Gestión con empatía
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:31
Autor: Tom Coelho
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Traducción de Teresa
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"Dar ejemplo no es la mejor manera de influenciar a otros. Es la única".
(Albert Schweitzer)
Hace más de 15 años yo estaba al frente de una industria metalúrgica con casi un centenar de trabajadores, cuando instituí el premio "Destaque del Mes". Todos podrían participar, a excepción de los profesionales en cargos de gerencia, quienes ayudarían a seleccionar al elegido en cada ocasión.
Cierto mes, decidí premiar al vencedor con un horno microondas. Teniendo en cuenta que estábamos en el año 2000, si un regalo como este en los días actuales ya sería interesante, imagínese en aquella época. Y así se hizo: el joven premiado ganó el galardón y se marchó supuestamente feliz a su casa.
Meses más tarde descubrí que aquel muchacho vivía en unas condiciones tan precarias que en su casa empleaban un hornillo de un solo fuego para cocinar las comidas diarias. Por tanto, reflexiona conmigo: ¿necesitaba él un microondas o un fogón convencional de cuatro quemadores? Evidentemente, un fogón - cuyo coste era posiblemente incluso inferior.
Este suceso me enseñó el real concepto de empatía. Yo consideraba que ser empático significaba "tratar al otro como a mí me gustaría ser tratado". Pero no es así como las cosas funcionan. empatía significa tratar al otro como a él le gustaría ser tratado, como él desea ser tratado, como él necesita ser tratado. Significa literalmente calzarse con los zapatos del otro, para sentir sus propias restricciones, adversidades y desafíos.
Piensa conmigo. Si tú estás en una posición de liderazgo en la organización donde trabajas, mira a tus subordinados y procura comprender las dificultades que los acometen diariamente: cuestiones de carácter operacional, limitaciones diversas, falta de autonomía para resolver problemas. Por otra parte, si tú no estás en un cargo de liderazgo, mira a tu gestor y procura también reconocer la responsabilidad que aquella posición demanda, con toma de decisiones que podrán impactar a todos, desde colaboradores a clientes.
Pero la práctica de la empatía evidentemente no se restringe al ambiente corporativo. Así, si tú eres un educador, ¿cómo puedes conducir tu clase de modo a estimular a los alumnos, haciéndoles sentirse enganchados y decididos con el aprendizaje, consciente de que la información hoy está disponible en una fracción de segundo y a un clic en un computador o teléfono móvil? Y tú, en cuanto estudiante ¿percibes el desafío a que se enfrenta tu profesor para conciliar contenido y forma de una manera que instigue, capaz de enseñar y sensibilizar a un grupo formado por varias personas con diferentes intereses y expectativas?
En el ambiente familiar ¿cómo has venido lidiando con la comunicación, sea ésta entre padres e hijos, o entre cónyuges? El valor ¿está restringido a tus principios, a tus creencias y verdades, o has estado practicando el desapego, abriendo mano de tus convicciones para comprender el por qué de determinados comportamientos y posturas de aquellos que conviven contigo diariamente?
Fíjate que en todos los ejemplos mencionados la empatía no es individual, sino mutua. Este es un ejercicio que necesita ser practicado continuamente, pero que únicamente es posible cuando practicamos otro valor esencial: la humildad, la capacidad de comprender que no lo sabemos todo y que la forma más correcta de influenciar a otros es por medio del ejemplo.
Retomando la experiencia que relaté al comienzo del texto, tras enterarme de la real condición de aquel joven que trabajaba en mi empresa, opté por contratar a una asistente social con la misión de visitar el hogar de cada colaborador para conocer de cerca la realidad de cada uno. A fin de cuentas, para liderar e influenciar positivamente a las personas no importa lo que yo pienso, ni lo que yo supongo, sino cómo son de hecho las cosas.
* Tom Coelho es educador, conferencista en gestión de personas y negocios, escritor con artículos publicados en 17 países y autor de nueve libros. E-mail: [email protected]
