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La ansiedad es contagiosa

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 28/01/2015 08:38:34


por Andrea Pavlovitsch
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Traducción de Teresa - [email protected]

Yo, al menos, vivo en una ciudad estresada. Pero con Internet y la globalización, creo que ni las tribus de indios más alejadas de la llamada civilización están libres de eso. Parece que toda la información y la correría han causado una epidemia de ansiedad. Están todos exageradamente ansiosos (incluso esta que os habla). Y no hay maracuyina, triptófano ni carbohidratos que lo remedien. ¿Qué está ocurriendo?

He descubierto que la ansiedad es altamente contagiosa. Vendí un bolso por internet estos días. El bolso estaba siendo realmente disputado, había tres personas interesadas y lo llevó la que fue más rápida y con la mejor oferta. Hasta ahí todo bien, quizá su ansiedad la llevó a adquirir el bolso y, quién sabe, de ser menos ansiosa no lo hubiera conseguido. Pero entonces vino la posventa. Yo había quedado de depositar el bolso en correos el lunes (la negociación fue el viernes), pero no lo conseguí. ¡Y cuál no sería mi sorpresa, cuando vi que ella mandó en una secuencia, más de seis mensajes preguntando si ya lo había enviado! Me llegaban mensajes a todo momento. Y además me llamaba "amiga", lo cual no me gusta mucho. Allá por las tantas, todo lo que yo quería era entrar pronto en una oficina de Correos y despachar el problema, es decir, el bolso. Pero me di cuenta de que yo misma me estaba poniendo muy, muy ansiosa con aquello. Pensé en no ir siquiera al gimnasio. Cuando me obligué y llegué allí, pensé en terminar antes el entrenamiento. Hacer menos tiempo de esterilla, quizá, pero salir corriendo. Rehacía mentalmente una y otra vez el recorrido hasta Correos, deseando fuertemente que me diese tiempo aquel día. Yo pensaba en el tránsito, si me daría tiempo (un detalle, esto a las 11 de la mañana, Correos cierran a las 5 de la tarde). Cuando me mandó el último mensaje, ya estaba irritada y casi mandándole de vuelta el dinero. Su ansiedad me había contaminado.

Mientras hacía el último ejercicio, que era equilibrarme sobre una plancha inestable, empecé a pensar en ello. Me volví hacia dentro y entoné un mantra. Sí, ese mismo que estarás pensando. "La ansiedad es de ella, no mía. Eso no me pertenece. Que se jorobe". Yo estaba dentro del plazo (un día de retraso, no debía haber prometido una cosa que no sería ciertamente capaz de cumplir). No habían pasado 15 años desde la negociación. Yo tengo una vida que llevar, una rutina, no me era posible pararlo todo para ir a remitirle el bolso. Era simplemente imposible. Por la tarde, después de un buen almuerzo, me acerqué a Correos. Le envié el bolso sin problemas y ella se quedó feliz. Pero hasta que llegó ese momento, todo fue tensión.
O sea, esa porquería de ansiedad, aparte de ser una porquería por sí sola, contamina. Una cosa es emplear la ansiedad para programarnos para las cosas. Para correr y aún llegar a tiempo de la última sesión de cine. O para planificar un buen viaje y sentir aquel escalofrío en la barriga antes del embarque. Cualquier cosa que se salga de esto, raya en lo patológico. Y ahí se abren las puertas a millones de enfermedades mentales, falta de autoestima y de cuidado hacia ti mismo. Por eso voy a poner aquí algunas claves para que acabemos de una vez con la ansiedad y seamos más felices:

- Date prioridad. Tú eres tu bien más importante, lo demás puede esperar.
- Si el otro te está exigiendo cosas, siéntate con él y acláralo. Mandé un correo a la persona diciendo que yo sólo tendría parte de la tarde y que en cuanto se lo enviase le mandaría un mensaje.
- No prometas cosas a nadie y, si es imprescindible, siempre establece un plazo más amplio. Así no te vuelves loco si pasas un poco de la fecha-límite.
- No te saltes comidas. Pasar hambre nos hace sentir más ansiosos, lo mismo que el exceso de azúcar. El azúcar se convierte en glucosa muy rápido en la sangre. En el momento alivia, pero después aumenta mucho la ansiedad.
- Duerme bien. Concéntrate en tu descanso.
- Desconecta teléfonos, tabletas o cualquier cosa de ese tipo durante algunas horas al día. Si trabajas con eso, concéntrate en el trabajo y deslígate. El exceso de información causa mucha ansiedad.
- Haz algún ejercicio físico. Ponerme en la plancha inestable hace que mis pensamientos fluyan mejor.
- No te dejes llevar por los otros. Si ellos van corriendo, apresurados, pasando por encima de ti en la escalera mecánica o en la cola del almuerzo, el problema es de ellos. Repite, mentalmente, aquel mantra: "Que se joroben" ¡y sé feliz!
- Elige alimentos que ayuden a tu bienestar: lechuga, castañas, plátanos, gogi berry, carnes rojas y pescados de aguas profundas tienen sustancias que alivian la ansiedad.
- Si la tuya ya ha llegado a niveles patológicos, busca ayuda. Existe la psicoterapia e incluso algunas medicaciones capaces de ayudarte en el proceso.
- Pasa más tiempo con la familia. Con los niños es bueno, juegas, te cansas y ya no te acuerdas de tus problemas.

Espero que te sirva de ayuda. Y si es para estar ansiosos, que lo estéis por mi próximo artículo. (Risas) ¡Será mucho más guay!!


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