La conquista de la energía interior
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 05/09/2011 12:30:04
por Bernardino Nilton Nascimento - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Vivir es un misterio. Vivir bien e intensamente, tanto como sea posible, es nuestro objetivo. Todo obedece a una energía eterna que se oculta bajo todas las aspiraciones pasajeras. Esa mágica energía, la traemos dentro de nosotros. Es cierto que, algunas veces, la vida nos puede parecer mala. Tanto, que incluso podríamos llegar a pensar que sería mejor no vivir. Pero eso no impide que la vida continúe, no detiene el inmenso impulso invisible hacia las pasiones, no seca los gérmenes que hay en la tierra y no mengua la extraordinaria fuerza de los mares.
Pero no es en el vivir donde está el punto principal. Bajo ciertos aspectos, eso es indiferente. El punto es vivir bien. Para los seres guiados por impulsos obscuros, que nada podrían hacer sino lo que hacen siempre, esa cuestión no existe. Pero para los seres humanos, en cambio, es fundamental. Una hormiga es una hormiga, por el simple hecho de haber nacido hormiga; ella cumple su función. Pero solo nacer no es lo bastante para el ser humano. El nacimiento no es sino el comienzo de una larga y difícil andadura. Y esa andadura depende, en parte, de él mismo. O sea, del fin que él se proponga y de los esfuerzos a que se someta.
Se hace inevitable para cada uno de nosotros plantearnos una cuestión sobre el modo en cómo vamos a aplicar y emplear la vida que hemos recibido. De otra forma, podríamos perderla o gastarla innecesariamente, corriendo el riesgo de ser profundamente infelices. Cada cual emplea su vida y la disfruta como mejor le parece, y solo cabe tener conciencia de lo que sería más importante para ti. En mi caso, no dudo en decir que lo que más me importa es sacar fuera toda la energía que Dios ha depositado dentro de mí. Pensando así, es casi imposible malgastar un minuto siquiera en algo que no te aportará nada bueno.
Podemos tener el pan, placeres y alegría. Y asimismo toda clase de ventajas o de riquezas, pero, sin energía, nos convertiremos en juguetes de las circunstancias, esclavos del pan que comemos, de la persona amada o de los bienes que poseemos. Todo cuanto tenemos será arrojado al viento. Sin energía nuestra inteligencia se desbarata, el saber se queda estéril. Nuestra conciencia perderá el sentido y no distinguiremos el bien del mal. Sin energía, dejaremos la Tierra entregada a las malas vibraciones, a la injusticia, y toda nuestra conciencia no servirá para nada, más que para hacernos gemir frente a los males que seremos incapaces de atacar y destruir.
Por otra parte, si te sientes débil, privado de alegría, desheredado de la naturaleza y de la suerte, con energía convertirás todos esos males en algo bueno. Transformarás todas las miserias en recursos y a todos tus enemigos en colaboradores.
Estoy seguro de que una conciencia viva y llena de energía hará desaparecer el mal y regresar el bien, como fortaleza y justicia. Tú vas a ser una potencia concentrada, que volará hacia su objetivo, tal como una flecha que sale del arco. ¿Qué pasará si reúnes inteligencia, saber, consciencia, y recursos materiales, y depositas todo ello al servicio de la energía? La energía es la reina del mundo, la misma bondad, el amor, la gracia, todo lo que es encantador.
Todo ser humano se estremece al encontrarse con su Yo interior, pues sabe que todas sus oscuridades se encuentran allí. Es preciso tener un corazón repleto de coraje para permitir ese encuentro.
No sé si es justo lo que experimento, ni cuál es la fuente que alimenta esta vida, pero advierto la evidencia de que aquí, en este cuerpo, entre cuatro paredes desnudas, habita un poder, frente al cual se apaga todo aquello que sea débil y pequeño en este mundo. Aquí, en meditación, el coraje aparece en su grado más alto, porque precisamente considero que todo es aparentemente fuerte. Hay una bravura en el alma, que se manifiesta en la ausencia de todos los recursos materiales.
Gracias a Dios, el sentimiento de grandeza moral se halla en todos nosotros. Y eso es muy importante, porque ese sentimiento fortalecerá la energía que tenemos dentro, y ella podrá convertirse en curación de nuestros males, placer de nuestras vidas y luz de nuestras almas. Mírala como miran los enfermos a la salud: la Luz Divina aliándose con el corazón.
Nuestra sociedad necesita calma, equilibrio y una seguridad profunda, que solo la energía divina que traemos dentro de nosotros es capaz de darnos. Equilibrados, nuestra fibra moral se despliega, no se rompe fácilmente causando los estragos que bien conocemos.
Me permito comparar al hombre con un bello navío moderno, ingenioso y fuerte. Sin embargo, cuando en alta mar llegue a faltarle combustible, el magnífico navío no será más que un montón de hierro flotando al sabor del viento, sin rumbo.
Es preciso que, ante todo, no dejemos de proveernos de esa energía interior, para no quedarnos a la deriva, y nuestra alma, sin destino.
BNN
