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ESPECIAL STUM: ¿Quieres ser feliz? ¡Ayúdate que el Universo ayudará!

por Sergio Scabia em STUM WORLD
Atualizado em 05/03/2009 15:42:56


Quizá por el nombre bienaventurado de nuestro Website, que inspira un intercambio mayor, o por no tener a quién pedir socorro, o simplemente por ser el STUM un canal bastante abierto con sus comentarios en los Blogs, Mural, y también porque sus colaboradores muestran el e-mail de contacto al final de un texto, muchas veces enfocado exactamente sobre aspectos que capturan la atención del lector, creando nueva esperanza de solución para sus problemas... muchas almas angustiadas nos escriben contando sus dramas, solicitando algún tipo de apoyo, tal vez solamente un consejo desinteresado o, quién sabe, echando fuera de una vez algo que tenían atragantado.

Cuando busco en el banco de datos para averiguar de qué parte del mundo viene el mensaje – y desde cuándo esa persona accede al Website –, casi siempre constato que se trata de alguien que navega con nosotros desde hace poco tiempo. La mayoría de las veces acaba de inscribirse y ya se siente a sus anchas para abrir el alma contando sus dramas, sus pérdidas y sus dolores.
Este hecho es, por una parte, confortador.
Sí, la persona necesitada de socorro aún no ha recorrido casi nada de nuestro contenido; no ha iniciado, ni de lejos, su jornada por el fundamental camino del auto-conocimiento, de la espiritualidad universalista, algo que no se enseña en las escuelas ni se aprende asistiendo a las novelas en la TV u hojeando los principales periódicos y revistas del país... No obstante, como por pase de magia, alguna fuerza suave e inspiradora la condujo y la colocó bien en medio de nuestro grupo, formado en su mayoría por seres que experimentan un permanente deseo de buscar la verdad de la vida y de expandir su propia conciencia, en un crecimiento permanente e inquebrantable.

Quizá las personas que piden apoyo aún anden cargadas con fardos que no les pertenecen, heredados que han sido, desde su infancia, de padres, educadores y religiosos desentendidos de los valores sagrados y perennes de la existencia. Aún no se han dado cuenta, acostumbradas como están a mirar hacia fuera, de buscar en su centro la fuente de inspiración y la dirección en que han de recorrer el sendero, como si estuviesen desconectadas, alejadas de la Divinidad que siempre ha habitado en su ser inmortal.
Probablemente – además de todo esto –, aún no hayan vivenciado de hecho en sus vidas el amor incondicional, el que libera de la prisión del apego, de la posesión, de la ilusión de la separación. Amor total que se transforma en admiración acerca de las aparentes diferencias, e irrestricto respeto por la Unidad de todo cuanto existe en el Universo.

O quizá el dolor y la tristeza que ahora albergan en su alma no les permitan ver cuán necesarios son – y por fin benéficos –, los percances por que atraviesan en este momento… la pérdida de un ser querido, o del empleo, la eterna dificultad financiera que insiste en entorpecerle la vida, aquel hijo rebelde que quita el sosiego y obliga a buscar soluciones radicales… o bien un marido o una esposa que ya ha perdido el cariñoso interés de un tiempo, que ya no logra invertir energía alguna en la relación…
Probablemente – además – no perciben los signos que el Universo envía, los ciclos (todo es ritmo) que se renuevan o que se cierran, dependiendo del aprendizaje que fue intercambiado y vivenciado, hasta – finalmente –, conseguir pasar de fase…
Tampoco saben que no hay víctimas o verdugos… ambos forman parte del guión, simples papeles que han de ser escenificados aquí en la Tierra, donde somos al mismo tiempo figurantes, actores y directores en el riquísimo teatro de la vida; con el objetivo de vivenciar lo que aún necesitamos para nuestro propio crecimiento espiritual.

Quien por fin ha reconocido la Luz como su origen y destino, se considera definitivamente un Ciudadano del Universo, poderoso y totalmente responsable por todo cuanto pasa en su historia, sabe que hoy, entre los miles de representaciones de su alma, ya no queda espacio para colocarse en la condición de víctima de injusticia, de resentido, de melancólico. El “pobrecito de mí” es un ser en extinción y nadie reclamará por su fin inminente.
Todos somos fuertes por demás, dotados de todos los instrumentos y herramientas necesarias para incluso – si fuese preciso – renacer de las cenizas.

