Las personas ansiosas vomitan sentimientos!
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 13/10/2016 10:39:50
Traducción de Teresa
[email protected]
¿Te ha pasado comer algo estropeado y notar que ha caído como una bomba en tu estómago? ¿El dolor y el malestar eran tan grandes que sólo pasaron después de que has logrado echarlo todo fuera?
Sí, el vómito puede ser tu única salvación en ciertas situaciones. Por muy agresivo que sea ese movimiento, por peor que sea la sensación, puede ser la única forma de no ver tu cuerpo todo perjudicado, envenenado y además sufrir daños todavía peores.
No obstante, la verdad sea dicha: vomitar es – y tiene que ser – un acto circunstancial, esporádico, raro. Porque de tan a contra-mano que es ese proceso, él también agrede tu cuerpo y hace daño en el camino natural de la digestión.
Lo necesario, lo saludable y lo placentero está en digerir. Y digerir significa precisamente eso: cuando lo que eliges para alimentarte recorre una secuencia que satisface. Tú saboreas el alimento, tu cuerpo queda nutrido y, después de absorber todos los componentes que te hacen crecer, descartas lo que ya no sirve para nada más.
¿Y en cuanto a tus emociones? ¿Y en cuanto a lo que sientes? ¿Qué has estado haciendo con todo eso? ¡Si eres una persona ansiosa, muy probablemente sabes bien lo que es el dolor de estómago y esa sensación de que tus emociones caen como una bomba dentro de ti!
No se trata de comida estropeada, pero justamente por no saber cómo lidiar con lo que sientes, por no saber digerir tus emociones, ¡vomitas! Echas fuera lo que estás pensando y sintiendo de una forma tan agresiva que tiende a herir no sólo al otro, sino también a ti misma.
Y si eres muy ansiosa, probablemente haces ese movimiento a contra-mano tantas veces que terminas poniendo todo perdido a tu alrededor. Y, peor que eso, por no permitirte digerir, no sientes el verdadero sabor de tus vivencias, no absorbes los nutrientes y te vas poniendo flaca, desnutrida y finalmente enferma.
Desperdicias tus encuentros. Abres mano de todo lo bueno que tus relaciones podrían aportar a tu vida. Y tampoco aprovechas tus propios sentimientos como posibilidades de aprendizaje y maduración emocional.
Tu corazón pierde la preciosa oportunidad de asimilar todo lo que tú eres capaz de sentir: alegría, tristeza, decepción, placer, ira, añoranza, cariño, miedo, dolor, entusiasmo. En fin, todo lo que hace de ti un ser humano con un potencial increíble para experimentar el amor y la vida en todos sus matices.
Te sugiero que ante cualquier emoción – excepto si ésta viene realmente envenenada – respires hondo y te permitas digerir, absorber, asimilar y transformar. Que te autorices a vivir el proceso que hace viable la genuina felicidad. El proceso de ser, de estar y de amar.
¿Quieres mirar los vídeos de Rosana Braga? ¡Pincha aquí e inscríbete en el canal de Youtube!
