Para ser engañado, ¡rellena este cupón con tus datos!
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 13/10/2007 08:20:15
Traducción de Teresa - [email protected]
¡¿Qué cupón!? ¡¿Cómo es eso!? ¡¿Por qué querría yo ser engañado!?
Ojalá te hayas hecho preguntas parecidas a esas al leer el título de este artículo. Al fin y al cabo, ¿será cierto que a alguien, en su sano juicio, le guste ser engañado? ¡Parto del principio de que no!
La gran mayoría de nosotros inicia relaciones, ya sean de aparcería profesional, amistad, noviazgo, o bajo cualquier otro nombre, deseando que la base de ellas sea – entre otros predicamentos - ¡la sinceridad! ¡Es más, una de las cualidades que más valoramos en una persona es precisamente su capacidad de decir la verdad!
No obstante, habremos de descubrir, a lo largo de las innumerables experiencias que vivamos, ¡que la mente miente! O sea, nuestro complejo y todavía misterioso cerebro (un enmarañado de consciencia e inconsciencia) crea mecanismos de defensa o estrategias de ataque que pueden ser, ante todo, peligrosas y eficientes armadillas. Una de ellas – y más común de lo que imaginamos – es una especie de petición para que seamos engañados.
¿¡¿Lo pedimos?!? Si, lo pedimos, aun sin tener la menor noción de que lo estamos haciendo. En el ansia de amenizar ciertos sentimientos (soledad, baja autoestima, carencias...) o de experimentar ciertas sensaciones (aceptación, acogimiento, seguridad...), creamos una realidad que, ¡en verdad no existe!
Proyectamos sobre alguien o sobre alguna situación aquello que nos gustaría vivir y sentir, y juzgamos – ingenua y equivocadamente – que nuestro deseo se ha convertido en realidad, y que la vida nos ha regalado la oportunidad de, al fin, ser felices.
Es la armadilla de la idealización: pasamos a vivir una historia “ideal”, creada y alimentada por aquellos sentimientos y sensaciones que ya he citado antes, tal como siempre habíamos deseado que fuese; y embriagados por nosotros mismos, nos rehusamos a reconocer la historia tal como realmente es. Nuestra mente pasa a percibir, sentir, y llegar a conclusiones, no a partir de lo que está de veras ocurriendo, sino a partir de una proyección de este ideal, o sea, de una ilusión...
Dependiendo de cuánto la alimenten también aquellos que están envueltos en esa ilusión nuestra, e igualmente dependiendo del tiempo que tardemos en “caer de la burra”, los estragos pueden ser grandes. Aquí cabe muy bien el refrán “cuánto más alto subas, mayor será el tortazo”.
¿Cómo no rellenar el cupón? ¿Cómo no idealizar? ¿Cómo no engañarnos o no permitir que alguien nos engañe? Bueno... todo empieza por el coraje. Todos nosotros podemos ser corajosos, aun cuando tengamos miedo. Coraje no es la ausencia de miedo, sino el reconocimiento de nuestra capacidad de superación.
Claro que no es fácil lidiar contra la soledad, la carencia, la baja autoestima, la inseguridad, entre otros sentimientos que nos ponen frente a frente con nuestras limitaciones; pero con dedicación y persistencia podemos aprender... y tenemos toda la vida para ello, ¡aunque lo prudente sea comenzar cuanto antes!
Por lo demás, si tienes la sensación de haberte engañado o de haber sido engañado más veces de las que te hubiera gustado, fíjate en las señales. Si tu voz interior (o intuición) te dice, en algunos momentos, que vayas con calma, ¡ve con calma! Si las personas que te aman te avisan acerca de lo improbable de esta situación, ¡mantente alerta! Si la situación vivida te parece “la curación que ha caído del cielo”, que va a salvarte de todas tus angustias, cuestiónate: ¿no será que estás huyendo de ti mismo? ¿No será que estás evitando tener que enfrentarte a tus dolores, optando por un atajo que parece conducirte a una “felicidad” bastante más rápida?
Y mantén el corazón bien abierto – ¡la respuesta vendrá! Tal vez descubras que lo que podría haberse configurado como un gran engaño es, en realidad, la ocasión de aprender algo muy precioso. Pero, si, desgraciadamente, descubres que es demasiado tarde y que realmente te has dejado engañar, corre tras el perjuicio, rompe el cupón que has rellenado y ármate de valor para abandonar el lugar de víctima y hacerte dueño de tu propia historia...
