Las Madres Arrullan a la Luz
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 10/05/2014 10:35:06
por Maria Cristina Tanajura - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Cuando el día amanece, la luz viene acercándose muy despacito, tras un momento en que la oscuridad es mayor. Son ráfagas de colores bañando el firmamento y la belleza es siempre muy grande, inédita, pues no se repite jamás. ¡Es como si en cada vez trajese un nuevo mensaje para todos!
Percibo que estamos viviendo el amanecer de una Nueva Era. Seres muy sabios y amorosos se están encarnando, y vienen llegando desde hace algún tiempo, trayéndonos un nuevo aliento. Una nueva forma de sentir la vida, una alegría y pureza sin par, un nuevo código moral, una firmeza y una serenidad indescriptibles.
Son las criaturas naciendo… Y el papel de las madres y padres que han aceptado recibirlas es muy importante, pues ellas son luz, pero necesitan orientación. Muchas no se encarnaban desde hacía tiempo en nuestro planeta y les cuesta un poco adaptarse a todo. A la alimentación, al aire respirado por aquí, pero principalmente a la energía aún tan densa emanada por todos nosotros.
Preguntad a los pediatras cuán difícil está siendo alimentar a estos nuestros hermanitos queridos, propensos a tantos procesos alérgicos.
¡Pero qué lindos son! ¡Qué puros! ¡Mucho tienen para enseñarnos!
Es preciso que nos apercibamos de su presencia… Son nuestros nietos, nuestros hijos, nuestros primos, en fin, ellos están a nuestro alrededor y es una luz intensa que está vibrando para todos, por la sencilla razón de que ya son mucho más sabiduría que ignorancia, mucho más aceptación que rebeldía.
El horizonte sutil del planeta está siendo coloreado por esos seres que están aún, la mayoría, viviendo en pequeños cuerpos infantiles.
Necesitan de nuestro amor, de nuestro cariño y, más que eso, de todo nuestro respeto, pues son hermanos que, en cierto modo, se sacrifican para encarnar en un medio tan denso, ayudando a promover una transformación más que necesaria, en la sociedad terrena.
Mirad con cuidado los niños que encontréis en vuestro camino y permitíos prestar atención a la forma pura y serena con que nos miran… Un bálsamo verdadero para nuestros espíritus. Nuestro corazón se conmueve, pues la bondad que sentimos en ellos nos da esperanza de vivir en breve días mejores y más felices.
Así está llegando la Nueva Era. Mansamente… Como en un amanecer, el horizonte se va coloreando de nuevos matices y el día nuevo va naciendo.
Muchos partirán, también. A mundos incluso más densos que este en que estamos ahora.
Desgraciadamente no se adaptarán, por falta de sintonía, al vivir más armonioso que comienza a instalarse en la Tierra.
Pero incluso entre los hermanos encarnados de más edad, muchos están esclareciéndose, transformándose, y así se preparan para integrar el movimiento de la Luz. Si permanecemos atentos, vamos a encontrarlos en todos los lugares por donde pasemos, en la persona de un camarero, de una manicura, de un taxista, de un amigo, de un familiar. Creen en el Amor, procuran ser justos y vivir con dignidad, sonríen y son cordiales, pacientes y compasivos.
Al mismo tiempo, la fuerza de la ignorancia existe y es una realidad ruidosa y propagada… Todo nos lleva a creer que no habrá un mañana, que no vale la pena esperar por nada mejor… Pero nuestros críos atestiguan precisamente lo contrario. Ellos son el cambio y traen la sabiduría consigo. Saben lo que aún estamos intentando aprender, pero nos dan la mano y nos fortalecen para que sigamos persiguiendo el Bien.
Que todas las madres planetarias sean abundantemente bendecidas en esta semana en que todos vibran por ellas, celebrando el día de homenajearlas.
Que continúen recibiendo a los hermanitos del Bien que necesitan encarnarse para cumplir la misión elegida por ellos mismos.
Que crean en la protección divina, ¡siempre! Pues nada sucede sin el consentimiento del Padre de Amor.
Los padres, que hoy son madres también aunque no traigan a los niños en su vientre, que también sean homenajeados, pues han marcado una gran diferencia en nuestro vivir en sociedad. Almas amables, amorosas, que no se avergüenzan de dar un abrazo, un beso, de atender a sus hijos mientras las madres trabajan para ayudar con el sustento material. Todos sabemos amar, basta que lo queramos. Todos necesitamos proteger y educar a los hijos que han venido a través de nosotros, confiados en nuestro acogimiento.
Permanezcamos atentos a lo que ocurre en nuestro entorno, para poder alegrarnos, saludando a la Nueva Era que se está manifestando más y más en todas las sociedades terrenas.
¡Feliz Día de la Madres para todos los que saben amar!
