La Fuerza de la Esperanza
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 30/12/2013 09:20:11
por Maria Cristina Tanajura - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Pese a que estemos sumergidos en una atmósfera sombría y llena de acontecimientos tristes, he llegado a la comprensión de que nosotros, los que creemos en la victoria de la Luz y del Amor, no debemos envolvernos demasiado con todo este aparente caos. Si nos ponemos a pensar en esos acontecimientos dolorosos que continuamente son noticia en los medios de comunicación, sin darnos cuenta iremos intoxicándonos con el miedo, y alejándonos de la Fuente, que es de donde emana toda la Paz que necesitamos para ser felices, a pesar de los acontecimientos.
Nuestro pensamiento es poderoso y a través de él podemos ayudar a la instalación de la Nueva Era que está llegando a nuestro planeta. Es preciso buscar siempre una forma positiva de mirar los acontecimientos, sean cuales fueren. No sugiero permanecer alienados de la realidad, sino tener siempre la convicción de que lo que vemos no es exactamente todo lo que está sucediendo. Hay mucho beneficio, fruto de un acontecimiento malo, aunque no lo vislumbremos de momento.
Para muchos de nosotros el sufrimiento todavía es necesario como una alerta, como una señal muy fuerte de que el cambio en nuestra vida es imprescindible. En nuestro mundo convivimos con hermanos muy diferentes en su capacidad de comprender y creer en la existencia de Dios, de un orden cósmico superior.
Si nos detenemos en pensar y en hablar sobre acontecimientos desastrosos, estamos colaborando con las fuerzas de la involución que desean el aumento y fortalecimiento de las sombras y el miedo en todos nosotros.
Si, por el contrario, logramos recordar el ejemplo de Cristo, quien, aunque envuelto en las tinieblas terrenas, logró sembrar siempre la luz de la esperanza y del Amor, reaccionaremos de otra manera, elevando el pensamiento hacia el Amor Mayor y recordando que nada sucede por casualidad, sino conforme a la voluntad de Dios.
Para ayudarnos realmente, es preciso mantenernos firmes, haciendo crecer nuestra fe en el Bien y viviéndolo ejemplarmente, todo el tiempo. Conscientes de nuestros pensamientos y sentimientos, tratando de proceder de forma amorosa y perdonando a aquellos que no tienen esta visión de la vida, aunque un día llegarán a tenerla. Esto también es meditación.
¡Nacemos y vivimos para ser felices! No para sufrir, envueltos en lágrimas y quejas, en tristeza.
A cada uno de nosotros incumbe construir su propio mundo, cimentado en la fe en la victoria del Bien que nos creó, que está en todos nosotros y en todo, únicamente esperando a ser reconocido.
Muchas creencias religiosas, en cierta forma, han cultivado el sufrimiento a lo largo de toda la historia, como si fuese inherente al vivir. Pienso que hoy ya podemos comprender que tenemos la condición para transformar eso, por la vivencia del Amor y del Perdón, allanando los caminos y no creando más obstáculos.
¡Cuántos ejemplos de superación ya conocemos! De hermanos nuestros que, pese a todas las dificultades, han logrado caminar de forma productiva y en la paz.
A cada uno incumbe cuidar su mundo interior, no acoplando acontecimientos tristes y evitando ir esparciendo la desesperanza y la negatividad, pues si lo hacemos así, tendremos que vivir en esa atmósfera, aparte de estar potenciando el mal que insiste en apropiarse de nuestra casa planetaria y de nuestras mentes.
Que las alegrías se multipliquen. Que el Amor se propague. Que el perdón nos libere definitivamente del pasado que no ha sido bueno. Que la Paz reine al fin en nuestro mundo interior, para que vaya diseminándose, envolviendo toda la familia humana, ¡como la luz del sol, que no elige dónde brillar!
