades.

Al establecer contacto con tu niño interior, sin duda vas a conseguir liberar muchas emociones que tienes prisioneras en ti desde la infancia. En algunos momentos ese encuentro puede ser muy doloroso, pues no es fácil recordar lo que nos ha hecho sufrir, pero al mismo tiempo es liberador lamentar con él sus dolores reprimidos, dejarle llorar libremente, y principalmente descubrir que no es verdad lo que nos han hecho creer acerca de quiénes somos. Pero es posible transformar todo el dolor al reencontrarte con ese niño que está dentro de ti y que tan solo espera tu amor.

En nuestro niño interior, tanto los momentos buenos como los malos han quedado grabados. El objetivo de reencontrar a ese niño es rescatar lo que hubiese de bueno y elaborar lo que ha sido malo.
Cuando perdemos la conexión con nuestro niño, nos sentimos abandonados, solos, incluso estando acompañados, o bien nos volvemos duros, inflexibles, fríos, agresivos. El niño interior abandonado nos hace ser adultos temerosos de equivocarnos, siempre buscando aprobación, reconocimiento, en fin, siempre buscando amor. Cuando lloramos, es nuestro niño abandonado llorando.
El modo en cómo fuimos tratados de niños es el modo en cómo nos trataremos durante el resto de la vida y el modo en cómo muchos aún tratan a sus hijos. Inconscientemente, transformamos nuestra vida en una eterna carrera, buscando desesperadamente encontrar lo que nos parece no haber recibido; e intentando rescatar después de adultos, si bien muchas veces de forma destructiva, aquello que consideramos no haber tenido de niños. Pero eso puede cambiar al reencontrarte con tu niño interior abandonado y perdido.

En todos cuantos tienen una relación negativa con la figura de padre y/o madre, esto ha podido originarse en la infancia, al registrar que no han recibido atención y afecto suficiente en aquel entonces. Al hacerse adultos, continúan sintiéndose indignos de amor, y por eso se castigan, manteniendo relaciones destructivas o incluso repitiendo las pautas que quedaron registradas. Otras personas se dejan influenciar durante toda la vida por frases tales como los niños no opinan o los niños no saben lo que dicen; e incluso después de adultas, omiten sus opiniones y continúan considerando que sus ideas no tienen ningún valor. Otras más pasan todo el tiempo pidiendo disculpas por existir, como si fuesen incapaces de dejar de escuchar aquella frase oída en la infancia: Todo ha sido por culpa tuya.
En general, llevamos dentro de nosotros una imagen de la infancia ideal, aquella en que la acogida y las demostraciones de amor han sido perfectas. Esa imagen muchas veces podrá proyectarse en otros y al lamentarnos por un ideal, idealizamos relaciones y aumentamos nuestra soledad y dolor.
El niño solo puede expresar sus sentimientos cuando hay alguien que los pueda aceptar completamente, sin críticas, juicios de valor o comparaciones, comprendiéndolo y dándole apoyo. Lo cual raramente hemos tenido. Cuando el niño no se siente autorizado a expresar sentimientos, sean éstos cuáles fueren, aprende que sus sentimientos no importan, no se considera valorado, amparado, amado. El niño piensa que para satisfacer sus necesidades no debe demostrar que las tiene, reprimiendo así sus sentimientos más puros y con ello una parte de su verdadero yo.
Para curar nuestras emociones reprimidas, tenemos que salir del escondrijo, enfrentarnos a defensas y máscaras y confiar en alguien. Tu niño herido necesita, además, de un aliado que no lo avergüence y sí lo apoye para testimoniar el abandono, la negligencia, el abuso y la confusión. Para curar sus heridas es necesario que reconozca su dolor. ¡No puedes curar lo que no puedes sentir!