Ahora bien… ¿quiénes somos nosotros para manifestar una – aunque sea minúscula – postura de superioridad, de crítica, que nos lleve a reprender o aconsejar a un hermano nuestro de andadura, un hermano en la Luz? ¿Con qué base? ¿Solamente por el hecho de haber finalmente asimilado algo con nuestros innumerables errores? ¿O, como dice Saul Brandalise Jr., por haber aprendido a no cometer nuevamente los mismos errores?
¿Cómo podemos enseñar el camino a otros cuando aún paira una espesa capa de neblina en nuestro propio horizonte?

Pues sí... cuánta humildad aún necesitamos añadir a nuestro equipaje... qué necesario es que crezca la percepción de que de hecho somos uno solo... qué bueno será cuando esta sintonía – de que yo soy el otro – sea la primera en funcionar, de modo automático, en cada pensamiento, en cada opción que tenemos por delante, en cada encuentro, en cada intercambio de miradas, en cada frase que sale de nuestra boca.

Cuánta compasión debemos aún acomodar cuidadosamente en nuestro corazón, sustituyendo emociones que con facilidad salen del control, que acribillan aún nuestra aura, nuestro campo energético... cuánta paciencia tenemos que adquirir para no necesitar pedir disculpas tan frecuentemente... ¿cuánto coraje y determinación debemos por fin emplear para convertirnos en seres humanos mejores cada día?
El único camino, de verdad, es el de convertirnos en referencia, en ejemplo, ya que bien sabemos que no es posible cambiar a nadie por nuestra voluntad.

¿Vamos – así – a acoger de la forma más amorosa e inteligente a todos los que nos buscan ya cansados y sin esperanza? ¿Qué tal donar parte de nuestra energía, sabiduría y disponibilidad para aliviar los dolores del cuerpo y del alma de tantos hermanos? Muchas veces basta abrir el corazón, enviar luz, escribir, verbalizar o mentalizar el poderoso “Lo siento mucho, te Amo, muchas gracias”.
El mundo real funciona de esta forma, invisible a los ojos, pero tocando hondamente los corazones, en una sintonía bellísima que está llevando a la Humanidad, aun contra las ilusorias apariencias, a un mundo de paz, de respeto, de felicidad, donde desempleo, enfermedades, odio, rechazo, ignorancia, contaminación y dolor en breve serán solamente palabras vacías, medio olvidadas y privadas de significado para nuestros hijos y nietos… las iluminadas y renovadoras generaciones futuras.Encontré este comentario de Lucia Vânia Franco en el Blog Dê liberdade a quem você ama, (Da libertad a quien amas) que hoy ha iluminado mi día por la alegría, la sabia sencillez y la suavidad de sus palabras:
“No quiero parecer pretenciosa, pero puedo decir que hoy vivo ese tipo de amor libre. Libre en el verdadero sentido de la palabra, sin exigencias o ataduras, sin celos o pensamientos del tipo de “si él no me ama no me merece” (ya he pensado así), a veces me pregunto si estoy viviendo en un mundo que no es el mío. (...) Tenemos todo para vivir bien, pero hay gente que consigue no ser feliz; me llaman chiflada porque digo que amo incondicionalmente, porque digo que puedo sentir varios tipos de amor o intensidades diferentes, no necesito denominaciones, solo me gusta la emoción de sentir la vida pulsando en mí y formando un círculo cada vez mayor, como si fuesen ondas. ¡Es maravilloso vivir así!

Vamos a homenajear aquí, desde el fondo de nuestro corazón, con enorme alegría, felicidad y orgullo, a todas las mujeres, la linfa vital que permanentemente interactúa con nosotros (representando más del 80% de nuestra audiencia) alimentándonos, donando su preciosa energía, su gracia, apoyo, belleza y fuerza a nuestro (de todos) Website, haciendo de él un espacio amigo, de permanente transformación y de Unidad.

¡Sí, Somos Uno Solo! Yo soy el otro Tú.
¡Sé feliz!



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sergio
Sergio Scabia é co-fundador do Site Somos Todos UM
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