La Fórmula Mágica de la Gratitud
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 19/11/2018 07:40:34
Autora Fernanda Luongo
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Traducción de Teresa
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Participé recientemente en un programa de 28 días de gratitud y he podido constatar las maravillas que esa energía aplicada objetivamente puede originar en nuestras vidas. ¡Es realmente transformador!
Tres décadas atrás, Martin Seligman y sus colegas lanzaron el campo de la "Psicología Positiva". En aquella época, esa era una idea revolucionaria en el campo de la psicología, ya que la mayoría de los datos sobre la emoción humana estaban enfocados en la "psicología negativa", como son enfermedad mental, trauma, dependencia y estrés.
"Lo que aprendimos es que cultivar emociones tales como gratitud, optimismo, perdón, felicidad, compasión y altruismo nos fortalece en tiempos de adversidad y turbulencia emocional y lleva a una mayor felicidad y resiliencia. Además de esto, de todos los atributos que se pueden desarrollar, la gratitud es el que está fuertemente asociado a la salud mental." (Dr. Randy Kamem - Psicólogo).
¿Por qué razón atravesamos nuestros días con lentes de contacto poco apreciativas? ¿Será que no damos importancia a los buenos y sublimes momentos de la vida?
Nos gusta hablar de lo que ha salido mal en el transcurso de las circunstancias, pero ¿y lo que ha salido bien? ¿Estamos ciegos para la belleza o será que ella simplemente se ha ido de nuestro escenario cotidiano?
Puede que no estés viviendo el cuento de hadas que siempre habías soñado: aquella mansión en Hollywood, aquel matrimonio perfecto, aquella cuenta bancaria bien rellena, aquellas vacaciones de ensueño en el Caribe, pero aún así, ¿será que no tienes motivos de sobra para agradecer?
Agradecer por la oportunidad de estar vivo, por el alimento que tienes en tu mesa, por poder tener un empleo digno, por la bendición de tener amigos, por el sol que irradia todos los días y hace posible la vida en este planeta, por los árboles que liberan el oxígeno que respiras, por todos los aquellos que te ayudan directa o indirectamente, por tu ahorro cuando cierta persona decide pagar tu cuenta como forma de gentileza.
El universo sólo nos da de vuelta aquello que emanamos y emitimos hacia él. Por tanto, si vibramos sentimientos de ingratitud, insatisfacción y escasez, eso es lo que él nos devolverá. Por el contrario, si vibramos gratitud él nos premiará con más motivos para estar agradecidos y devolverle esa poderosa energía, creando así un círculo positivo y constructivo de retroalimentación generoso.
Ciertas investigaciones comprueban que demostrar gratitud mejora el bienestar mental, físico y social, el optimismo y la felicidad, aumenta el sentimiento de conexión en tiempos de pérdida o crisis, mejora la autoestima, eleva los niveles de energía, fortalece el corazón, el sistema inmunológico, y reduce la presión arterial; mejora la inteligencia emocional y la académica, reduce el estrés, la ansiedad, la depresión y los dolores de cabeza, entre otros.
Hoy, más que nunca, tenemos medios para medir estos cambios. La Neurociencia por ejemplo, nos revela que si meditamos 30 minutos al día, al cabo de 15 días tendremos ya cambios notables en el cerebro. ¡Nuestro cerebro se reescribe! Al revés de lo que se pensaba en el pasado, que después de llegar a adultos nuestro cerebro no se modificaba, los estudios recientes de hoy prueban lo contrario. También conocida como plasticidad neuronal, la neuroplasticidad se refiere a la capacidad del sistema nervioso de cambiar, de adaptarse y moldearse a nivel estructural y funcional a lo largo del desarrollo neuronal y cuando se ve sujeto a nuevas experiencias.
¡Ejercitar la gratitud es de hecho amoldarse a otro nivel estructural! Practicar algo nuevo al final de un determinado período hará reescribir y conectar en nuevas formas nuestras conexiones neuronales, y eso mis apreciados lectores, tiene un impacto gigantesco en nuestras vidas.
Si nuestra mente crea nuestra realidad, piensa en los innumerables beneficios de la gratitud.
Cuanto más percibimos una experiencia como positiva, más esa percepción se generalizará a otras partes del cerebro. Rick Hanson explica que las experiencias negativas son como "velcro" y tienden a permanecer en nuestra mente, mientras que las positivas son como "teflón" y más fácilmente resbalan.
Debemos trabajar activamente para integrar experiencias positivas en el cerebro para que los positivos se "agarren" y los efectos benéficos duren. ¿Cómo hacer para eso, entonces?
Primero es preciso hacer que la gratitud se convierta en hábito.
Al despertar por la mañana acostúmbrate a agradecer por tu vida y por la oportunidad de hacer y aprovechar tu día de la mejor forma posible. Al acostarte, haz una retrospectiva y subraya dos o tres momentos, acontecimientos, imágenes, sensaciones, que te hagan sentirte realmente agradecido.
También puedes crear un diario de la gratitud y añadir elementos todos los días en él. Ejemplo: Estoy agradecida por la ayuda que recibí hoy cuando se me cayeron los libros; agradecida por la llamada de teléfono que recibí informando de que mi madre ha salido del coma; agradecida por haber recibido una sonrisa sincera de un extraño en la calle; agradecida porque soy capaz de tener al día el pago de mis facturas.
Puedes pensar en personas que te ayudaron y escribirles una carta de agradecimiento por lo que han hecho.
Puedes pensar "muchas gracias" varias veces al día y sentirte bendecido por disfrutar del misterio de la vida.
También puedes reservar algunos minutos para visualizar tus objetivos como si ya los hubieses realizado y dar gracias al universo por haberlos concretizado.
Son muchas las herramientas y maneras con que puedes hacer de la gratitud tu programa diario hasta que se convierta en parte natural de tu cotidiano y de tu propio ser.
¡La receta de la fórmula mágica para la transformación de la realidad es encontrar motivos para agradecer!
Haz un momento de pausa, reflexiona y sinceramente responde:
-¿Por qué estás agradecido hoy?