Cuando experimentas el antiguo sentimiento y te pones al lado de tu niño interior, el trabajo de cura se produce naturalmente. Si quieres, puedes escribir. Escribe como si fueses ese niño. ¿Qué pediría él? ¿Qué diría? Escribe todo cuanto te venga a la mente, sin juzgar. Después lee lo que él pide y procura atenderlo. Recuerda que las carencias que sientes hoy pueden ser resultado de la falta del amor y comprensión que no has recibido de niño. A ti te corresponde dárselos hoy, ofreciéndole mucho cariño y la comprensión de que necesita, en lugar de esperar a que otros lo hagan por ti.De niños, quizá no hemos podido modificar o comprender la realidad, pero ahora, de adultos, sí podemos y debemos hacernos responsables por ese niño, como si fuésemos nuestro propio padre y madre.
¿Cómo has venido tratándote? ¿Con comprensión, amor? ¿Cuándo vas a escucharte a ti mismo? Espero que tengas la suficiente auto-confianza como para ser el aliado de tu niño interior en el trabajo con el dolor. Puedes no confiar absolutamente en nadie, pero sí puedes confiar en ti mismo. De todas las personas que conoces durante la vida, tú eres la única a quien nunca vas a abandonar y la única a quien nunca vas a perder.
Entra en contacto con tu niño. Charla siempre con tu niño y procura agradarlo. Acuérdate de lo que te gustaba comer en la infancia o qué te gustaría comer hoy caso fueses un crío. Ve a comprarlo y deléitate. ¿A qué te gustaba jugar? Acuérdate de algunos juegos y no te cortes, ¡ve a jugar! ¿Qué tal dejarte rodar por el césped? Todavía mejor si vas con aquella persona especial a quien amas. O bien armar aquella cometa y salir a volarla. ¡Recuerda, inventa!
Lo importante es que te permitas estar más relajado y mucho más alegre. Enseguida vas a percibir la diferencia dentro de ti. El reencuentro con el niño interior cura muchas enfermedades, heridas emocionales, disminuye el estrés, pues te permite jugar, relajarte, en fin, ¡te trae de vuelta a la vida!
Es importante recordar que la necesidad de ese encuentro con el niño interior forma parte de la jornada de todo ser humano que está en busca de crecimiento. En realidad, el proceso de ese reencuentro es la búsqueda de uno mismo, del propio self, de tu verdadero “yo”.
Para encontrar ese niño abandonado lo más indicado es hacerlo a través del proceso analítico, o sea, de la psicoterapia con base en el inconsciente, amparando a ese niño y comprendiendo sus sentimientos, pues la cura solo se verifica cuando lamentamos nuestros sentimientos más íntimos. Caso tengas dificultad para llevar a cabo ese proceso tú solo, busca la indicación de un profesional que trabaje con ese abordaje.

El día 12 es el día de los niños, ¿qué vas a hacer en ese día tan especial? Piensa de qué podrás servirte para entrar en contacto con tu niño interior. Haz una lista con 10 formas de divertirse. ¿Qué tal algunas actividades bien “infantiles”? Puedes ir a un parque de diversiones, al circo, dibujar con lápices de colores, en fin, elige tus propios juegos. Hecha la lista, procura envolverte en al menos algunas actividades todas las semanas. ¡Espero que descubras muchas maneras de divertirte! ¡Tu niño lo agradece! Y recuerda lo que escribió Jean Paul Sartre:

“No importa lo que nos hacen,
lo que importa es lo que hacemos
con lo que han hecho de nosotros.”


Indicación bibliográfica para quienes deseen profundizar en el tema del niño interior:
- Jeremiah Abrams (org.). O Reencontro da Criança Interior, Ed. Cultrix.
- John Brasdshaw. Volta ao Lar, Ed.Rocco.
- John Brasdshaw. Curando a Vergonha Que Impede de Viver. Ed. Rosa dos Tempos.
- Alice Miller. O Drama da Criança bem Dotada. Summus Editorial.

- Películas recomendadas:
Una película muy interesante es Voltando a Viver (Volviendo a Vivir), con Derek Luke y Denzel Washington. Basada en hechos reales, cuenta la historia de un marinero rebelde que recibe órdenes para consultarse con el psiquiatra de la Marina, pues necesita aprender a dominar su temperamento inestable. Al recordar la historia, él hace un viaje emocionante al confrontarse con su doloroso pasado y cambiar toda su trayectoria de vida. La película refleja muy bien las consecuencias emocionales de quien ha pasado por maltratos en la infancia, con agresiones físicas, sexuales y psicológicas. Para aquellos que deseen verla, vale la pena que estén atentos al momento en que el marinero se reencuentra en la puerta de la casa con la familia que lo “crió”, y a intentar abrazarlo, fijaos en su actitud, que demuestra cuánto ha pasado a respetar sus propios sentimientos. Muestra además que es posible aprender a lidiar con un pasado que tanto daño hace.

Otra película que me gusta mucho es Dos Vidas (Duas Vidas), con Bruce Willis. Pese a ser una sabrosa comedia, muestra de manera muy clara la importancia de los acontecimientos vividos en la infancia y sus consecuencias emocionales al ser adultos.
¿Has imaginado cómo sería encontrarte contigo mismo cuando tenías 8 años? ¿Qué te diría ese niño? ¡La película muestra el reencuentro, como si fuese real! Pero lo verdaderamente real es el cambio que todo ello producirá en la vida de Russ.
Observa con atención la parte de la película en que el pequeño Russ llega del colegio con su madre, y su padre le echa una bronca de aquellas, haciéndole sentirse culpable de la muerte de ella. A partir de ese momento, él desarrolla un “tic” en los ojos y nunca más llora... hasta que cumple los 40 años.

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zago
Rosemeire Zago é psicóloga clínica CRP 06/36.933-0, com abordagem junguiana e especialização em Psicossomática. Estudiosa de Alice Miller e Jung, aprofundou-se no ensaio: `A Psicologia do Arquétipo da Criança Interior´ - 1940.
A base de seu trabalho no atendimento individual de adultos é o resgate da autoestima e amor-próprio, com experiência no processo de reencontrar e cuidar da criança que foi vítima de abuso físico, psicológico e/ou sexual, e ainda hoje contamina a vida do adulto com suas dores.
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