Ilusiones, falsos pensamientos que engañan el futuro
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 18/06/2013 09:53:42
por Bernardino Nilton Nascimento - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La ilusión puede tener su origen en el sentimiento de incapacidad. Ella nace en este tiempo vacío de los pensamientos, y nos distrae del momento presente.
Cuando nos observamos a nosotros mismos, nos encontramos entre las ideas y sus formas. El ser humano es, en verdad, un pozo de dudas, que se convierten en miedos, estorbando su desarrollo, su crecimiento y su éxito, en todas las instancias de su vida.
Cuando nos encontramos, nos confrontamos con las potencias interiores y exteriores de nuestro ser provenientes de la naturaleza, y con nuestro propio dinamismo instintivo. La ilusión aparece en una fase precoz del desarrollo natural de los deseos, para hacer suceder lo que no es real.
Confundimos ilusión con sueños y deseos, pero las ilusiones se quedan en el vacío del ser humano, en cambio los sueños y deseos podemos realizarlos, pues muchos de ellos dependen sólo de nosotros mismos. Cada cual debe buscar las armas necesarias para su realización. Cuanto menos dañemos al prójimo, más nos acercaremos a la realización de un sueño duradero.
Cuando lleguemos a adquirir la fuerza de transformar las ilusiones en sueños, y los sueños en realidad, estaremos dominando las fuerzas que destruyen nuestros miedos y lanzándonos al mundo mágico de los deseos. En ese nuevo mundo, estaremos extrayendo de nuestro interior las energías necesarias para dominar las ilusiones exteriores, fruto exclusivo de nuestros pensamientos mal definidos.
Tenemos que mantener siempre la serenidad, de lo contrario seremos siempre incapaces de oponernos a tales energías. Por un movimiento racional, ella recurre siempre a afectos opuestos, a otras fuerzas emocionales, cuya función es dominar lo más perfectamente posible lo que escapa al control de la razón.
En ese proceso el ser humano desarrolla lo que podemos denominar “ilusión”, moldeándola de acuerdo a su propia experiencia individual en los primordios de la vida. Confrontándose con fuerzas peligrosas, primitivas e incomprensibles, se acuerda del tiempo en que se sentía seguro con la presencia de la madre o del padre, de sabiduría y poder superiores a los suyos, cuyo amor y protección podía conquistar mediante la obediencia y el respeto.
Así, la ilusión no es más que la repetición de una experiencia infantil. El ser humano lidia con los elementos amenazadores del mismo modo que, cuando era niño, aprendió a reducir su propia inseguridad por la confianza, admiración y respeto medrosos por sí mismo.
No obstante, una idea no es forzosamente falsa por el simple hecho de corresponder a un anhelo natural del ser humano. A decir verdad, hay muchas ideas que traducen emociones, deseos y sueños. Pero también hay muchas ideas falsas, que el ser humano contempla como verdades, pues prefiere creer en la ilusión, situándola al mismo nivel que los deseos. La mayoría de los descubrimientos reposa en el interés de probar una verdad deseada. La presencia de semejante anhelo autoriza cierta sospecha, pero por sí sola no invalida el concepto o la conclusión. El criterio de validez no resulta de la existencia de una motivación de la ilusión, sino de las evidencias lógicas, positivas y de la voluntad de realización. Debemos desear lo que soñamos y soñar lo que deseamos, sin encuadrar la ilusión en este contexto.
Para tener equilibrio y buenas ideas, debemos siempre pensar en el progreso del ser humano, en su crecimiento como persona y, así, comprometer valores que le son importantes, es decir, la razón, la reducción del sufrimiento, la moralidad. Todo, claro, sin dejar escapar el amor fraterno, la verdad, la libertad, el respeto y la justicia.
Si nos acostumbramos a vivir en la ilusión, nunca seremos verdaderamente justos, nunca tendremos verdaderamente la fe, el deseo de realizaciones, y vamos a creer siempre que todo depende de Dios. Es cierto que el 90% del deseo de realizaciones está dentro de cada uno de nosotros, y el otro 10% es ayuda de Dios. Pero este 10% es un verdadero ejército del bien, de la energía y de la magia del amor. Con él nada se te adelanta, nada te pilla de sorpresa, pues el Universo está viendo tu fuerza de voluntad, tu fe, tus deseos y tu confianza en el 10% de las energías superiores para tus realizaciones. Cuando perciba que tú estás en su mismo ritmo, que buscas el crecimiento del ser humano en el perfeccionamiento de la vida, el 10% de Dios va a soplar a tu favor; has de estar preparado y firme, vas a ser como un gigante andando sobre palafitos, todo se balancea. Entonces, enfoca tu 90% en bases firmes y concretas, afirma tu fuerza de voluntad, tus energías y tu fe, dejando abierta la puerta de tu corazón para la entrada de la mayor energía mágica del amor, que podrá sacarte de cualquier situación negativa. Deja los miedos de lado, olvida los errores del pasado, no enfoques tus pensamientos en el futuro de las ilusiones y concéntrate en el momento presente de tu cambio interior, centrando toda tu fe, toda tu fuerza de voluntad, y deja el resto por cuenta del 10% de las energías superiores, y todo tomará un rumbo acertado en tu vida.
Sin miedo, sin ilusiones y mirando la realidad natural de las cosas, visualizando tus realizaciones, de tus más puros sueños, de tus más importantes deseos, sabiendo que deberá haber una moneda de cambio, es decir, un tiempo entre tú y tu interior, entre tú y tu conciencia, entre tú y la caridad, entre tú y la compasión, entre tú y tu fe, entre tú y tus oraciones, entre tú y tus mantras, entre tú y tus divinidades, entre tú y tu creencia, entre tú y Dios.
Pero el verdadero sentido del desarrollo del ser humano consiste en dominar todas las fijaciones de las ilusiones, sin miedo a ser verdadero con uno mismo, con el prójimo y con Dios. Con esto, dejamos el mundo de las ilusiones y entramos en el mundo real, de las energías mágicas del Universo y del amor, rumbo a nuestras realizaciones.
BNN
