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Nueva lectura de nuestra infancia desde un enfoque reencarnacionista

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 14/01/2012 10:46:01


por Mauro Kwitko - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

La Psicología tradicional busca la causa de todo en la infancia de sus pacientes. Nosotros procuramos comprender la infancia desde el enfoque reencarnacionista. Para la visión oficial, ella es el inicio de la vida; para nosotros, es la continuación; siendo así, tiene una estructura organizada por el Universo, según las Leyes Divinas. Debemos entenderlo, y hablar sobre ello a nuestros hermanos en el consultorio. El día de mañana ¿será aleatorio, o será la continuación del de hoy? El año que viene ¿no será la continuación de este año? Nuestra próxima encarnación será la continuación de la presente. Si a alguien no le gustó su infancia, ¿por qué la necesitó? ¿Por qué la mereció? Todo en nuestra vida lo hacemos nosotros mismos y nuestra infancia es la que necesitamos para empezar a percibir nuestras inferioridades, es donde empezamos a reconocernos.

¿Por qué uno nace en familia rica? ¿Y otro en una favela? Muchas personas refieren que su infancia fue muy dura, que pasaron dificultades, tanto de orden afectivo como económico, problemas con uno de los padres o con ambos, o bien con otras personas. Muchas arrastrarán esos traumas el resto de su encarnación influyendo gravemente sobre su comportamiento. La mayoría de las dolencias crónicas, como asma, reumatismo, problemas cardíacos, digestivos, renales, etc., surgen por cuestiones de la infancia y encontramos en esas personas, por detrás de los síntomas físicos, bloqueos emocionales, como amarguras, resentimientos, miedos, enojos, tristeza e inseguridad. Y los sentimientos vienen de los pensamientos, y éstos vienen del Ego, o sea, la ilusión de la ilusión. Y mientras tanto, la Medicina del cuerpo físico se para a tratar únicamente los órganos, las partes, buscando sus villanos: las bacterias y los virus.

Los enfermos, incluso los reencarnacionistas, consideran que los síntomas emocionales tienen su origen allá en el inicio de esta actual trayectoria terrena. Pero la experiencia de las regresiones demuestra que si esos sentimientos y esas tendencias son intensas, ya han nacido con nosotros y han sido aflorados, no generados, durante la infancia por las situaciones “injustas”. Sabemos que el resentimiento, la ira, el miedo, la inseguridad, etc. son los factores causales más frecuentes de las dolencias crónicas… entonces ¿cómo resolver esto? Ahí entra la Psicoterapia Reencarnacionista para el esclarecimiento de nuestras cuestiones kármicas y reencarnatorias. Debemos ayudar a las personas en tratamiento a rehacer la lectura de su infancia, a comprender las Leyes que estructuran una infancia, la Ley del Retorno, la Ley del Merecimiento, la Ley de la Necesidad. Esas Leyes hacen que pasemos por situaciones que provocamos en otras vidas (abandono de hijos, por ejemplo), que vivenciemos lo que hicimos a otros, nos hacen pasar por lo que tenemos merecido, por lo que necesitamos.

Debemos recordar a las personas en tratamiento que no nacimos perfectos, sino que traemos resentimientos y características inferiores para intentar aquí mejorarlos, o eliminarlos. Debemos mostrarles que no deben continuar en la creencia de que toda aquella amargura suya, aquella ira, aquel miedo o inseguridad, nacieron en su infancia, como si hubiesen nacido perfectos, como si no hubiesen traído esos sentimientos consigo al nacer. La Psicología oficial ha creado una concepción (no-reencarnacionista) de que todo lo nuestro ha surgido en la infancia, y hacer que las personas se liberen de esa ficción no es una tarea fácil. Es como el mito de la pureza en el niño… pero ¿qué pureza? Únicamente un ser perfecto, como Jesús, puede haber sido un infante puro; nosotros no tenemos esa pureza, solo ocurre que nuestras imperfecciones e inferioridades aún están latentes, aguardando las celadas y los percusores para manifestarse.

El psicoterapeuta que es reencarnacionista debe saber y recordar a las personas que padre y madre también son Espíritus y que, más que probablemente, venimos encontrándonos frecuentemente en estos tránsitos terrenos, y que ellos también están aquí intentando eliminar sus imperfecciones, buscando purificarse. Debemos reconocer en nosotros los rótulos temporales e ilusorios de la encarnación y hablarles de ellos, ya que es preciso comprender que nadie es padre, madre, hijo, hermano, marido, esposa, etc.; solo ocurre que las Personalidades terrenas se creen que lo son. Recordándoles esas verdades obvias y haciéndoles comprender que no hemos nacido puros, estando enteradas de la relatividad de los rótulos, entramos en conversación sobre el por qué de haber nacido en aquella familia, en aquel ambiente, hijo de aquel padre, de aquella madre, sobre la causa de estar pasando por tal o cual situación, etc. El objetivo es ayudarles a comprender lo que es estar encarnados aquí, en un Plano Físico, de naturaleza pasajera, a enfrentar esas situaciones, a superarlas, y mostrarles que, en tornándose vencedores de su destino, alcanzarán la meta única de la Reencarnación: la evolución. Y esto se alcanza o no, dependiendo de la actuación de nuestra Personalidad Inferior, lo cual es directamente proporcional a nuestros pensamientos y sentimientos, y al alineamiento con nuestra Esencia por medio de la rendición del Ego. El gran error es olvidarnos de quienes en realidad somos y caer en la postura de víctima, en el sentimiento de “pobrecito de mí”, de estar sufriendo injusticia, gran causa de las dolencias emocionales y mentales y sus posteriores repercusiones físicas.

Tenemos la infancia que necesitamos y esa es una de las tareas del psicoterapeuta reencarnacionista: enseñar a la gente a releer su infancia desde el enfoque de la Reencarnación. La infancia es la continuación de la vida anterior y es lo que la Perfección quiere que vivenciemos aquí en la Tierra, esta vez. Los percusores empiezan en la infancia y si bajamos desde la Luz para vivenciar los que hacen falta para hacernos ver lo que tenemos que mejorar en nosotros, ahí está el primer escenario donde vivenciaremos los percusores. La mayor parte de los enfermos tropiezan en los percusores, pues leen su infancia como un inicio y, frecuentemente, no se conforman con ella, no la aceptan, aunque no se preguntan: ¿Por qué he venido hijo de ese padre? ¿Por qué Dios me envió para esa madre? ¿Por qué soy hermoso? ¿Por qué soy feo? ¿Por qué soy alto? ¿Por qué soy bajito? ¿Por qué soy Blanco? ¿Por qué soy negro?La pregunta “¿por qué?” nos ayuda a comprender un poco de nuestra infancia y de las personas que acuden a nosotros en el consultorio. El merecimiento es una de las claves de esa comprensión. La necesidad es otra. Y el retorno, la tercera clave. Podemos abrir las puertas para la comprensión de la infancia mediante la nueva lectura reencarnacionista. Esa perspectiva de la Psicoterapia Reencarnacionista ensancha mucho nuestra posibilidad de realmente aprovechar una encarnación. Pero recordad: primero en uno mismo, después en los demás.

Y recordemos también que estamos preparando nuestra próxima infancia… ¿De qué vamos a necesitar en ella?


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