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Impermanencia: el arte de decir adiós con elegancia

por Adília Belotti em STUM WORLD
Atualizado em 17/11/2004 11:35:28


Traducción: Marta Susana Pacho
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Una estación de tren, un aeropuerto o hasta un portón de garaje. Usted de pie, un gesto débil en la mano, gusto salado en la boca, mirar empañado, lejos, y cada vez más lejos... Hasta pronto o para siempre, ninguno de nosotros escapa de las pérdidas y de las partidas.

Si yo abriera aquel terrible cajón de memorias horripilantes, con certeza saltaría de allí dentro el lúgubre cuervo del cuento de Edgard Allan Poe, que respondía a las preguntas del poeta enloquecido de dolor por la pérdida de la mujer amada, con un irremediable, solemne y definitivo: “Nunca más”.

Hasta hoy, ese “nunca más” tiene el don de hacer partir alguna cosa dentro de mí. Cruces!! Pero con el tiempo (ese cuervo me conoce desde niña) aprendí que las pérdidas estén allá en la base de nuestro edificio humano, hay maneras y maneras de lidiar con ellas. Pienso en aquella palabra sal-tarina que los budistas lapidaron en un concepto súper complejo: impermanencia.

Para los budistas, esa realidad nuestra, firme y concreta, hecha de acontecimientos y de certezas es un sueño. A contramano de todas las apariencias, el mundo de las cosas y cositudes, no es tan sólido. “La vida es una serie infinita de manifestaciones, un flujo constante de creaciones, transformaciones y extinciones, un constante venir a ser. (...) La realidad, en el sentido budista, es impermanencia (Impermanencia - puerta abierta al cambio - es un punto fundamental del Budismo. Solo podemos tener percepciones correctas de lo que realmente es, de como son de hecho, las cosas, a partir de la incorporación de este concepto en nuestra vida.) (anicca)(*), enseña un libro, que terminó siendo un clásico para entender ese mirar psicológico del budismo, escrito por el Dr. Georges da Silva.

“Todo vive en continuo intercambio con el todo, transformándose sin cesar”. Lo más increíble es pensar que esa idea, que coincide tanto con lo que la ciencia moderna anda discutiendo, nació en el siglo VI AC! Ese ir y venir del universo, del cual somos una partecita, solo asume nombres y for-mas para que podamos hablar de él, pero no deberíamos olvidar nuestro carácter original de seres fluidos, refinadas moléculas del flujo de la vida. Que tal? Ser parte de un gran río, siempre fluyen-do, no es tan malo, para quien comenzó el artículo sintiéndose preso en una trampa preparada por un cuervo existencial, cierto?

Y aún hay más. Cuando usted percibe la naturaleza impermanente de todas las cosas, incluido usted mismo, es hora de comenzar la gran aventura que los budistas denominan de alcanzar la serenidad que nace del sentimiento de despego, del dejar pasar las emociones, los sentimientos, los pensamientos...

No hay nada de fantasioso en eso. El budismo es esencialmente pragmático, es método, camino. Por eso, S.E. Chagdud Tulku Rinpoche, que vivió aquí en Brasil, en Río Grande del Sur (falleció en 2002), avisa: “Con frecuencia, pensamos que el único medio de crear felicidad es intentando con-trolar las circunstancias externas de nuestra vida, intentando arreglar lo que nos parece equivocado o tratando de librarnos de todo lo que nos incomoda. Pero el verdadero problema radica en nuestra reacción a estas circunstancias. Lo que tenemos que cambiar es la mente y la manera de vivenciar la realidad que ella tiene”.

Reflexionar sobre la impermanencia es un buen modo de hacer las paces con el mundo. Por ejemplo: saber que un día vamos a perder alguna cosa nos hace valorarla más mientras la tenemos. Rinpoche dá un ejemplo delicioso: “No hay nada de malo con el dinero en sí, pero si nos apegamos a él, sufrimos cuando lo perdemos. En lugar de eso, podemos apreciarlo mientras dure, disfrutar de él y encontrar placer en compartirlo con los demás, sabiendo, al mismo tiempo, que él es impermanente”

Con solo contemplar el hecho de que las cosas, en el fondo, no nos pertenecen y que no podemos alterar el flujo de los acontecimientos, que un día vamos a morir, que muchas y tantas veces, nues-tros deseos y nuestros apegos, son nuestros mayores enemigos, trae un profundo sentimiento de tranquilidad, es casi como flotar. “Si contempláramos la impermanencia en profundidad, paciencia y comprensión aparecerían. Nos apegaremos menos a la verdad aparente de nuestras experiencias y nuestra mente se tornará más flexible”.

Cada instante transformado en una dádiva y cada encuentro finalmente eterno mientras dura.
Desnudos de tantas expectativas, preocupaciones, deseos de controlar, asegurar, prender, vamos a darle una banana al cuervo triste y sumergirnos de cabeza en la aventura de vivir.

Como hace usted para lidiar con la necesidad de control que todos tenemos? Es difícil? Usted tiene miedo de permitirse flotar en el constante devenir del Universo?


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adilia
Adília Belotti é jornalista e mãe de quatro filhos e também é colunista do Somos Todos UM.
Sou apaixonada por livros, pelas idéias, pelas pessoas, não necessariamente nesta ordem...
Em 2006 lançou seu primeiro livro Toques da Alma.
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