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Feliz Año Nuevo... y ¿cómo despedirse de las desdichas del viejo?

por Bel Cesar em STUM WORLD
Atualizado em 22/12/2012 12:41:19


Traducción de Teresa - [email protected]

¿Quién no desea un Feliz Año Nuevo? Todos nosotros, ciertamente. Pese a ello, sabemos que para que nazca lo nuevo es preciso que lo viejo muera. Todo fruto tiene que dejar de ser flor para nacer. Por tanto, para celebrar el final del año con un propósito claro, hemos de preguntarnos: “¿Qué es lo que tiene que morir aún en este año para que el próximo nazca con fuerza y luz?” Una respuesta es cierta: nuestras penas.

Los momentos de paso en nuestra vida revelan dónde estamos, de dónde hemos venido y hacia dónde vamos. Buda decía “Si quieres conocer tu pasado, contempla tu cuerpo en el presente. Si quieres saber sobre tu futuro, contempla tu mente en el presente”.

El futuro asusta menos cuando sentimos seguridad en el presente. Por ello vale la pena purificar aún este año los resentimientos que no queremos arrastrar el año que viene. Si estamos sufriendo, podemos hacer de nuestro sufrimiento un instrumento para el autoconocimiento. No es preciso ser víctimas de nuestro propio dolor.

Nuestras penas revelan cuán estancados estamos por limitaciones internas y externas.
Arrastrar amarguras nos hace sentir cansados y sin ganas de empezar nuevos proyectos. Permanecer atados a ellas consume nuestra energía vital.

El budismo nos enseña a purificar nuestras penas como forma de reconectarnos a la vida. La firme decisión de desapegarnos de nuestras amarguras es en sí una acción liberadora y regeneradora.

La pena es un sentimiento que ha de ser reconocido para poder disolverlo. Pese a resistirnos a sentir el dolor-raíz de nuestras amarguras, al sentirlo es cuando se disuelve.

Cuando tenemos un encuentro auténtico con nuestra alma, somos puestos frente a frente con el sentido de lo que es verdadero para nosotros. Ya no podemos engañarnos. En el mismo instante en que sentimos la presión de nuestras limitaciones, podemos decidirnos a liberarnos de ella.

Cuando nos damos cuenta de nuestras limitaciones, iniciamos el proceso de purificarlas. Por tanto, el problema no está en sentirnos limitados, sino en la negación de nuestras limitaciones, es decir, en no ser sinceros con nosotros mismos.

La insinceridad nos paraliza y aplaza nuestro proceso evolutivo. Solo cuando aceptamos nuestras limitaciones y amarguras dejamos de buscar soluciones falsas para lidiar con ellas. Soluciones falsas son como atribuir superficialidad a lo que merece atención y profundidad; o mostrarse sumiso a una determinada situación, atribuyendo al otro la responsabilidad del éxito de nuestra vida emocional, material y espiritual.

La verdadera solución, por tanto, consiste en mantenernos disponibles para sentir el dolor, a la par que decidimos alejarnos de él. ¡Curar heridas antiguas nos hace automáticamente más vivos!

Meditación para Curar las Penas

En silencio, trae de vuelta a tu casa interior todas las energías de tu mente y cuerpo.
Descansa en el espacio interno de tu ser durante algunos minutos.

Seguidamente, con todo tu corazón, invoca ante ti al Ser sagrado con quien sabes que puedes contar o a una fuerte luz del color que tú, en este momento, sabes que tiene la sanación que necesitas.

Considera que este Ser o esta luz no son únicamente producto de tu imaginación, sino la verdadera expresión de tu conexión con la fuente sanadora.

Reconoce con sinceridad tus penas y ábrete para recibir la sanación: visualiza rayos de luz saliendo del Ser Sagrado y de esta fuente de luz y penetrando por lo alto de tu cabeza. Rápidamente, colman tu cuerpo de luz, purificando instantáneamente tus amarguras. Contémplate totalmente colmado de luz.

Poco a poco, tu cuerpo de luz se reduce hasta convertirse en un punto luminoso que se disuelve en la intensa luz del Ser sagrado que tienes ante ti.

Lleva esa luz sagrada al centro de tu corazón. Siente tu conciencia nuevamente centrada en tu cuerpo. Determínate a cultivar ese estado mental, simple y natural, incluso después de abrir los ojos.

Para finalizar, agradece la fuente sanadora, la purificación recibida y comparte esa energía curativa con todos aquellos que estén necesitados de ella.


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bel
Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia.
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