Menu

¿Por qué volvemos?

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 25/07/2013 08:13:48


por Christina Nunes - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

Esta semana, por fin de vacaciones, utilicé un ejercicio espiritual delicioso y eficiente para situaciones específicas. ¡Es excelente para momentos de relax tras períodos prolongados de tensión, o agitación, o al recogernos para el desprendimiento nocturno!

En ocasiones de aislamiento, cierro los ojos ¡y conscientemente me desprendo! Salgo viajando espiritualmente por ahí, a donde yo quiera: a un lugar tranquilo que me atraiga el espíritu necesitado de sintonía con la paz, con la belleza y la serenidad. Así, casi instantáneamente, ¡allí estaba yo en un islote en medio del mar azulino, en día soleado! A lo lejos, muy distante, se entreveía el aglomerado, casi invisible por las nieblas de la mañana, de los edificios de la ciudad dinámica, ¡cuyos ruidos ya no me alcanzaban los sentidos!

Alrededor, para mi profundo deleite, la vegetación exuberante bordando el cuadro hipnótico; ¡tan sólo el ir y venir de las olas encharcando las arenas claras y frescas, de textura agradable, donde se hundían mis pies bajo las tibias ondas rasas! ¡El rumor de las marolas explayándose con espumas blanquecinas en la extensión desierta del rincón paradisíaco actuaba sobre mi estado de alma como un bálsamo, de capacidad infalible para apaciguar la rueda viva de los pensamientos, arremolinados en torbellino en la mente inquieta! Ante ese escenario idílico, por tanto, todo en mí se diluía, se desvanecía como nieblas dispersadas por las claridades matutinas, validando la necesidad siempre presente, siempre útil, de dejarse ir.

¡Dejar-se ir!

Poco a poco se realzaba a mis percepciones el sentimiento apaciguador de la libertad plena y de la solitud. Allí, en aquel islote acogedor, perfumado por las brisas marinas revoloteando por entre los follajes de los bosques cercanos, crecía la noción de que las preocupaciones cotidianas, los retos, el ruido constante de las grandes ciudades con su agitación caótica no son necesariamente consistentes, reales - ¡a no ser en la duración del tiempo en que le prestamos nuestra dedicación, atención, y el concurso de nuestros sentidos! Tomaba cuerpo, así, la certidumbre de una realidad más vívida, más auténtica - la de que la serenidad es patrimonio individual rescatable a nuestro gusto, y en cualquier momento, ¡si sabemos recurrir bien al estado de recogimiento que nos ayude a recapturar nuestra esencia existencial más legítima! ¡Despojados de todos los papeles periódicos que el contexto de nuestros caminos evolutivos nos imponen, para aprendizaje y perfeccionamiento individual!

¡Silencio absoluto! Algún que otro chillido de las gaviotas. El rumor tranquilizante de los flujos marinos en las arenas. El soplo de las brisas frescas. Y, a lo lejos, la silueta citadina casi indistinguible en medio de las brumas, extrañamente despojada de los ruidos aturdidores que le son característicos con nuestra cercanía, ¡con la extrema intimidad de sus enredos!...

¡Despacio, con el pasar del tiempo en que estuve sentada en la alfombra mullida de aquellas arenas blancas, en pleno estado de sintonía con la extremada belleza espiritual del lugar, paralelamente emergían a mis sentidos internos, pese a todo y con clareza sorprendente, las imágenes representativas de la mayor causa por la cual, del mismo modo, retornamos, alternada y voluntariamente, de las estancias dimensionales verdaderas de nuestra procedencia, a los escenarios de la materialidad terrena!

¡El amor!

¡Sí! Porque en aquella estancia repleta de paz, a medida que mi espíritu se apaciguaba y recapturaba la sintonía con la luz divina inherente a todo en la Creación portentosa de los universos, ¡emergían suavemente a mi retina espiritual los rostros adorados! Allá, en la distancia, en el enmarañado de los edificios desvaídos. ¡Allí estaban todos! ¡Mis dos hijitos amados! ¡Mis padres! ¡Amigos queridos... familiares!...

¡Qué poderoso imán!...

En las ciudades lejanas de aquel remanso transitorio del alma proseguían los amores valiosos de mis vivencias, inmersos en sus compromisos, responsabilidades y eventuales aflicciones; ¡o reunidos en instantes de esparcimiento o de relax! ¡En constante interactividad! ¡Unos en apoyo o complemento de los demás! En un continuo proceso de aprendizaje mutuo, cada uno de ellos contribuyendo con su participación única en toda la existencia, ¡sin pasar factura! ¡Con su tonalidad propia, todos aquellos que me son queridos allá permanecían! Y ahora, en paz, visualizaba con mayor claridad el deseo y la necesidad de regresar a donde estaban todos; ¡de auxiliar, de participar, a ejemplo de cada uno de ellos, con mi colaboración personal!

¡El humor, el modo de ser, las diferencias de cada uno constantemente me alimentan el espíritu con enseñanzas nuevas para el Arte grande de la expansión de conciencia! Se trata, por lo tanto, de un proceso simbiótico, durante el cual no podemos prescindir de ninguna de las partes, importantes, a su manera, ¡como joyas exclusivas de Dios! Y entonces, allí me hallaba yo, tranquila ya, dueña de la paz residente en mi espíritu - poco a poco atraída de nuevo a su convivencia, ¡como las mariposas naturalmente buscan la nutrición del calor de la luz!

¡Y claramente se reveló que no existe, entre una y otra cosa, diferencia apreciable!

Una vez desencarnados, acogidos por maestros y amigos inigualables que también nos buscan y amparan en los sectores dimensionales genuinos que representan, en cualquier época, nuestra destinación final, ¡nos veremos indisolublemente ligados por el corazón a estos que tanto nos dicen! ¡Pero de una forma o de otra, en algún instante desearemos retornar para el intercambio constructivo de afectividad! Vía reencarnación renovada a su lado, con nuevos rostros, o en situación de amparadores o de mentores en la invisibilidad, los seres adorados ciertamente nos magnetizarán hacia su encuentro para la simbiosis de amor que nutre nuestros espíritus de esta soberana sustancia evolutiva a lo largo de la eternidad - al igual que los rayos solares inundan de la Vida abundante todas las manifestaciones del Creador en la Tierra; ¡lo mismo que también, siempre, las mariposas de colores revolotearán festivamente en torno a las flores y el calor vigorizador de los focos brillantes de la luz!


estamos online   Facebook   E-mail   Whatsapp

Gostou?   Sim   Não  
starstarstarstarstar Avaliação: 5 | Votos: 1


clube WebMaster é o Apelido que identifica os artigos traduzidos dos Associados ao Clube STUM, bem como outros textos de conteúdo relevante.
Visite o Site do Autor

Saiba mais sobre você!
Descubra sobre STUM WORLD clicando aqui.

Deixe seus comentários:



Veja também

As opiniões expressas no artigo são de responsabilidade do autor. O Site não se responsabiliza por quaisquer prestações de serviços de terceiros.


 


Siga-nos:
                 


© Copyright 2000-2024 SomosTodosUM - O SEU SITE DE AUTOCONHECIMENTO. Todos os direitos reservados. Política de Privacidade - Site Parceiro do UOL Universa