La Atmósfera del Alma
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 05/07/2010 12:39:50
por Oliveira Fidelis Filho - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
“No es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca, eso sí contamina al hombre”. Jesús.
Aunque Jesús se refiere a la boca para identificar lo que entra, entendemos que somos también “alimentados” por otros órganos de los sentidos, como el gusto, olfato, tacto, oído, vista, por citar los más conocidos.
El cerebro se alimenta constantemente de datos provenientes de estos sensores, estableciendo interacción entre el sujeto y los innumerables objetos a que se expone.
Un verdadero caudal de informaciones, recibidas y procesadas constantemente, alimenta los archivos de la memoria, haciendo posible la formación de la conciencia, desde la más rudimentaria, o sea, el proto-self, evolucionando hacia la conciencia central, biográfica, expandida, moral y otros niveles de conciencia que todavía habremos de identificar y alcanzar.
No hay cómo evitar la llegada de esta asombrosa cantidad de “e-mails” a la caja craneana. Varios archivos vienen cargados de virus potencialmente dañinos para el buen funcionamiento del ser humano.
Para el gran Maestro, la contaminación, influencia, efectos, alteraciones, estragos y/o beneficios, no dependen de lo que entra, sino de cómo son recibidos, procesados, asimilados y devueltos.
Es, aún, muy expresivo el porcentaje de humanos que, ante una palabra, acto o acontecimiento, reaccionan mecánicamente. Se encuentran dominados por “programas arcaicos” que, una vez instalados, se han vuelto imperceptiblemente autónomos. Reaccionan movidos por sombras, subyugados por la ley del “ojo por ojo y diente por diente”, cautivos de complejos firmemente establecidos, prisioneros de sus corazas que los fuerzan a reaccionar defensivamente.
Como dijo el Maestro: “son esclavos del pecado”. Del pecado de abrir mano de la racionalidad, de la ley del Amor, de la Sabiduría, del comando del Alma. Los estímulos externos - “lo que entra por la boca” – constituyen simples disparadores, con el potencial de hacer emerger el patrón de comportamiento, oculto en los sótanos del inconsciente, posibilitando que salgan a la superficie los demonios creados, constantemente realimentados y mentirosamente “amarrados”.
Lo que se expresa es, por lo tanto, la reacción procedente de formas-pensamiento, sentimientos y comportamientos, oriundos de nuestras creencias y valores, introyectados, asimilados y cristalizados. Reacción de la cual tienen poca consciencia y limitada injerencia aquellos que han abdicado de pensar sus propios pensamientos y sentir sus propios sentimientos.
Tal patrón de comportamiento (mecánico, instintivo e irracional), evocado en la tercera ley de Newton, que afirma que “a toda acción corresponde siempre una reacción opuesta y de igual intensidad”, es, también, fácilmente observado en los reinos vegetal y animal.
El animal tenido por el mejor amigo del hombre – el perro –, al ser objeto de agrados, mueve la cola y hace fiesta; si amenazado, gruñe o incluso muerde. Esta reactividad instintiva – “inmejorable” - desgraciadamente todavía no es percibida en seres humanos cuya esencia divina no ha sido expandida.
Los “esclavos” de la reactividad afirman que son dueños de su propia nariz, que no llevan desafueros para casa, que nadie manda en ellos, que responden a la altura. Sin embargo, son ellos los únicos que no se gobiernan, tal es la inconsciencia respecto de sí mismos.
Los que han evolucionado de este nivel primitivo pertenecen al grupo de los que han empezado a dominarse a sí mismos. Ya no dependen de estímulos externos, sea para mover la cola o para gruñir; han desarrollado el arte de ser alquimistas de los estímulos recibidos. Son capaces de procesar afectos y desafectos externos, transustanciándolos en alimentos útiles para los pensamientos y sentimientos, lo mismo que para los sentidos del cuerpo y las relaciones.
No se mueven por pensamientos pensados por otros, sino que piensan sus propios pensamientos. Disfrutan del privilegio de tenerse a sí mismos como el mejor amigo, sin necesariamente despreciar al perro, aparte, claro está, de comprenderlo mejor.
Responden siempre a la altura, a la altura Crística. Son dueños no solo de su nariz, sino además de los oídos, de los ojos, de la lengua, de los pensamientos, de los sentimientos y de los actos. No llevan desafueros para casa, pues no los albergan en sí mismos. Son capaces de, a semejanza de Jesús, contemplar los errores ajenos y percibirlos como limitaciones de quien aún no ha evolucionado. Tienen amor y sabiduría hasta el punto de decir: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”.
Comandan su propia vida y, por consiguiente, están aptos para compartir su sabiduría con otros, cuando se les solicita.
Para Jesús, “lo que sale de la boca”, o lo que es amorosamente silenciado o graciosamente dicho, establece la diferencia entre la religiosidad y la espiritualidad, entre lo instintivo y lo consciente, entre lo irracional y lo racional, entre la gracia y la ley, entre el amor y el odio, entre la reactividad instintiva, irracional, y la proactividad consciente, racional y evolucionada.
Por tanto, somos contaminados o purificados no por factores externos, sino por lo que pensamos, sentimos y hablamos.
La atmósfera terrestre es una fina capa de gases sin olor, sin color y sin sabor, sujeta a la Tierra por la fuerza de la gravedad. La atmósfera del alma envuelve el corazón y se extiende por los límites del cuerpo humano. Se mantiene limpia con el viento del Espíritu, con buen perfume Crístico, con la pureza del Amor y la levedad de la Paz.
Mantén limpia la atmósfera del alma, tal cuidado contribuye significativamente a que la atmósfera terrestre continúe siendo, cada vez más, agradablemente habitable.
