La vida está hecha de concesiones…
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 11/02/2010 14:14:46
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Cuántas cosas aprendemos observando la vida. Lo que voy a relatar en este texto se me ocurrió mirando una revista de decoración…
Sí, amigo lector, el Universo conversa con nosotros en todo momento. He aprendido, a lo largo de mi andadura, que oír la voz de Dios es posible en todo momento, siempre y cuando estemos conectados. Dios no nos habla solo cuando meditamos o rezamos, él se dirige a nosotros todo el tiempo, incluso a través de las negativas que recibimos de la vida.
Como tú ya sabes, reformar la casa es siempre complicado. La motivación es hacer algo nuevo, arreglar cosas que no funcionen, en fin, crear un ambiente mejor para nosotros. Objetivos lindos, pero hasta alcanzarlos, me atrevo a decir, que brotan gotas de sudor y, eventualmente, hasta algunas lágrimas.
Las revistas son encantadoras, todo lindo, fotos tan maravillosas que ni siquiera creemos cómo hemos podido vivir hasta entonces, sin aquella sala maravillosa o aquella cocina de ensueño… Pero hemos vivido. Y para conseguir hacer de nuestra vida un espacio más feliz cuántos acomodos tenemos que hacer diariamente. Cuántas cosas hemos de enfrentar, y cuántas concesiones hemos de hacer para conciliar nuestras necesidades con las de las personas de nuestro entorno. Y precisamente esto era lo que decía un arquitecto en la revista. Decía que los habitantes de la casa tenían que alcanzar un acuerdo antes de comenzar el proyecto, que las personas tenían que establecer sus prioridades, sus sueños y objetivos antes de salir comprando un nuevo solado para la cocina o de reformar un cuarto de baño.
Sabiamente el artículo decía que en muchos hogares falta un diálogo franco, y también auto-conocimiento en lo que concierne a sus necesidades. Decía el artículo que, por no saber definir prioridades y llegar a un acuerdo, muchas familias, tras una costosa reforma siguen sintiéndose insatisfechas con los resultados.
Ese mismo día, mi marido y yo, llevando la planta de nuestro apartamento a una tienda de cocinas, hemos llegado a una profunda reflexión sobre nuestras prioridades. Yo deseaba una cocina abierta, donde pudiese cocinar charlando con mis hijos, amigos, invitados… y mi marido quería escuchar sus películas en la TV sin ruidos los sábados por la mañana. El arquitecto viendo esto dijo: Tenéis que dialogar…
Mi reacción fue reírme mientras pensaba: “Dios mío, ¿más conversación?
Afortunadamente, tenemos una relación con diálogo, pero es impresionante observar que, solo cuando tocamos algo importante, percibimos que no todo lo hablamos, no a todo ponemos límites, no todo lo comentamos con las personas, incluso porque imaginamos que el otro ya sabe de nuestras necesidades y por eso nos equivocamos y nos entristecemos.
Como digo siempre, no todo es espiritual. A veces, en las cosas más sencillas del día a día nos perdemos, y no logramos respetar el punto de vista de los demás. Siendo así, no cedemos, no hacemos concesiones y dejamos de aprovechar las cosas buenas que tenemos juntos. Concesiones con sabiduría resuelven dificultades en una reforma y también muchos conflictos de lo cotidiano.
Cuando abrimos la mente y el corazón para percibir al otro, respetando nuestras necesidades, ciertamente estaremos más cercanos a un punto de equilibrio y amor, sin concesiones dolorosas ni límites que no se respetan.
