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Padres de buenas con la espiritualidad, hijos de buenas con la vida

por Adília Belotti em STUM WORLD
Atualizado em 03/10/2006 14:44:38


Traducción de Teresa - [email protected]

Sabemos todo sobre educación de críos, psicología infantil, comportamiento de adolescentes, ¿no es cierto? Todo está al alcance de la mano. Basta un clic (literalmente) y un increíble universo de informaciones cae en nuestro regazo.
Y allí nos quedamos, engullidos por la perplejidad, preguntando: “Al fin, con tantos recursos, con tanta información, ¿por qué no acertamos siempre? ¿Por qué tenemos esa sensación de que algo ha salido mal?

Películas como Kids (¿te acuerdas de esa?) o como otra, a la cual mi hijo de 18 años me hizo asistir, “Réquiem por un sueño”, muestran a críos y jóvenes arrojados a un mundo siempre muy oscuro y del que mal se dan cuenta, de tan intoxicados por las drogas y por el escapismo más brutal. ¿Cómo han crecido aquellos bebés risueños para volverse así? ¿Dónde hemos perdido el contacto con ellos?

Nadie discute que somos todos bienintencionadas criaturas que procuran dar lo mejor a sus hijos. Entonces ¿qué es lo que puede estar faltando? Para algunos estudiosos, la respuesta es clara: en el afán de proveer a los hijos con tanto conocimiento y tantos cursos, juguetes, entrenamientos, aparatos, idiomas, los padres se han olvidado de mirar para dentro de sus chiquillos y observarlos tal como verdaderamente son: seres espirituales.

En esa línea de pensamiento, Mimi Doe, una especialista en educación y autora de varios libros y de programas infantiles no violentos para televisión, hace una afirmación inspiradora: “La espiritualidad es la base a partir de la cual nacen la autoestima, los valores, la ética y la sensación de formar parte de algo. Es la espiritualidad quien determina el sentido y el significado de la vida.” ¡Bingo!

Otros estudiosos se hacen eco. Spiritual Parenting (una expresión difícil de traducir, pero que vendría a significar algo así como paternidad / maternidad espiritual) es una idea que abre muchas posibilidades y ya ha aportado, por estos parajes nuestros, algunos textos publicados en portugués.

He tomado el libro de Mimi Doe para leerlo, lo confieso, con algo de desconfianza (¡detesto libros de fórmulas preparadas, son un insulto a nuestra inteligencia!).
No he quedado nada decepcionada. Al contrario, el libro está lleno de ideas para que rescatemos el carácter sagrado de esa tarea tan antigua que es criar hijos.

Hubo un tiempo en que nuestros hijos eran nuestra única garantía de inmortalidad. A través de ellos nos sentíamos proyectados hacia el futuro, eslabones de una cadena sin fin. Los gestos repetidos, las enseñanzas, los ejemplos, las historias contadas, las recetas, las fiestas, las tradiciones, todo era parte de un legado que transmitíamos a los críos, pero que, en verdad, no nos pertenecía.
Los padres eran un puente entre el pasado y el futuro. Y criar hijos era transmitir la herencia de la especie, de la mejor forma posible, porque cada uno de nuestros actos era apenas un movimiento en la gran danza del universo.

La propuesta de Mimi es rescatar ese sentimiento de que educar hijos puede ser, todavía hoy, un verdadero milagro. No, no es nada esotérico, ni específico de esta o de aquella religión. Al contrario, abrir un espacio a la espiritualidad en la relación con los críos es hacer cosas sencillas, como crear un ambiente agradable y receptivo a la hora de la cena o marcar un día al mes para “estar en familia” de modo diferente. Juntos, tal vez tú y él os animéis a aprender a meditar, a valorar la bondad y la compasión a través de las buenas acciones, a sacar del cajón aquella idea de participar en un proyecto comunitario.

Otra idea importante: dejar que nuestros pequeños nos inspiren. Ellos están naturalmente conectados con esa forma de espiritualidad. Y si estamos más atentos, podemos aprender mucho con su poderosa intuición.

Hugo Prather, otro autor, confirma que esa es la primera regla de oro para quien quiera tornarse un padre (o madre) más espiritual: los críos están cercanos a Dios y pueden ayudarnos mucho a encontrarlo. Esto no quiere decir que ellos no necesiten disciplina, orientación o firmeza. Pero significa que ser padres no nos torna automáticamente sabios y que debemos ir con calma antes de creer que sabemos siempre qué es lo mejor para los niños. En verdad, nosotros tan sólo recorremos juntos el mismo camino y hemos sido escogidos para la posición de guías no porque seamos superiores, sino porque conocemos mejor el mundo. Sólo por eso. Desde el punto de vista de Dios, ese bebé que sujetas con tanto cuidado, puede ser tan sabio como tú, aunque sea función tuya amantarlo y cuidar de él hasta que pueda hacerlo por sí mismo.

Vamos a charlar más acerca de esto en cualquier momentito, pero, por hoy, he pinzado algunas ideas del libro de Mimi Doe para compartirlas contigo.

1.-Deja a un lado tus viejos programas de educación, los errores cometidos por tus padres, los “deberes” y “obligaciones” que se han ido infiltrando en tu modo de educar. Tú eres tú mismo y tu hijo es él mismo. Vosotros dos habéis sido reunidos por Dios por algún motivo. Créeme, tú y tu pequeño habéis sido, literalmente, hechos el uno para el otro.

2.-Enseña a tu hijo a desarrollar la concentración en el pensar. Pon como ejemplo una linterna o un foco de luz que corta la oscuridad. Los pensamientos de él son como ese rayo de luz atravesando el universo, juntando e iluminando sus deseos. Esa imagen ayudará a tu hijo a entender que nuestros pensamientos pueden provocar grandes cambios en nuestra vida.

3.-Busca lo maravilloso fuera de lo trivial. Celebra juntamente con tu hijo los acontecimientos admirables de cada día. Inventa rituales, motivos para celebrar, llena tu casa con música, baila, camina bajo la lluvia. Si te faltasen ideas, toma prestadas algunas de las fantasías de tu hijo. Ciertamente a él le encantará compartir esos tesoros contigo.

4.-Las palabras son importantes. Úsalas con cuidado. En general, ellas reflejan nuestro modo de estar en el mundo. Instituye en tu casa la norma de no permitir rebajamientos ni burlas. La mofa es un medio seguro de arrasar el espíritu.

5.-Haz de cada día un nuevo comienzo. Por peor que haya sido el día de hoy, mañana es un nuevo día y nadie sabe ni puede garantizar lo que habrá de traer. Da de regalo a tu hijo un día lleno de posibilidades, un día sagrado. Un día para ser saboreado minuto a minuto, intensamente.


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adilia
Adília Belotti é jornalista e mãe de quatro filhos e também é colunista do Somos Todos UM.
Sou apaixonada por livros, pelas idéias, pelas pessoas, não necessariamente nesta ordem...
Em 2006 lançou seu primeiro livro Toques da Alma.
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