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Libertad es el espacio que la felicidad necesita

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 07/03/2010 11:15:35


por Nelson Sganzerla - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

Confieso que durante muchos años de mi vida he vivido prisionero de mí mismo, en empleos que en nada me acrecentaban como persona, excepto un sueldo a fin de mes; era esclavo de convenciones sociales que cercenaban mi capacidad de soñar y vislumbrar un camino, que muchas veces, ni yo mismo sabía cuál…

Era muy tímido y preocupado por lo que dirían los demás, por lo que les parecería de alguna actitud mía que mostrase algo de rebeldía; hasta por ser joven y formar parte de una generación de la paz y del amor, nunca me he metido por el camino de las drogas.
Siempre me ha gustado mucho escribir y cantar y me destacaba en las rondas de guitarra y en el colegio por mis redacciones metafísicas.

Obviamente en aquel tiempo yo no tenía mucha elección o una opción que permitiese abandonar mi empleo; al fin y al cabo, procedía de familia sencilla y honrada, y tenía que colaborar en el presupuesto de la casa, por tanto, no siempre se me permitía que los sueños de adolescente me viniesen a la mente, era una vida de trabajo durante el día y estudio por la noche, al fin y al cabo yo tenía que ser alguien conforme a los valores de mis padres; trabajar en la misma empresa durante años con la dichosa cartilla firmada.

Pese al tributo de tener que trabajar muy pronto y tener que enfrentarme a todo tipo de trabajos y tareas burocráticas que yo odiaba, tenía la compensación de siempre a fin de mes, tener mi propio dinero para ir a los bailes los fines de semana y comprarme ropa, al revés que mis amigos, que solo estudiaban y vivían de la paga que les daban sus padres. Desde muy pronto he aprendido a conducir mi vida, a conservar mis sueños y a vivir feliz a pesar de no ser totalmente libre. No os preocupéis, no quiero aquí revivir una sesión de “Esta es mi vida”.

Pero el punto es:

En este paso por este planeta Tierra, tenemos siempre que centrarnos, en aquello que es primordial para nuestra felicidad, no estamos aquí para ser infelices; pese a las agruras que ciertamente vivimos en alguna fase de nuestra vida, tenemos que conservar nuestros sueños de felicidad y entender que todo pasa y todo cuanto hemos recorrido con fe nos conducirá a un camino de felicidad.
No siempre podemos hacer aquello que queremos, por el hecho de que asumimos responsabilidades, ya sea con nosotros o con personas que surgen en nuestro camino a lo largo de la vida; sufrimos muchas veces dentro de un autobús abarrotado, nos pilla la lluvia, llegamos mojados al trabajo, nos alimentamos mal muchas veces por falta de dinero, muchos pasan o han pasado por esto.

Realizamos tareas que no nos completan, en nuestro trabajo, pasamos a veces años siendo prisioneros de nosotros mismos, por el salario o incluso por el status que tenemos que lucir ante los que nos rodean, y eso no es demérito ninguno, vivimos en un mundo capitalista que gracias a Dios nos da la oportunidad de crecer, al fin y al cabo siempre existe el tributo y la compensación, el único cuidado que hemos de tener es el de no convertirnos en prisioneros de nosotros mismos en nombre de un patrón de vida de fachada que muchos no logran mantener.

Necesitamos tener la conciencia de que para ser felices es preciso que tengamos la libertad de ir a la lucha en busca de aquello que soñamos y, podéis creerlo, ese camino, por experiencia propia, a veces conduce al desánimo y siempre viene el deseo de desistir, los batacazos son varios, las derrotas son innumerables, los pálpitos son muchos, esto nos quita el sueño, el hambre y las ganas de sonreír. Y yo sé: en casa donde no hay pan, todos gritan y nadie tiene razón. ¡Pero crean!

“Nuestra mayor flaqueza está en desistir. El camino más acertado para vencer es intentarlo una vez más”

Es preciso que tengamos la libertad de soñar nuestros sueños, de planificar nuestro camino e incluso, de correr el riesgo de que la primera o la segunda vez no salga bien, ¿a cuántos habéis conocido que no se rindieron y llegaron allá? Pues sabían que era posible, sabían que tendrían que tener libertad para intentarlo.

Sin esa libertad nos convertimos en prisioneros de nosotros mismos y seremos personas siempre angustiadas, amargadas, teniendo siempre un trabajo que no nos agrada y un camino que no nos interesa, y nos volvemos apáticos en relación a la vida.
Si no nos arriesgamos en busca de nuestra libertad, corremos el riesgo de terminar nuestro paso por este planeta Tierra sentados a la vera de un camino que otros han trazado para nosotros.

Yo nunca, a pesar de prisionero de mí mismo durante un cierto tiempo, he abdicado del derecho a mi libertad como persona, de soñar y ser feliz, hoy puedo decir que soy libre, hoy recuerdo mi pasado, el trabajo que tenía, las funciones y cargos que he adquirido a lo largo de la vida y sonrío aliviado, por nunca haber desistido.

Con la conciencia de que nunca, por más arduo que haya sido el camino hasta aquí, he dejado de ir en busca de mi libertad para ser feliz. Y tengo la seguridad de que no terminaré sentado a la vera de un camino que no he trazado para mí.

Piensa en esto.


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